El trasplante preventivo de riñón
Una alternativa para una mejor calidad de vida. Por el Dr. Raúl Pidoux (MN 108113), médico nefrólogo, secretario de la Sociedad Argentina de Nefrología.
Cuando la Enfermedad Renal Crónica (ERC) se encuentra en sus estadios más avanzados, lo que los médicos nefrólogos conocemos como «etapa 5», los riñones de la persona que la padece presentan daños severos y ya no depuran los desechos de la sangre, éstos se acumulan y causan otros problemas en el organismo, como presión arterial alta, anemia, entre otros. ¿Cuáles son las alternativas que se presentan en estos casos?
Tras el análisis y el estudio de cada paciente, el profesional médico debería ofrecer opciones pertinentes para sustituir la función renal, las cuales básicamente son 3: la hemodiálisis, la diálisis peritoneal y el trasplante renal. Sin lugar a duda, la mejor alternativa es el trasplante, aunque no suele ser una de las primeras elecciones.
El trasplante de riñón se puede realizar de 2 formas: con un donante vivo o con uno fallecido. En el primer caso, cualquier familiar del paciente puede ser donante si así lo expresa, y en el caso de no serlo se debe pedir una autorización judicial que avale la voluntad de donar por una cuestión altruista. De esta manera, se asegura la legalidad y la transparencia. En caso de tratarse de un donante fallecido, el paciente debe estar en lista de espera hasta que la compatibilidad del órgano se haga efectiva.
Desde hace un tiempo, la legislación argentina permite que el paciente con insuficiencia renal crónica en etapa 5 – estadio terminal, pueda ingresar a la lista de espera con algunos requisitos sin estar en tratamiento dialítico. Esto representa un gran beneficio ya que se trata de un tratamiento sustitutivo de la función renal a través de un trasplante preventivo sin tener que pasar por diálisis, lo que conlleva a una mejor calidad y sobrevida del paciente como así también, del injerto (que en este caso se trataría del riñón).
La donación de órganos es un acto de generosidad y solidaridad que para muchos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El lema «Donar órganos salva vidas» es conocido por todos, pero aún hace falta hacer hincapié y fomentar la donación en vida. Hoy en día, esto es posible para quienes necesitan recibir un riñón. Estudios exhaustivos se realizan a quienes se ofrecen como donantes justamente para no generar en quienes vayan a recibir este órgano problemas a futuro. Se busca que tanto el donante como el receptor tengan un excelente estado de salud luego de la intervención. Es por eso que ambas partes pueden realizar el proceso con total seguridad.
La ERC afecta la calidad de vida del paciente en muchos sentidos, al igual que la de sus familiares. Por eso, luego del trasplante, la persona y su entorno gozan de una vida plena, normal, con todos los privilegios para poder estar con sus familiares en armonía. Es hora de dejar de lado los miedos y los mitos, y considerar a conciencia la posibilidad de donar. No quedan dudas que la donación de órganos es un regalo inigualable que puede cambiar la vida de las personas, otorgándoles una segunda oportunidad.
De esto se trata hacer visible lo invisible. Hablar de la enfermedad renal no solo implica promover la toma de conciencia sobre la importancia de cuidar los riñones y adoptar hábitos de vida cada vez más saludables. Sino también, de conocer las alternativas de tratamiento que existen cuando esta enfermedad se vuelve crónica o atraviesa sus estadios más avanzados. Tener una mejor calidad de vida es posible. Promovamos el trasplante preventivo de riñón.
Fuente: Télam