“La sociedad premia tener unas gotas de psicopatía”
Numerosos gurús de las redes sociales proclaman el estoicismo, o mejor dicho, el neoestoicismo. El psicólogo Víctor Amat, conocido por su visión punk de la psicología positiva o happy flower, advierte de las incongruencias de este movimiento.
“Está ocurriendo en todo el mundo occidental y cada vez es más frecuente que nos comportemos como gilipollas en masa”. Esta es una de las primeras frases que se pueden leer en el libro Antimeditaciones (Vergara, 2024) de Víctor Amat, que sigue la saga de Psicología Punk y Autoestima Punk. Con este estilo tan brutal y directo, el psicólogo punk se rebeló primero contra el pensamiento positivo y su imposición de la felicidad y ahora se ha propuesto desmontar las contradicciones del neoestoicismo, que últimamente ha alcanzado una gran popularidad gracias al altavoz de las redes sociales.
Amat es licenciado en Psicología y ejerce como terapeuta y formador desde hace muchos años, pero su primera profesión fue otra: en su juventud fue campeón europeo de kick boxing y considera que su experiencia como luchador y entrenador le ha servido para curtirse como psicólogo especializado en estrategia y persuasión.
Contra el neoestoicismo y a favor del pensamiento crítico
Para el psicólogo punk, Marco Aurelio y sus Meditaciones, junto al resto de los filósofos estoicos, tuvieron su momento. “La diferencia entre los estoicos de antes y los de ahora es que los de antes sí eran estoicos”, apunta en una entrevista con CuídatePlus. El neoestoicismo o estoicismo 2.0 sería el que propugnan quienes “están intentando vendernos la moto de que hay que ser un tipo duro y yo pienso que eso es más de lo mismo de lo que vienen diciéndonos en la psicología positiva”.
Según explica en su nuevo libro, “la psicología happy flower ha intentado que, si estás mal, sientas otra cosa. O lo que es lo mismo, ‘no tienes motivos para estar jodido, así que sonríe y agradece a la vida la oportunidad de aprender algo de esto’”. Frente a esta concepción, el neoestoicismo opone otro discurso: “No tienes motivos para estar jodido porque cómo reaccionas a lo que te pasa depende solo de ti. No sientas y ya está”.
Amat aclara, en primer lugar, que cada sentimiento, como la tristeza, el miedo o el sufrimiento, tiene su lugar y no hay razón para transformarlos o negarlos. Al contrario, es necesario validarlos. Pero, más allá de eso, encuentra incongruente el movimiento estoico 2.0. “Para el estoico, una de las claves de la virtud es la humildad”, señala. Algo que muchos influencers que supuestamente abrazan esta filosofía no tienen: “En el momento en el que alguien tiene una cuenta de instagram para enseñarte que tiene un gran coche y que gracias al pensamiento estoico ha logrado comprarlo, en realidad, no está teniendo ese punto de templanza y de humildad que tiene que tener una persona que se guía por los principios del estoicismo”.
En el fondo, asegura, “la sociedad capitalista está encantada de un discurso en el que la gente no se queje -tenga esa capacidad de soportar el malestar- y en el que la productividad sea el elemento básico”. No hay que olvidar, agrega, que el estoicismo, “en el fondo, es una filosofía para esclavos, con la que los pudientes de Roma y de Grecia les dicen a los esclavos que soporten su situación con dignidad; no los alientan a la rebelión porque no les interesa”.
Víctor Amat considera que no hay que negar las emociones, sino vivirlas. (Foto: Shutterstock)
La necesidad de ‘vivir’ las emociones
Basándose en sus 25 años de práctica en psicoterapia, Amat afirma que las emociones “hay que vivirlas y la madurez llega cuando uno sabe qué cantidad de emoción tiene que poner en cada cosa”. Así, por ejemplo, si alguien tiene miedo, “no se trata de vivir sin miedo, sino de que el miedo le permita llevar a cabo las cosas que quiere hacer”.
El miedo nos acompaña toda la vida porque “es una emoción humana, igual que la tristeza o la alegría”. Partiendo de esa constatación, la flexibilidad emocional consiste en “reconocer una emoción y sostenerla para poder seguir viviendo, trabajando, amando…”.
En opinión de Amat, el movimiento neoestoico insta a desconectar “de algo tan humano como que la vida nos afecte”. Y eso es “el estoicismo mal entendido”.
Más consuelo y menos consejos
Otro aspecto en el que hace especial hincapié es el que se refiere al consuelo y la empatía. En este punto, aclara que lo que busca con sus libros “no es dar consejos, ni recetas, sino que la gente se pare a pensar”, ya que cree que “nos estamos cargando el pensamiento crítico”.
Cuando alguien se queja por algo, las personas de su entorno suelen reaccionar ofreciéndole consejos. Pero, en realidad, no está buscando soluciones, entre otras cosas porque muchas veces no hay salida o no está al alcance de la mano. “Voy a decirte algo: cuando te quejas, buscas más consuelo que consejo”, explica el psicólogo. Frente a ello, la actitud más apropiada es muy sencilla: “Cuando alguien expresa su infortunio, laméntate con él un rato”. Las palabras clave son: compasión, acompañamiento, empatía.
Ante una situación difícil, los libros de autoayuda suelen conminar a “ofrecer la otra mejilla, dar tu mejor versión o ver el lado positivo”. La realidad, según Amat, es que sentirse desbordado ante la adversidad o sentir “dolor frente a una situación injusta es una muestra de salud mental”.
Empatía y psicopatía en la sociedad actual
El psicólogo considera que hay algo (o bastante) de cierto en la aserción “confío en la persona, pero no en la humanidad”. De hecho, cree que la sociedad “premia tener unas gotas de psicopatía”. En otras palabras: “Ser un poco psicópata es muy funcional y la compasión o la empatía pura no son tan funcionales”.
Estos y otros aspectos de la sociedad contemporánea le han llevado a adoptar “una mirada escéptica del mundo”, que no está mal siempre y cuando “seas capaz de conectarte con él”. Es decir, no se trata de justificar la inactividad o “descartar todo de entrada”, pero sí de ser más analítico y crítico precisamente porque “el mundo te interesa”.