Diagnóstico precoz y trabajo multidisciplinario

El cáncer de vejiga, una de las enfermedades oncológicas más comunes, sigue siendo un gran desconocido pese a su alta incidencia y mortalidad. Con más de 22.000 nuevos casos anuales en España, su abordaje exige diagnóstico precoz y un enfoque multidisciplinar. Conecta GU es un documento de consenso que incide en la importancia de ese abordaje multilateral para salvar vidas.

por Francisco Goiri Alba

El cáncer de vejiga es uno de los tumores con mayores niveles de incidencia y prevalencia (en el mundo, en Europa y en España) y, paradójicamente, uno de los más desconocidos entre la ciudadanía.

El primer paso para combatir al enemigo es identificarlo, saber dónde se esconde y cómo, y desvelar su estrategia de ataque. Dentro del cáncer de vejiga, el más frecuente es el llamado carcinoma urotelial, que afecta a las células del epitelio que cubre la vejiga y el resto de las vías urinarias (el urotelio). La mayoría de los tumores se desarrollan de forma superficial y responden a tratamientos conservadores, pero aproximadamente un 25% de los carcinomas uroteliales son o evolucionan hacia tumores músculo invasivos (CUMI).25.000

Cada año en España se diagnostican unos 25.000 nuevos casos de cáncer de vejiga

El síntoma más frecuente de la enfermedad es la hematuria o presencia de sangre en la orina, y el factor de riesgo más importante -como ocurre en muchos otros tumores-, el tabaquismo, hasta el punto de que el riesgo de padecerlo se multiplica por 4 en el caso de los fumadores. La exposición ambiental u ocupacional a determinados agentes químicos también influye como factor desencadenante, aunque menos: está en la raíz de aproximadamente un 20% de este tipo de tumores. 

Si la información es prevención y la prevención es capital para combatir la enfermedad, paliar el desconocimiento del ciudadano medio sobre el cáncer de vejiga es vital para el sistema sanitario español. No en vano, de acuerdo con el informe de la Sociedad Española de Oncología médica (2023, España es uno de los países europeos con una de las mayores tasas de incidencia y mortalidad por esta patología: es el quinto tumor en incidencia y el cuarto en prevalencia en nuestro país, con alrededor de 22.000 nuevos casos anuales (más de 18.000 de ellos en varones), y responsable directo de unas 4.300 muertes al año, casi 4 veces más que las causadas en carretera.

El quinto tumor en incidencia en España(Estimaciones para 2024)

Cáncer de colon y recto

Cáncer de mama

Cáncer de pulmón

Cáncer de próstata

Cáncer de vejiga

Con estas cifras en la mano, “realmente la sociedad debería saber de la existencia de esta enfermedad, y la Administración incidir en la importancia de la concienciación, la prevención y el diagnóstico temprano”. Lo dice Martín Lázaro, oncólogo del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo, y coautor de Conecta GU, un documento de consenso para el abordaje multidisciplinar del CUMI que firman cinco especialistas de otros tantos hospitales del Sistema Nacional de Salud (SNS) y de tres especialidades distintas (3 oncólogos, 1 urólogo y 1 patólogo). En definitiva, predican con el ejemplo de la multidisciplinariedad que reclaman.

El comité científico de ‘Conecta GU’ lo integran 5 especialistas de otros tantos hospitales de España, pero en su elaboración han participado 256 facultativos de 90 centros

Y es que si algo deja claro este documento es que ese abordaje multilateral puede salvar vidas. “El cáncer músculo invasivo de vejiga se ha convertido en un paradigma de tumor que requiere un tratamiento multidisciplinar desde el inicio mismo, cuando se diagnostica en fase localizada y potencialmente curable”, afirma Xavier García del Muro, coautor de Conecta GU y oncólogo de la Unidad de Cáncer Genitourinario del Institut Català d’ Oncologia (ICO). 

En la misma línea, Félix Guerrero-Ramos, urólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, recuerda que aproximadamente el 50% de los cánceres de vejiga músculo invasivos son curables con cirugía (cistectomía radical), y que la colaboración interdisciplinar es fundamental a la hora de planificar los tratamientos previos (neoadyuvantes) y posteriores (adyuvantes) a esa cirugía, “para ajustar los tiempos, planificar la fecha de la cirugía en función del tratamiento neoadyuvante que se haya elegido, consensuar si se va a hacer o no un tratamiento adyuvante…”.  

En todo ese proceso -añade Guerrero-Ramos-, además de los urólogos, tienen mucho que decir los oncólogos médicos y radioterápicos, pero también los radiólogos o los patólogos, y todos ellos reunidos en unos grupos de trabajo que, según Conecta GU, son imprescindibles: los comités multidisciplinares de tumores urológicos. 

El trabajo coordinado que se realiza en el seno de esos comités –apunta José Ángel Arranz, oncólogo médico del HospitalGregorio Marañón, de Madrid, y firmante también del documento de consenso- “es clave para el abordaje adecuado de la patología, para diseñar desde el principio la estrategia más adecuada para la patología de cada paciente, es decir, indicar los tratamientos idóneos en el momento correcto y para evitar demoras que empeoren el pronóstico del paciente”. 

Tratamientos

Además de precoz, el diagnóstico del cáncer de vejiga ha de ser muy preciso, porque hablamos de una enfermedad que comparte algunos de sus síntomas con otras patologías. Desde su dilatada experiencia, Rafael Luque, patólogo del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Jaén, alerta de la importancia de la coordinación entre especialistas para evitar retrasos indeseados.  

“Además de la hematuria, microscópica o macroscópica, hay síntomas, como la urgencia urinaria o la frecuencia en la orina (nicturia o disuria), que son comunes en otras situaciones, como las infecciones del tracto urinario, y que pueden provocar un retraso en el diagnóstico. Este retraso, por cierto, suele ser mayor en el caso de las mujeres, en las que el cáncer vesical es menos frecuente”, resume Luque.

Trabajadores del metal

Pintores

Trabajadores
del caucho y cuero

Trabajadores textiles

Mineros

Estas son algunas de las profesiones que se relacionan con un mayor riesgo de cáncer de vejiga

Los especialistas admiten que en las últimas décadas no se han producido espectaculares avances en el tratamiento del cáncer de vejiga ni, por tanto, en sus tasas de curación. La incorporación de la quimioterapia, a mediados de los años 80, marcó un punto de inflexión en el tratamiento sistémico de la enfermedad, pero la llegada de la inmunoterapia ha permitido aumentar el arsenal terapéutico contra la enfermedad y entreabrir, al menos, una puerta a la esperanza. 

Los tratamientos dirigidos, y especialmente la inmunoterapia, están logrando en los últimos años resultados que abren una puerta a la esperanza en el abordaje de estos tumores

“Los nuevos tratamientos dirigidos, y especialmente la inmunoterapia, están consiguiendo en los últimos años resultados muy buenos en el abordaje de estos tumores, tanto en la mejoría de la supervivencia de la enfermedad avanzada, como también en estadios precoces”, apunta Martín Lázaro. 

Guerrero-Ramos hace hincapié también en los beneficios de los últimos fármacos que se han incorporado, y que han duplicado la supervivencia de estos pacientes, “pero, aun así, necesitamos mejorar los tratamientos y evitar que el mayor número posible de pacientes fallezca de su enfermedad”.  

Para ello -añade el urólogo del Hospital 12 de Octubre-, no solo hacen falta medicamentos que ayuden a mejorar la eficacia de la cirugía, sino un abordaje de la enfermedad que, en la medida de lo posible, pudiera incluso prescindir en un futuro de la propia operación quirúrgica, “porque la cistectomía radical tiene un impacto significativo en la calidad de vida del paciente y presenta porcentajes de mortalidad perioperatoria que oscilan entre el 5% y el 7% en los tres primeros meses”.

Entre tanto, Lázaro recuerda que el uso de la inmunoterapia después de la cirugía (o en combinación con la quimioterapia previa a la operación) produce “beneficios evidentes” en las posibilidades de curación de la enfermedad localizada, “algo que debemos de tener muy en cuenta en una enfermedad como esta, con tratamientos que, hasta la fecha, eran menos efectivos”.