¿El dolor articular como predictor de lluvia?
Muchas personas aseguran que sus articulaciones actúan como “detectores de tormentas”, y que el dolor en días de humedad les hace saber cómo estará el tiempo. Aunque la ciencia aún debate esta conexión, factores como la presión atmosférica y la actividad física podrían ser clave
Para muchas personas, los días de lluvia y alta humedad se asocian con molestias en las articulaciones, especialmente en quienes padecen enfermedades reumáticas como la artritis.
Aunque esta creencia es ampliamente compartida, la ciencia aún no llegó a un consenso definitivo sobre si el clima es un factor desencadenante directo del dolor articular. ¿Qué hay detrás de esta conexión?
Cuál es la relación entre el clima y el dolor articular
Diversos factores climáticos parecen estar implicados en el aumento del dolor articular, aunque las causas específicas aún son objeto de debate. Uno de los elementos más mencionados es la presión barométrica.
Presión atmosférica, humedad relativa y temperatura son las variables más estudiadas en relación con estas molestias (Imagen Ilustrativa Infobae)
Según la Escuela de Medicina de Harvard, una caída en esta presión puede permitir que los tejidos alrededor de las articulaciones se expandan, ejerciendo presión sobre ellas y causando molestias.
Por otro lado, la humedad y el frío también fueron asociados con un incremento en el dolor. Estudios como un metaanálisis realizado en 2023 en China concluyeron que los pacientes con artrosis experimentaban más dolor en ambientes húmedos y con bajas temperaturas.
De manera similar, un estudio británico de 2019, citado por la Arthritis Foundation, encontró una correlación entre el dolor articular y factores como la humedad relativa y la presión atmosférica.
Además, el estilo de vida juega un papel importante: en días fríos y húmedos, las personas tienden a reducir su actividad física, lo que puede empeorar la rigidez y las molestias en las articulaciones.
Qué dice la ciencia sobre la relación entre el clima y el dolor articular
Enfermedades como la artrosis, artritis reumatoide y gota responden de manera diferente a los factores climáticos (Imagen ilustrativa Infobae)
Aunque existen numerosos estudios sobre este tema, los resultados son inconsistentes. Según la Sociedad Española de Neurología, es difícil aislar el impacto de variables como la humedad o la presión atmosférica de otros factores ambientales. En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Reumatología, Marcos Paulino, menciona que el 67% de los pacientes artrósicos afirma percibir cambios en sus síntomas con la humedad y el frío, pero insiste en la necesidad de investigaciones más precisas.
La biometeorología, una disciplina emergente que estudia la intersección entre fenómenos climáticos y salud, también ofrece perspectivas interesantes. Bea Hervella, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), señala que el hipotálamo, que regula la temperatura corporal, puede ser clave para entender la relación entre clima y salud. En condiciones de alta humedad, por ejemplo, el sistema de sudoración se ve comprometido, dificultando la regulación térmica y exacerbando ciertos síntomas.
En enfermedades como la artritis reumatoide y la artrosis, los estudios indican diferencias individuales en la sensibilidad al clima. Sin embargo, como explica Concha Delgado, jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Lozano Blesa, es más probable que los cambios climáticos locales, en lugar de las condiciones climáticas generales, afecten el dolor articular debido a la capacidad del cuerpo para adaptarse al entorno habitual.
Recomendaciones para pacientes
Hacer ejercicio es una de las claves para minimizar el dolor articular (Imagen Ilustrativa Infobae)
Aunque mudarse a un clima seco y cálido puede parecer una solución, los expertos, como los de la Arthritis Foundation, sugieren evaluar cuidadosamente los beneficios y costos antes de tomar una decisión de este tipo. Si quedarse en el lugar actual es la mejor opción, hay medidas que pueden ayudar a minimizar los efectos del clima en las articulaciones:
- Mantenerse activo: incorporar ejercicios y estiramientos regulares para mejorar la flexibilidad y reducir la rigidez.
- Abrigarse bien en días de frío: utilizar ropa térmica y guantes en climas fríos para proteger las articulaciones.
- Planificación: consultar los pronósticos meteorológicos para anticiparse a los días de mayor humedad o frío y tomar medidas preventivas.
- Cuidado general: aumentar la ingesta de vitamina D en invierno, usar protector solar en verano y vacunarse contra la gripe en otoño para evitar complicaciones adicionales.
El dolor articular relacionado con el clima es un fenómeno complejo que involucra una combinación de factores físicos y conductuales. Aunque la ciencia no logra descifrar por completo esta relación, entender los factores implicados y adoptar estrategias de cuidado puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de quienes lo padecen.