Escuchar música clásica mejora la concentración

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La música clásica es bastante recurrente para atraer a la concentración. Aunque esto no está demostrado, sí que se sabe que la música, ligada a las emociones, presenta beneficios sobre la memoria. 

Un hombre concentrado estudia en una biblioteca
  1. Alicia Cruz Acal

Además de cabeza, música. Y voilà: la concentración aparece. De entre las múltiples opciones que plataformas como Spotify ofrece, se teclea en el buscador “música clásica”. La lista ofrecida es amplia: música clásica para leer, música clásica para estudiar, música clásica para dormir, música clásica para… ¿Qué tienen Vivaldi, Schubert o Beethoven, tan solícitos cuando de poner a rodar la locomotora mental se trata?

“La música clásica presenta una característica y es que de manera frecuente es solo instrumental. Sí se sabe que la música que tiene letra no solo no mejora la concentración, sino que suele interferir en ella. Es posible que la tendencia de buscar este tipo de melodía sea porque el nivel de interferencia nunca va a ser el mismo”, destaca Laura Herrero, neuropsicóloga, aunque añade que también se puede buscar esa música simplemente por la creencia de que facilita la atención.

La experta aclara que realmente no está demostrado que la música favorezca la atención y la memoria, pero hay estudios que sí han comprobado que escucharla de forma consciente antes de empezar una tarea cognitiva sí lo hace “porque genera un nivel de activación que es óptimo para la realización de una actividad”. En cambio, durante la ejecución de la misma, “sí hay mucha variabilidad, pues hay personas a las que la música les genera una interferencia y otras a las que les favorece la concentración. Entonces no hay una conclusión clara”. 

Manuel Arias, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), destaca que la música es un lenguaje universal, “presente en todas partes”, y distinto al hablado o al escrito, por lo que tiene un procesado cerebral distinto y conlleva a “una reorganización de la actividad cerebral y de las redes neuronales”. 

“Entonces, ¿qué mejora la atención, estudiar música, escucharla, tocar un instrumento? ¿Y qué clase de música? Son preguntas difusas”, manifiesta el experto, quien, para tratar de responder alude a casos concretos: “Sí se sabe que los niños que empiezan a estudiar música a una edad temprana, potencian más determinadas zonas del cerebro, como el cerebelo, que es como un segundo cerebro en paralelo”. Por otra parte, continúa Arias, “a enfermos que, por ejemplo, han sufrido un ictus, se les propone un programa de rehabilitación en el que tienen que escuchar música durante unos meses. Esto les mejora el estado de ánimo, muy importante para otras facetas como la atención”. 

Asimismo, el neurólogo también hace referencia al efecto Mozart, que propone que la música de este compositor tiene propiedades que potencian ciertas funciones cerebrales. No obstante, insiste en que esto “dependerá del tipo de música o de las circunstancias del que la percibe, entre otros factores”. 

Recapitulando: la música es un lenguaje universal que fortalece el procesado de las emociones. El estado de ánimo, a su vez, se relaciona con la actividad cerebral. “Se trata de un lenguaje que quizás naciese antes de los prehomínidos, que no tenían la capacidad de hablar por la disposición de la laringe. Para comunicar emociones, cantarían o darían grititos”, comenta Arias.

una mujer estudia con música

La música y el deterioro cognitivo

La música es también una herramienta que frena la aparición del deterioro cognitivo. “Frenar, que no evitar”, aclara Herrero, mientras que Arias precisa que la música, vinculada a las emociones, “te retrotrae al pasado y te facilita un poco los recuerdos. Por eso, en los talleres de memoria se ponen canciones antiguas. Se estimula la memoria, que va ligada a experiencias emocionales gratificantes”. 

En este punto, un estudio de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), mostró que escuchar música clásica de fondo mientras se hacen ejercicios de memoria no mejora ni tampoco empeora el nivel de aprendizaje de las personas con deterioro cognitivo leve (DCL). En cambio, se vio que escuchar una música más activadora sí que podría tener un efecto positivo en personas que estén acostumbradas a utilizar la música como regulador emocional en su día a día, hecho que abre la posibilidad a nuevas hipótesis e investigaciones.