Mejorar nuestros hábitos en 2025
Determinadas estrategias pueden ayudar al cerebro a salir de la zona de confort.
Realizar una actividad física sostenida en el tiempo debe estar entre los deseos de miles de personas en el mundo para este 2025.
Es probable que muchas de ellas conozcan cuáles son los pilares de un estilo de vida saludable, entre los que se incluyen una buena alimentación, actividad física, descanso adecuado, control del estrés y evitar el uso y consumo de sustancias tóxicas como el tabaco y el alcohol.
Sin embargo, si fuesen fáciles de implementar, todos las llevaríamos a cabo.
Por eso, crece el interés por saber cómo podemos cumplirlas, al menos, la mayor parte del tiempo. En ese sentido, una propuesta del médico gastroenterólogo Facundo Pereyra impacta de lleno contra esta imposibilidad: plantea una idea sencilla que puede ayudar en pos de ese objetivo.
Cambiar es perfectamente posible
Antes que nada, es importante tener en cuenta por qué nos cuesta tanto cambiar hábitos, pero también saber que esto es absolutamente posible y está al alcance de nuestras manos.
Y esta premisa no está solamente ligada a la firme voluntad de cambiar. Como explicó la neurocientífica María Roca, experta en neurociencias y coordinadora científica de Fundación INECO y directora de INECO Organizaciones, en una reciente nota, es una capacidad del cerebro.
“Durante mucho tiempo se presentó al cerebro como una estructura más rígida, pero lo que evidencian las ciencias cognitivas es que el cerebro humano está capacitado para el cambio”, postulaba.Sentirnos mejor, el objetivo de muchas personas para 2025. Foto Shutterstock.
“Hoy sabemos -añadía Roca en el artículo- que no somos ni el animal más fuerte, ni el que corre más rápido, ni el que se protege mejor del frío, pero sí tenemos esa capacidad de adaptar nuestro cerebro a lo que el ambiente nos propone, nos solicita o nos impone. Este fenómeno se llama desde el punto de vista científico neuroplasticidad.»
Sin embargo, también reconocía que en el día a día, el cambio no es tan fácil de realizar. “Es decir, desde un punto de vista más biológico, el cambio es posible, pero consume muchos recursos”.
Cambiar cuesta
Los recursos a los que alude Roca, son:
- mayor focalización,
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- energía cerebral,
- mayor fuerza de voluntad para lograr esa conducta,
- y tiempo, que es un recurso del que por lo general no disponemos.
“Por otra parte, cambiar nos genera estrés, y el estrés no es visto completamente como negativo desde el punto de vista de neurociencias cognitivas. Esto es porque cuando algo cambia en el ambiente y yo me tengo que adaptar a ese cambio eso genera el proceso que nosotros llamamos estrés positivo, en el cual se liberan un montón de neurotransmisores, de procesos que se disparan para que yo esté más alerta a esa adaptación del ambiente.”
Objetivos posibles
«A veces, el problema es que el cambio que se nos pide, que se nos impone o que queremos lograr; está demasiado alejado de nuestras posibilidades reales, y entonces ahí aparece el otro fenómeno, que es el distrés, un estrés negativo que termina afectando no solo al proceso de cambio sino también de aprendizaje», apuntaba la neurocientífica.Pegar un hábito viejo a uno nuevo: al volver trabajar, ponerse las zapatillas y dar la vuelta manzana. Foto Shutterstock.
Entonces, lo que podemos hacer es entender cómo es que el cerebro cambia, para poder facilitar este proceso de cambio sin llegar al estrés, aconsejaba.
La estrategia que no falla
Según indica en sus redes sociales Facundo Pereyra, médico especialista en medicina interna y gastroenterología, para poder implementar un cambio de hábitos debemos “engañar” al cerebro para que pueda salir de la zona de confort en la que le gusta habitar.
En línea con el planteo de Roca, el primer consejo que brinda es ir de a poco: no plantearse como primer objetivo correr una maratón, sino, por ejemplo, al llegar del trabajo o al caer la tarde, ponerse las zapatillas y dar una vuelta a la manzana. Luego de dos semanas de afianzado el hábito, ir por más.Cambiar hábitos es absolutamente posible y está al alcance de nuestras manos. Foto Shutterstock.
El segundo consejo del profesional consiste en pegar un hábito viejo a un hábito nuevo, y pone como ejemplo hacer 15 sentadillas luego de lavarse los dientes. O antes de ver la serie que se está mirando, hacer 10 abdominales.
En directa relación, también, con la recomendación de cardiólogos de moverse al menos un minuto cada 90 (ya que, según postulan, incluso quienes hacen ejercicio varias veces por semana son considerados sedentarios si pasan muchas horas sin moverse) otra estrategia podría ser, bajar y subir escaleras cada vez que se va al baño en el trabajo, por ejemplo.
De esta manera, no nos olvidaremos de cuándo tenemos que hacerlo y estaremos un paso más lejos del sedentarismo.