Morderse las uñas es un hábito frecuente

Teenager's hand with ugly nails. Biting fingernails
Morderse las uñas es un hábito frecuente que puede llevar a diversos problemas de salud, desde lesiones hasta daños en las encías.

Queratina, azufre, cisteína, agua, lípidos, hierro, zinc, calcio… muchas sustancias resumidas en una palabra: uña. Esta estructura dura, trilaminar y constituida por tres capas está formada por todos los compuestos mencionados. Se trata de una barrera protectora de las terminaciones nerviosas y los tejidos blandos ubicados en la punta de los dedos. Así, esta superficie lisa defiende al cuerpo de posibles lesiones o impactos. Sin embargo, hay un enemigo más con el que no cuenta: nosotros mismos.
La costumbre de morderse las uñas, conocida como onicofagia, es bastante habitual. De acuerdo con la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), se calcula que un 30% de los niños de entre siete y diez años la tienen, porcentaje que asciende hasta el 45% en el caso de los adolescentes. Según la entidad médica, “en ocasiones, no sólo se comen las uñas, sino también la cutícula de la piel vecina, lo que llamamos los padrastros. Con frecuencia, conlleva otros trastornos compulsivos, como la tricotilomanía y la tricofagia, consistente en arrancarse y comerse el cabello, o la mucomanía, es decir, comerse secreciones o mocos”.
No obstante, no se trata de una práctica exclusiva de la infancia, pues es propia también entre los adultos. “En estos tiempos que corren de tanto estrés asociado a tensión social, laboral y psicosocial, adquirimos malos hábitos que nos permiten tener una sensación de liberación de este estado de ansiedad», responde a CuídatePlus Airam Jenny Dávalos Marín, coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Así, la experta recalca que en periodos de ansiedad, angustia o depresión, se puede desarrollar este hábito compulsivo “como forma de disminuir ese estado de estrés psicológico”. En este sentido, “cualquier afectación del estado de ánimo puede desencadenar inconscientemente y de una manera frenética este impulso”.
“Es importante resaltar que no se le da la importancia al desencadenante a la onicofagia. El estrés, las dificultades para resolver los problemas cotidianos y cómo enfrentar situaciones del hogar o del trabajo son motivos frecuentes que pueden favorecer comerse las uñas. Sin embargo, se ha observado que esta conducta también puede observarse como lesión autoinfligida en situaciones de duelo o violencia”, detalla la especialista.
Riesgos de morderse las uñas

Con el tiempo, este hábito induce a lesiones, inflamación y elevación de los bordes laterales, así como a formaciones verrugosas secundarias al engrosamiento cuticular, provocando que desaparezca la forma de una uña sana.
Precisamente, continúa Dávalos, “las uñas sanas son herramientas que nos facilitan la función de coger cosas, abrir objetos, así como proteger al extremo distal de nuestros dedos de agresiones externas”. Por tanto, “un dedo sin uña no puede desempeñar todas sus funciones como es debido. Limita hasta el hecho de escribir en el ordenador y, además, puede provocar afectación psicosocial asociada al estrés que esté pasando la persona”.
Por otra parte, la dermatóloga advierte que morderse las uñas desde una edad temprana prolonga el tiempo de hipertrofia de los tejidos subyacentes y retrocede la raíz ungueal del borde de la uña. Asimismo, “puede llevar a graves alteraciones en la estética dental y bucal”, agrega la especialista.
Cómo dejar de morderse las uñas
Más allá de que la persona necesite ayuda psicológica para abordar el posible estrés o ansiedad que esté sufriendo, Dávalos recomienda el apoyo de las siguientes técnicas de relajación:
- Mindfullness.
- Yoga.
- Tai-Chi.
- Chi-Kung.
Además, la experta aconseja manejar los impulsos, usando instrumentos para relajarse y evitar morderse las uñas, como pelotas antiestrés. Otros consejos que se pueden aplicar son:
- Morder una raíz de regaliz cuando lleguen los impulsos de morderse las uñas. La raíz se mastica lentamente para que este tiempo en la boca cause relajación.
- Se pueden utilizar esmaltes que tienen sabores y olores no tan agradables.