Fatigarse menos y vivir más
Una nueva investigación asocia una caminata diaria o las simples tareas domésticas a la posibilidad de tener una vida más larga.
Moverse, moverse, moverse. La indicación de realizar actividad física está presente en todas las guías para el bienestar y la prevención de enfermedades. Ahora, una nueva investigación realizada por epidemiólogos de la Universidad de Pittsburgh, asocia el ejercicio a la longevidad.
El estudio, el primero en establecer que la fatigabilidad física percibida podría actuar como un indicador de mortalidad más temprana, indica que los adultos mayores con puntajes más bajos en términos de cansancio o agotamiento luego de realizar actividades tenían chances de vivir más años.
El estudio asocia el movimiento y el ejercicio a una mayor longevidad. Foto Shutterstock.
«Investigaciones anteriores indican que hacer más actividad física puede reducir la fatigabilidad de una persona», introduce Nancy Glynn, autora principal y profesora asociada en el Departamento de Epidemiología de la Escuela de Graduados de Educación Pública de Pittsburgh.
«Nuestro estudio -destaca- es el primero en relacionar una fatigabilidad física más severa con una muerte más temprana. Por el contrario, las puntuaciones más bajas indican una mayor energía y una mayor longevidad», confirma la investigadora.
En movimiento
Glynn y sus colegas administraron la Escala de Fatigabilidad de Pittsburgh a 2906 participantes de 60 años o más, en el Estudio Familiar de Larga Vida, un estudio internacional que sigue a los miembros de la familia a lo largo de dos generaciones.
Los participantes calificaron de 0 a 5 qué tan cansados pensaban o imaginaban que estarían luego de haber realizado ciertas actividades, como una caminata tranquila de 30 minutos, tareas domésticas livianas o jardinería pesada.
Teniendo en cuenta que existe una variedad de factores que pueden llegar a influir en la mortalidad, como la depresión, la enfermedad terminal preexistente o subyacente, la edad y el sexo; el equipo descubrió una diferencia central entre los participantes.
La fatiga es un síntoma muy común en los adultos mayores. Foto Shutterstock.
Quienes habían obtenido 25 puntos o más en la Escala de Fatigabilidad tenían 2,3 veces más probabilidades de morir en los 2,7 años posteriores a completar la escala, en comparación con quienes habían habían obtenido menor puntaje.
«Ha habido investigaciones que muestran que las personas que aumentan su actividad física pueden disminuir su puntuación de fatigabilidad», indica Glynn, que además es epidemióloga de actividad física.
«Y una de las mejores maneras de aumentar la actividad física, que simplemente significa moverse más, es establecer metas manejables y comenzar una rutina, como una caminata regular o ejercicio programado», añade.
Cómo se mide el cansancio
La fatiga es un síntoma muy común en los adultos mayores y está fuertemente asociada con la discapacidad y la mortalidad, pero estudiar la fatiga es difícil debido a su naturaleza subjetiva y cualitativa», sostienen los investigadores a la hora de definir de qué se trata esta escala, creada por Glynn y sus colegas en 2014.
Aunque difícil de medir, la fatigabilidad «permite describir la susceptibilidad de una persona a experimentar fatiga en el contexto de una demanda cuantificable con una intensidad y duración fijas», apuntan, y señalan la importancia de haber desarrollado una prueba de lápiz y papel que está validada «como una alternativa para la investigación epidemiológica».
Los investigadores recomiendan ponerse metas manejables y mantener la regularidad del ejercicio. Foto Shutterstock.
De hecho, afirman que las medidas de desempeño suelen ser costosas, requerir mucho tiempo y no ser aptas para todas las edades y condiciones.
La Escala de Fatigabilidad de Pittsburgh es un cuestionario autoadministrado de 10 ítems que evalúa el cansancio físico y mental autoinformado de todo el cuerpo relacionado con actividades de intensidad y duración fijas en adultos de 60 años o más.
Según sus autores, «mejora y supera las deficiencias en las herramientas de fatiga de autoinforme existentes al anclar la fatiga para establecer actividades de demanda».
Esto es especialmente importante cuando se estudian adultos mayores, «quienes en un esfuerzo por reducir o evitar la fatiga pueden modificar su esfuerzo (auto-ritmo) para mantener un esfuerzo tolerable», aseguran.
Incrementar la motivación
Más allá de vincular la alta fatigabilidad con una muerte más temprana, la investigadora afirma que el estudio es una muestra más del valor de la mencionada herramienta de medición, que está según su mirada «subutilizada» en entornos hospitalarios y ensayos clínicos.
Sin embargo, su valor reside precisamente en lograr incrementar los niveles de ejercicio con miras al bienestar de la persona.
«Mi objetivo final es desarrollar una intervención de actividad física dirigida a la reducción de la fatigabilidad como un medio para detener la espiral descendente de deterioro de la función física común con el proceso de envejecimiento. Al reducir la fatigabilidad, uno puede cambiar cómo se sienten, lo que podría motivarlos a hacer más», sostiene.
De hecho, Glynn asegura que en una época en que las personas cumplen o desestiman las promesas de Año Nuevo de hacer más actividad física, los resultados del estudio pueden convertirse en una fuente de inspiración para que estos deseos no queden en meras intenciones: «Espero que nuestros hallazgos animen a seguir con los objetivos de ejercicio», se entusiasma.
El seguimiento de este trabajo concluyó a fines de 2019, para evitar un mayor impacto en la mortalidad por la pandemia de COVID-19, lo que le dio al equipo un promedio de 2,7 años de datos sobre cada participante.
Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/consejo-expertos-fatigarse-vivir_0_1BNtYU1LDS.html