Cómo hacer un banco de leche materna
Si das el pecho a tu bebé y tienes que incoporarte al trabajo es posible que necesites hacer un banco de leche materna. Existen diferentes formas de extraer la leche por lo que es importante tener toda la información para escoger la mejor opción y la más cómoda para la madre.
Acabas de ser madre y decides dar el pecho a tu bebé porque crees que es lo más beneficioso para él. Lo haces durante tu baja maternal pero quieres seguir haciéndolo después de incorporarte al trabajo. ¿Cómo lo haces? La respuesta es crear un banco de leche. Como explica José Mª Paricio, pediatra, fundador de la Asociación para la Promoción e Investigación científica y cultural de la Lactancia Materna (Apilam), e-lactancia.org y Telasmos.org y autor de El libro de la lactancia. Todo lo que las madres y la ciencia nos han enseñado sobre la lactancia, “el llamado banco de leche casero es una reserva de leche que la madre puede hacer, según sus planes y necesidades, en su casa extrayéndose leche ella misma y almacenándola en su propio frigorífico”.
Para el experto, esta es una buena opción para las madres siempre y cuando sepan que lo van a usar. Y es que, como apunta Paricio, “hacer una reserva de leche por hacerla no es ninguna obligación para la buena marcha de la lactancia. Es bueno tener un buen motivo para extraerse leche y almacenarla, ya que hay que tener claro que lo normal y cómodo es amamantar y alimentar directamente del pecho”.
Según Paricio, razones como “extraerse leche para comprobar si se tiene bastante o por si un día me quedo sin leche son malos motivos para hacer un banco de leche, ya que obedecen a cierta inseguridad en la propia capacidad de amamantar o a un erróneo consejo y puede reforzar la inseguridad”. Es importante saber que “esta técnica no debe servir de guía para saber cuánta leche tiene la madre”. Es un error pensar esto porque “el amamantamiento directo siempre produce más cantidad de leche”.
Lo normal, apunta, “es que salga poca (incluso nada en los primeros intentos)”. Es importante tener este concepto claro, porque no y eso no debe desmoralizar a una madre que esté amamantando bien y criando bien a su bebé. Lo obtenido extrayéndose leche a mano o con sacaleches no es una medida de la leche que toma su bebé.
Igualmente, hay que saber que realizar extracciones suplementarias “no va a mermar la cantidad de leche que se produce para el bebé”. Y esto es así porque “el pecho funciona a demanda, es decir que, además de lo producido para el bebé que mama, el pecho va a producir esa leche adicional de la extracción”.
Por este motivo, en ocasiones, “extraerse leche con mucha frecuencia puede originar problemas en algunas madres, como acabar con un exceso de producción láctea, que puede llegar a ser muy molesto”. Todo esto hay que tenerlo en cuenta.
Motivos para hacer un banco de leche
Teniendo esto en cuenta, el banco de leche sería una muy buena opción “si tu bebé es prematuro y está ingresado o si vas a incorporarte al trabajo o separarte de él durante más de 4 horas al día de tu bebé antes de los 3 meses, probablemente sí que es mejor disponer de una reserva de tu propia leche”.
Si la separación va a ocurrir pasados los 3 o 4 meses, “probablemente no compense el esfuerzo ya que muchos bebés de estas edades soportan bien la ausencia de la madre durante las horas de trabajo, rechazan la leche materna administrada por los familiares y se esperan a que vuelva la madre”. Pasados los 6 meses, “se puede dar durante la ausencia de la madre la alimentación complementaria”.
Además de la separación, otros motivos de extraerse leche previamente y reservarla pueden ser “administrarla temporalmente, unos días, durante la toma de una medicación materna incompatible o después de una gammagrafía”.
Tipos de extracción
Existen dos formas de extraer la leche: manualmente, es decir, con las propias manos, o con una bomba extractora (sacaleches), accionada de forma mecánica o eléctrica.
El método elegido dependerá de las necesidades y preferencias de la madre, de su situación, su comodidad, su conveniencia y su economía ya que “ambos métodos de extracción, correctamente empleados, no tienen diferencias significativas en cuanto a la cantidad ni la calidad, la concentración de grasas u otros componentes”, apunta Paricio.
Tampoco existen diferencias “en cuanto a los efectos secundarios (dolor, grietas, irritación del pezón) de la extracción manual y del sacaleches”.
Diferencias entre un extractor manual y uno eléctrico
Como ha apuntado Paricio, usar un extractor manual o uno eléctrico no repercutirá en la cantidad ni calidad de la leche. Las diferencias entre ambos tienen que ver con otros aspectos como el precio. “La diferencia de precio es considerable, sobre todo si se opta por un extractor eléctrico, de calidad y de doble copa extractora”, recuerda.
El consejo del experto es escoger el eléctrico “si la extracción va a ser muy frecuente y por mucho tiempo, como en el caso de madres con un bebé prematuro ingresado o de madres que estén decididas a tener una gran reserva de leche almacenada”. Esto es así porque “el manual de palanca cansa la mano y puede causar dolores en la muñeca”.
Esta opción también es mejor para las madres que deciden sacarse la leche mientras se amamanta.
Lo que no recomienda Paricio en ningún caso son los “sacaleches manuales de tipo pera o bocina, ya que pueden resultar traumáticos para el pecho”.
Los manuales cilíndricos tipo jeringa o bombín, “son eficaces pero requieren el uso de las dos manos”. Los manuales de gatillo o palanca “requieren apretarlos con la mano de modo rítmico y precisan, a ratos, el uso de la otra mano para afianzar el pecho a la copa extractora”.
En el caso de los eléctricos, el de pilas y motor incorporados en el propio sacaleches o los de motor de vacío aparte y enchufe a la corriente “son más manejables y permiten engancharse al pecho con sujetadores especiales agujereados que sujetan el sacaleches y dejan ambas manos liberadas”.
Para usarlo es importante “saber que la leche no se extrae de cualquier manera, si no que se necesita una preparación mínima, estar descansada, cómoda, con el bebé cerca o con algo que te lo recuerde (como una foto o un olor), e incluso, mamando al mismo tiempo.
Así mismo, antes de la extracción es fundamental calentar el pecho “masajeándolo unos minutos”.
¿Es bueno sacar leche a la vez que se le da el pecho al niño o es mejor en tomas diferentes?
“Se puede hacer en cualquier momento, incluso a la vez que se da el pecho, extrayéndose del otro”, apunta Paricio. De hecho, “se suele conseguir bastante más leche de esta forma simultánea y se ahorra tiempo”.
Como señala Ariadna Romans, enfermera y educadora, “algunas madres indican que si realizan la extracción una hora después de una toma, consiguen más leche; otras prefieren realizar la extracción justo después de tomas alternas”. Su consejo es “extraer leche en momentos diferentes para ver cuál se adapta mejor a la situación de cada mamá”. Cuando una encuentre los momentos más adecuados, “mantenlos para que el cuerpo se acostumbre al uso del extractor de leche y a la demanda extra de tu suministro de leche”.
Otra fórmula es “hacerlo inmediatamente después de acabar una toma de pecho o entre dos tomas del bebé o en algún momento en que este duerma más”. En cuanto a la hora del día, al estar más descansada, “la extracción por la mañana suele ser más productiva para muchas mujeres, pero puede variar en otras”.
¿Cuántas tomas diarias de leche sería lo ideal sacar mientras se le da el pecho al bebé?
“No hay un número ideal de extracciones”, indica Paricio. “Hay que hacer las suficientes para lograr hacer una reserva, pero sin cansarse ni estresarse”. Por eso, su consejo es “ir viendo cuánto se consigue cada vez y cuánto se tiene ya almacenado”. Según la cantidad que se obtenga en cada extracción “la madre puede optar por una, dos o tres veces al día”.
Lo que hay que tener en cuenta es que, como se ha mencionado anteriormente, “hacer muchas extracciones tiene el riesgo adicional de que el pecho se acostumbre a trabajar mucho y que empiece a producir mucha leche, lo que se conoce como hipergalactia”, advierte. Esta situación “puede llegar a ser muy molesta para la madre y dar problemas sociales e incluso congestión del pecho y mastitis si los pechos no se siguen vaciando con tanta regularidad”. Estos problemas también pueden aumentar “el riesgo de acortar la duración de la lactancia”.
¿Cómo sé que mi bebé no pasará hambre si le quito una de las tomas para incluirla en el banco de leche?
Nunca hay que sustituir ninguna toma del bebé por una extracción, eso sí le haría pasar hambre. La lactancia debe seguir como hasta antes de realizar extracciones. Las extracciones son un plus a la lactancia habitual.
¿Con cuánto tiempo antes de empezar a trabajar se debería crear el banco de leche?
Para no estresarse a última hora, el consejo de Paricio es “cuanto antes mejor”. Para tener una referencia, lo idóneo sería empezar como “mínimo 2 a 3 semanas antes de la incorporación al trabajo”. Eso sí, “es mejor dejar pasar los primeros 15 días tras el nacimiento, ya que este es un periodo de reconocimiento entre madre y lactante y de adecuación de la oferta a la demanda”.
Otra pregunta que se hacen muchas madres es si la leche extraída dos meses antes de su uso sirve para el bebé o si pierden propiedades. En este sentido, Paricio tranquiliza diciendo que “si está bien conservada, no hay ningún problema. La composición de la leche materna varía ligeramente en el tiempo, pero sigue siendo nutricionalmente muy adecuada. Los cambios son mínimos entre la leche del segundo mes y la leche del año, por ejemplo”. Donde sí se ven cambios es “en la composición de la leche inicial o calostro y en la de la primera semana con respecto a la de la leche de las siguientes semanas y meses”.
Cómo se debe conservar
Sobre la conservación de la leche materna, el procedimiento será el siguiente. Tras la extracción, “se deposita la leche extraída en un recipiente de plástico apto para uso alimentario o de cristal (bote de mermelada previamente hervido, por ejemplo) y se etiqueta cada recipiente con su fecha de extracción”.
Es importante no llenar del todo el recipiente y dejar un dedo libre por arriba “para evitar que reviente en el proceso de congelación”. Además, “es mejor congelar de forma separada las cantidades no mayores de 100 ml para no desperdiciar algo si, una vez descongelada, no se la termina el bebé”.
En cuanto a los tiempos de conservación, la leche extraída se conservará bien:
- Durante unos 4 días en el frigorífico, a -4ºC, sin congelar.
- Hasta 15 días en congeladores de dos estrellas, a unos -10ºC, de los que están dentro del mismo habitáculo que el refrigerador.
- Hasta 3 a 4 meses meses en congelador aparte tres estrellas (-10º a -18ºC).
- Hasta 6 a 12 meses a -19 a -24ºC, en congeladores de cuatro estrellas.
Cómo se descongela para su uso
Si la descongelación se prevé con bastante antelación, “lo mejor es hacerlo a temperatura ambiente, pero si son muchas horas las que se prevén, lo ideal es pasarla primero a la zona de refrigeración normal del frigorífico y luego sacándola a temperatura ambiente”.
Si es un imprevisto, Paricio aconseja “poner el recipiente a descongelar dentro de un cazo con agua caliente o calentándolo al baño maría”.
¿Y el microondas?
El uso del microondas no se aconseja para la descongelación ya que “puede haber zonas de la leche muy calientes, que quemen y otras menos calientes”. No hay otra razón para hacerlo. Si la persona conoce el microondas y sabe cómo usarlo para que todas las partes queden calientes por igual, no habría problema en usarlo. Eso sí, si se utiliza el microondas, “conviene ponerlo en potencias bajas y agitar el frasco para que se mezcle bien la leche y la temperatura sea uniforme”.
Antes de usar la leche hay que “comprobar su temperatura en zonas delicadas de la piel adulta, como la zona interna de la muñeca”.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/familia/bebe/2021/10/28/banco-leche-materna-segun-expertos-179169.html