Obesidad y menopausia
El aumento de peso que ocurre en la menopausia, tiene que ver con ella en sí y también con la edad, ya que disminuye el gasto energético debido a la disminución de la tasa metabólica y la actividad física. Lo que ocurre independientemente de la edad y tiene consecuencias en el peso y la salud es el hipoestrogenismo. Sobre la relación obesidad y menopausia, opinó para Télam la Dra. Elizabeth Caron, médica especialista en nutrición en el centro médico Bionut @bionut_obesidad.
POR ELIZABETH CARON08
Entendemos por menopausia al cese de los períodos menstruales (ausencia por 6-12 meses) aunque el decline de la función ovárica (peri menopausia) comienza unos años antes y se extiende hasta un año después del último período menstrual y es un proceso fisiológico que ocurre en promedio a los 51 años.
Cuando hablamos de obesidad (Índice de Masa Corporal 30 o más) nos referimos a una enfermedad que puede existir previamente a los cambios que ocurren en la menopausia o que ellos pueden causar en sí, el desarrollo de esta enfermedad. Avala esto, el hecho de si bien la prevalencia de obesidad es mayor en mujeres que en hombres para casi todos los grupos etarios, es máxima la brecha alrededor de los 60 años.
El aumento de peso que ocurre en la menopausia, tiene que ver con ella en sí y también con la edad, ya que disminuye el gasto energético debido a la disminución de la tasa metabólica y la actividad física.
Lo que ocurre independientemente de la edad y tiene consecuencias en el peso y la salud es el Hipoestrogenismo. Normalmente los estrógenos estimulan la secreción de leptina por el tejido adiposo y es ella la encargada de disminuir el hambre, de acuerdo a las reservas. Entonces bien, la leptina (que es anorexigena o sea saca el hambre) baja en esta etapa de la vida, por lo tanto, hay más apetito.
Durante este periodo hay cambios en la distribución de la grasa, cambia la ubicación donde almacenamos, pasando a ser visceral (en abdomen) y facilitando el desarrollo de insulino resistencia y sus consecuencias clínicas: TAG (tolerancia aumentada a la glucosa) diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y dislipemia (lo más característico es el aumento de triglicéridos y baja en HDL).
Consecuencias psicosociales de la obesidad
La recomendación es buscar apoyo profesional para transitar de mejor manera esta etapa, gestionar emociones y estrés, prevenir si es posible o tratar la enfermedad si está instalada. Esta ayuda debe siempre ser integral o sea debe incluir alimentación, emociones y movimiento, para conseguir un cambio real.
Se han relacionado a esta ganancia de peso rápida e importante durante la menopausia a factores genéticos, historia menstrual, reproductiva, comportamiento alimentario, actividad física y niveles de cortisol.
Tener en cuenta la herencia, distribución de grasa abdominal en familiares directos. Un estudio que comparaba el depósito graso en gemelas en la postmenopausia mostró que los factores genéticos explicaban el 60% de la variación del acúmulo graso total y abdominal.
Según varias investigaciones intervienen también un primer embarazo muy tardío, periodos de lactancia cortos o ganancia de peso excesiva durante las gestaciones.
Igualmente, las mujeres que realizan poca actividad física, que tiene poca masa muscular o que tienen un comportamiento alimentario tendiente a la desinhibición dietética son más susceptibles de desarrollar obesidad o de agravarla.
Algunas mujeres presentan en este cambio, un aumento extra de la libración de cortisol (hormona del estrés) durante la noche. El aumento de peso en presencia de cortisol, es visceral, se acumula grasa en abdomen.
La mujer en menopausia debe ingerir menos calorías (alrededor de 200 kcal menos al día) pero sobre todo llevar una alimentación saludable, consumir suficiente cantidad de frutas y verduras a diario, bajar el consumo de grasas e intensificar el movimiento (o iniciarlo, nunca es tarde).
Fuente: Télam