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No solo redes sociales: el hábito tecnológico que está disparando los problemas mentales en jóvenes

Retrasar el inicio de este consumo hasta los 16 años, control horario y potenciar los vínculos reales, las claves para despegar a los adolescentes de las pantallas .

Joven junto a un móvil gigante
  1. Alejandro Segalás

La sociedad descubre o avanza tecnológicamente en un ámbito y, automáticamente, tras un mal uso o un abuso aparecen nuevos problemas que combatir. Esta secuencia se ha repetido a lo largo de la historia y ahora está sucediendo con el nuevo hábito tecnológico de estar constantemente anclado a una pantalla, especialmente los jóvenes.

Un estudio de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) indica que los preadolescentes con mayor exposición a ciertos tipos de uso de tecnología podrían tener un mayor riesgo de desarrollar síntomas maníacos. El trabajo, que ha sido publicado en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, analizó una muestra de 9.243 niños en Estados Unidos entre 10 y 11 años. Dentro de sus conclusiones destaca el hallazgo de una asociación prospectiva significativa entre un mayor tiempo diario frente a la pantalla (tanto en general como los videojuegos, los mensajes de texto, las redes sociales y el video específicamente) y síntomas más altos de trastornos mentales en una muestra diversa de adolescentes.

“Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de futuras investigaciones que examinen los mecanismos conductuales, psicosociales y neurobiológicos que vinculan la participación digital excesiva/problemática y el uso de pantallas con los síntomas maníacos en los adolescentes, lo que puede servir de base para futuras estrategias de prevención e intervención”, arroja el estudio.

Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), pone sobre la mesa la situación en España. “Se ha visto que el uso continuado de las pantallas en la adolescencia está asociado a una mayor incidencia de trastornos mentales como ansiedaddepresión y trastornos de conducta alimentaria, así como alteraciones cognitivas que tienen que ver con una mayor tendencia a la impulsividad”, recalca. Además, la especialista añade que desde el punto de vista psicológico el abuso de las pantallas genera una mayor intolerancia a la frustración, menos autoestima y también menor capacidad de posponer la gratificación. 

Claves para reducir el uso

Con este contexto, la presidenta de la SEPSM lo tiene claro: “Es necesario limitar el uso actual de las pantallas”. Para ello destaca algunas claves para intentar pautar unos hábitos tecnológicos responsables en este sentido.

  • Retrasar el uso del móvil. “Hay que retrasar el comienzo del uso del móvil lo más posible en la población infantil o juvenil”, explica Díaz, la misma que fija en los 16 años la edad ideal para comenzar a tener estos hábitos tecnológicos. Explica que la sociedad está adelantando ese inicio del consumo abusivo de redes y pantallas a niños de entre 10 y 12 años que están en pleno desarrollo del sistema nervioso central.
  • Control horario. Es importante controlar el número de horas que pasan en las redes. “En la actualidad, la interlocución personal de los jóvenes muchas veces es a través de estos medios, por lo que tampoco se pueden eliminar, pero sí que se puede controlar el uso”, reconoce.
  • Evitar el uso nocturno. Otra de las claves que ofrece Díaz es evitar el uso de las pantallas por las noches, ya que se ha visto también que el insomnio que puede producir el continuo uso de las pantallas puede luego estar asociado a trastornos de ansiedad o a trastornos depresivos.
  • Potenciar los vínculos reales. La presidenta de la SEPSM defiende que es muy importante potenciar los vínculos reales en la población infantil o juvenil mediante actividades deportivas, actividades al aire libre y diferentes acciones que de alguna manera impliquen una actividad presencial y no esa actividad telemática que también les hace tener menos capacidad para la vinculación en la relación interpersonal.
Adicción al móvil

Y si lo hacen el resto de niños de su entorno…

Una de las preocupaciones que se encuentran los padres que quieren limitar el acceso a las pantallas es la presión social de que el resto de compañeros o amigos del niño tienen móvil o están delante de pantallas a todas horas. En este sentido, Díaz apela al ámbito legislativo. “Igual que se prohíbe beber alcohol o que se prohíbe conducir hasta una determinada edad, pues quizá debería haber una ley o alguna medida pública que de alguna manera ayude a las familias a tomar decisiones y que no haya esa presión a tener que acceder a tener las redes sociales”, propone.

El abuso de las pantallas es un hábito cuyo impacto aún no se percibe en toda su magnitud. “No nos hemos dado cuenta de lo que puede generar el abuso de las redes sociales y las pantallas hasta ahora y todavía no somos conscientes de la trascendencia y de las consecuencias que puede tener este abuso”, remarca. Díaz también destaca que, después de años usando las redes, empiezan a aparecer estudios que de alguna manera vinculan el uso de pantallas a la aparición de trastornos mentales. “Todavía la sociedad no es consciente de este problema”, alerta.

Por último, avisa de que las consultas de adolescentes por el abuso de las redes y las pantallas han crecido, así como los que consultan por otros trastornos mentales pero que tienen relación con estos nuevos hábitos tecnológicos.