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Javier García Campayo, psiquiatra: “Esta es la mejor técnica para aprender a controlar los sueños”

Soñar lo que quieras es posible. De entre todas las técnicas que existen, hay una más eficaz que el resto: la llamada chequeo o verificación de la realidad. 

El psiquiatra Javier García Campayo.
  1. Alicia Cruz Acal

Javier García Campayo es psiquiatra en el Hospital Universitario Miguel Servet, en Zaragoza. Carga sobre sus espaldas con 30 años de experiencia, tiempo que da para una amplia trayectoria y un currículum de lo más completo. Entre las especialidades que se leen al ojearlo, hay una que destaca sobre el resto: la de los sueños lúcidos, aquellos en los que la persona es consciente de que está soñando. Quizás es la fascinación del mundo onírico la responsable de esta pregunta: ¿cómo se puede controlar lo que soñamos?

En su libro Sueños lúcidos. Aprende a desarrollarlos, Campayo propone numerosas técnicas, no solo para aprender a controlar el sueño una vez dormido, sino también desde la vigilia (y pasar a estar dormido de forma consciente). Dentro de lo primero, el psiquiatra habla de los llamados DILD (Dream-Initiated Lucid Dreams), es decir, sueños en los que la persona adquiere la lucidez tras haberse quedado dormida de manera inconsciente.  

De entre las varias técnicas DILD occidentales que cuenta Campayo en el libro, hay una que destaca sobre el resto, especialmente útil para aquellas personas sin previa experiencia de lucidez. Se trata del chequeo o de la verificación de la realidad

Cuando soñamos, se hace posible lo imposible. Puede ocurrir lo que sea (como la aparición de un monstruo marino o un familiar ya fallecido, por ejemplo), que no nos vamos a cuestionar si lo que está ocurriendo es verdad o no. Esto se debe a que en la vida real tampoco nos lo preguntamos.

Por ello, Campayo asegura que haciendo uso de la bidireccionalidad vigilia-sueño, la técnica del chequeo consistiría en cuestionarnos frecuentemente, entre 5 y 10 veces al día (e, idealmente, cada hora) si estamos soñando. Así, esa inercia se transmitirá al sueño. 

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¿Cuándo comprobar que estamos soñando?

collage de una mujer durmiendo entre nubes

Ya se ha mencionado que es necesario hacerse esta pregunta varias veces al día. Para que no se olvide al principio, una buena idea es poner la alarma del móvil cada dos o tres horas hasta internalizar ese proceso. 

Más allá de la frecuencia, un aspecto a considerar es en qué tipo de situaciones verificar la realidad. Campayo aclara que hay que elegir situaciones que se repitan en la vida diaria (a la hora de comer, al sacar al perro, en el puesto de trabajo…). Por estadística, alguna de estas rutinas aparecerá en los sueños

Otro desencadenante para la verificación debería ser cualquier situación mínimamente inusual que ocurra en el día a día: lo que se llama ‘‘signo del sueño’’. Algunos ejemplos serían ver a alguien que no saludamos desde hace mucho o una noticia poco frecuente. Esto nos sensibilizará a usar el chequeo cada vez que en un sueño ocurra algo extraño, lo cual es un fenómeno frecuente en ese estado. 

¿Cómo confirmar la realidad?

Campayo subraya que comprobar la realidad se compone de dos partes:

  • Preguntarse si lo que se está viviendo es un sueño o es real. La pregunta debería ser algo así como: ‘‘¿Es posible que esté soñando justo ahora?’’.  
     
  • Prueba de verificación: no basta con cuestionarse uno a sí mismo si lo que ve es real porque en el sueño es fácil que nos digamos simplemente que sí. Es necesario llevar a cabo una acción que tenga diferente consecuencia en la vigilia y en el sueño. Campayo manifiesta que, por ejemplo, se puede probar llevar a cabo acciones imposibles, como atravesar una pared o volar, que es una de las más populares. En vigilia, saltas y caes rápidamente al suelo; pero, en el sueño, este acto puede llevar a que volemos, algo que confirmará que no estamos despiertos. Otra opción de las varias que propone el psiquiatra en su libro es respirar tapándose la nariz. Para muchos soñadores es la prueba definitiva: comprobar que, pese a tapársela, siguen respirando. 

‘‘En realidad, el simple hecho de preguntarnos en un sueño si estamos soñando ya implica una importante lucidez. Cada vez que sintamos la genuina necesidad de evaluar si estamos durmiendo, seguramente es porque estamos soñando’’, afirma Campayo, quien, por último, concluye: ‘‘Por mi experiencia, si uno está convencido de que no está soñando, muchas de estas pruebas no siempre son útiles, porque la mente actuará como en el mundo despierto: podríamos no volar ni atravesar paredes’’.