Las temperaturas extremas en la salud mental

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El cambio climático impacta en la salud mental. Una nueva investigación concluye que la exposición acumulada a temperaturas extremas puede provocar desde problemas de atención hasta trastornos como la ansiedad o la depresión. 

Una adolescente sentada en el pasillo cabizbaja
  1. Alicia Cruz Acal

Si la mano del hombre deja huella en el medioambiente, el cambio climático deja huella en la salud humana. Todo un ajuste de cuentas en forma de numerosas enfermedades, desde obesidad hasta patologías respiratorias y cardiovasculares. Sin embargo, en la larga lista hay un punto sobre el que la ciencia puede hacer todavía más hincapié: los efectos de la crisis climática sobre la salud mental y, más en concreto, sobre la de los adolescentes. 

Se sabe que el malestar térmico desencadena irritabilidad o disminuye la felicidad. Asimismo, dentro de este campo, se han examinado parámetros como la hospitalización relacionada con la salud mental o el riesgo de suicidio. En lo que no se ha profundizado tanto es en los síntomas psiquiátricos que preceden al ingreso hospitalario, tema que ha sido eje vertebral de una investigación liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y que se publica ahora en el JAMA Network Open

A pesar de que estudios anteriores ya encontraron asociaciones de temperaturas más altas con problemas de salud mental en preadolescentes y adolescentes, los autores del nuevo trabajo señalan que hasta ahora no se ha tenido en cuenta la exposición prolongada al frío. Por ello, trabajaron sobre un grupo de casi 5.000 adolescentes de los Países Bajos (3.934) y de España (885). 

Los investigadores evaluaron las temperaturas ambientales diarias en los hogares de los participantes durante tres periodos de tiempo diferentes, hasta dos meses antes de evaluar los síntomas psiquiátricos. Estos signos, que incluyeron problemas de interiorización (relacionados, por ejemplo, con la ansiedad y la depresión), problemas de exteriorización (comportamiento agresivo e incumplimiento de las normas) y problemas de atención, se evaluaron mediante un cuestionario estandarizado cumplimentado por las madres de los adolescentes.

“Los resultados muestran que la exposición a temperaturas más frías (en torno a los 5,5ºC) se asoció con más problemas de interiorización en los adolescentes de los Países Bajos, mientras que la exposición a temperaturas más cálidas (una media de 21,7ºC) se relacionó con más problemas de atención en los adolescentes de España”, explica a la plataforma informativa SMC Alberto Ortiz Lobo, doctor en Medicina y psiquiatra del Hospital de Día Carlos III- Hospital Universitario La Paz (Madrid).

Sin embargo, continúa Ortiz, “esta posible influencia de la temperatura no se produce al revés, es decir, el frío no se asoció significativamente a problemas de interiorización ni influyó en la salud mental de los adolescentes españoles, ni tampoco la exposición al calor en los holandeses”.

“El hecho de no detectar ninguna asociación con el frío en los adolescentes de España ni con el calor en los participantes de Países Bajos podría sugerir que se requiere una exposición prolongada a temperaturas extremas para evidenciar estos efectos”, subraya Mònica Guxens, profesora de Investigación ICREA en ISGlobal y autora principal del estudio.

Limitaciones del estudio

persona triste sentada sobre una tierra seca

Recapitulando, la exposición acumulada a temperaturas extremas influye en un aumento de síntomas psiquiátricos como la ansiedad, la depresión y las dificultades en la atención. Eso sí, “aunque el estudio cuenta con una metodología sólida y se enfoca en una población de alto riesgo como los adolescentes, presenta algunas limitaciones importantes”, advierte a SMC Giovanna Fico, médica adjunta de Psiquiatría e investigadora postdoctoral en la Unidad de Trastornos Bipolares y Depresivos del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona.

La experta detalla que un aspecto clave es que no se consideró como variable la presencia previa de problemas de salud mental “que podrían influir significativamente en la vulnerabilidad a los eventos ambientales, dependiendo de su tipo y gravedad”. Además, Fico también apunta la importancia de considerar los factores genéticos: “Los adolescentes con una mayor predisposición genética podrían manifestar síntomas psiquiátricos con mayor facilidad cuando están expuestos al estrés ambiental, lo que los convierte en un grupo aún más sensible y prioritario para intervenciones preventivas y tempranas”.

Aun así, concluye la especialista, “hay una urgente necesidad de diseñar políticas públicas y estrategias de intervención que protejan a los adolescentes frente a los impactos del cambio climático en la salud mental. Asimismo, el estudio subraya la importancia de implementar evaluaciones psicológicas y medidas preventivas específicas para mitigar el estrés ambiental extremo en esta población vulnerable”.