«Clases de siesta para madres cansadas»
La cantidad y calidad de horas de sueño son ejes fundamentales de la salud. Qué tener en cuenta, tras la llegada de un hijo, a la hora de dormir.
La cantidad y calidad de horas de sueño son ejes fundamentales de la salud. Aunque la llegada de un hijo cambie por completo el modo y el tiempo disponible para descansar es importante que las nuevas familias logren dormir lo mejor posible, más allá de las circunstancias y particularidades de cada bebé.
Para esto, es necesario tener en cuenta varios factores, por fuera de la repetida teoría que afirma que “hay que aprovechar a dormir mientras el niño también lo hace”.
A la hora de explicar la manera en la que dormimos, Vanina Schoijett, puericultora especialista en lactancia materna y crianza, explicó a Clarín que intervienen cuestiones genéticas, epigenéticas, fisiológicas, hábitos y estilos de vida tanto personales como culturales. La salud mental, por su parte, también juega un rol preponderante.
“Tener hijos detona una especie de preocupación permanente acerca de su bienestar y supervivencia y, sin dudas, eso también se traslada a nuestro descanso, ya que mientras duermen, estamos pendientes de si respiran, si tienen calor o frío, si quieren teta o tan solo contacto”, aseguró.
Para mejorar el sueño adulto, la autora de Teta y Sueño. El desafío amoroso de criar bebés y niños (Planeta) instó reflexionar sobre determinadas costumbres que es conveniente erradicar.
Según ella, algunos de los principales aspectos que se pueden analizar para alcanzar un mejor descanso tienen que ver con:
- La reducción del estrés: la especialista aconsejó observar si nuestras relaciones son armónicas, si la crianza de los hijos es equilibrada y compartida, si contamos son una red de apoyo y si en la casa hay una justa distribución de roles y tareas. “El estrés y la carga mental afectan nuestra capacidad de relajarnos y por lo tanto, de descansar”, sostuvo.
- La actividad física: realizar ejercicio cada día, dijo, colabora con el drenado necesario de energía y el aumento de la producción de endorfinas que, entre otras cosas, mejoran la calidad del sueño.
- La exposición diaria a la luz natural: Schoijett explicó que su importancia radica en que como mamíferos diurnos, nuestro cerebro necesita recibir información ambiental contrastada que le permita diferenciar el día y la noche. “La famosa melatonina, hormona vital para la regulación del sueño nocturno, es sintetizada por nuestro organismo a partir de un aminoácido, el triptófano, que a su vez es activado por la luz solar”, aseguró.
- La alimentación: la deficiencia de vitaminas y minerales esenciales como el hierro, el magnesio, el selenio, las vitaminas B12, C y D, el potasio, el zinc y el calcio pueden asociarse a diferentes problemas de sueño como el insomnio, la fatiga crónica y algunas parasomnias.
- La higiene del sueño: esto se vincula tanto a las características del ambiente de sueño (oscuridad, temperatura adecuada, sonido ambiente) como a los hábitos que rodean el momento previo al descanso (por ejemplo, evitar la exposición a pantallas dos horas antes de dormir o evitar la ingesta de alimentos y/o bebidas estimulantes).
¿Dormir al mismo tiempo que el bebé?
“Tenés que aprovechar para descansar cuando el bebé duerme”, suelen escuchar las recientes madres, entre las muchas recomendaciones que más de una vez ni siquiera piden.
Schoijett destacó que éste “es un consejo que suele ejercer una presión enorme en muchas mujeres que, cuando no lo logran, suman una gran frustración al cansancio que ya sienten”.
El tiempo de sueño del bebé no necesariamente es directamente proporcional al tiempo de sueño de esa mamá. Existen personas que, por cómo funciona su ritmo circadiano (también llamado reloj biológico), simplemente no logran dormir durante el día.
Otras, cuyos hijos duermen siestas breves que no les dan tiempo a conciliar el sueño. También puede suceder que estas madres deseen emplear el tiempo en que los chicos duermen para hacer otra cosa que las relaje y satisfaga.
Para todas ellas, la especialista recomendó no estresarse al no poder (o querer) cumplir con esa premisa: “A veces solo con echarse en la cama o en el sillón, escuchar música y relajarse un ratito ya es tan reparador como suficiente”.
La importancia del descanso
Desde INECO enfatizaron que dormir es una parte muy importante de nuestras vidas y es por ello que se considera un componente fundamental dentro de una rutina saludable. Lo ideal, aseguraron, es poder dormir entre 6,5 y 8 horas diarias.
Especialistas del Instituto de Neurología Cognitiva hicieron hincapié en que, durante el sueño, se consolida la memoria, mejora el humor y se afianza el aprendizaje. Como contracara, la falta de sueño puede provocar cambios anímicos y cognitivos como irritabilidad, ansiedad, decaimiento y falta de concentración.
“En la noche, lógicamente el descanso es importante. Cuando las mujeres amamantan, el sueño nocturno es en especial relevante, ya que la prolactina, hormona responsable de la producción de leche materna, está ligada al ritmo circadiano y hace su mayor pico en horas de la madrugada”, dijo la puericultora (en Instagram, @duermetehannibal).
Además, mencionó, la prolactina además tiene un efecto relajante que facilita el sueño materno (de hecho, es común que en los inicios de la lactancia las mujeres sientan cierta somnolencia cuando comienzan a amamantar).
La falta de sueño, concluyó Schoijett, siempre tiene consecuencias que, directa o indirectamente, pueden derivar en agotamiento, lo cual se traduce en falta de ganas y de paciencia.
Fuente: https://www.clarin.com/familias/-clases-siesta-madres-cansadas-claves-conciliar-sueno_0_sZP5f3qixm.html