El hábito inconsciente: el bruxismo
El bruxismo causa desgaste en las piezas dentales y también serias contracturas. Por qué la placa de descanso no es la solución.
«Hay un aumento de consultas a especialistas en bruxismo y también de una población que llega por caries y te dice ‘Yo aprieto los dientes‘, ‘Me levanto con dolores musculares‘. Vienen a buscar solucionar eso. Ahora te dicen directo: ‘Yo bruxo‘», explica a Clarín Jordi Pasart, especialista en prótesis dentobucomaxilar y profesor de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Casi por default, las personas consideran que tienen bruxismo. Los especialistas consultados por Clarín advierten que -en la mayoría de esos casos- esa sensibilidad no es una sensación. Pero que no hay que centrar este comportamiento (¿o trastorno?) sólo en el sillón del dentista.
Hay consenso respecto a que aparece o se agrava por el estrés y la ansiedad (también por dormir poco, tomar mucho café y tener una mala postura). Por eso la mayoría hoy presupone que rechina los dientes. Pero la certeza no llega hasta que lo dice el dentista, basándose en el desgaste de los dientes.
¿Qué es el bruxismo? ¿Todos bruxamos? ¿Cuán grave es rechinar los dientes? La placa de descanso es casi tan habitual como el hilo dental. ¿Sirve? Algunas preguntas que se derivan de un hábito inconsciente que viene creciendo desde la pandemia y no sólo a la noche.
En el sillón odontológico las personas refieren que tienen «los dientes gastados» o «todos totalmente parejos«; que «perdieron la forma«. Algunas, y son los casos más extremos, directamente llegan con sensibilidad. El comentario que más se escucha: «Me levanto con una contractura tremenda«.
El bruxismo es una actividad para-funcional de apretamiento y rechinamiento de los dientes, que genera complicaciones y patologías en el sistema estomatognático. El que está compuesto por las piezas dentarias, los músculos, los huesos y la articulación temporomandibular, que conecta la mandíbula con la parte lateral de la cabeza.
De ahí viene la contractura (tremenda)
. Las contracturas, un síntoma del bruxismo que excede a la boca. Foto Shutterstock.
Quienes bruxan, según diferentes niveles de intensidad (está medido, por ejemplo, que se puede apretar y rechinar los dientes con hasta 113 kilos de fuerza), terminan con los músculos fatigados y los dientes, literalmente, gastados. Esas personas son bruxómanas.
«Seis de cada diez que consultan saben que bruxan. Lo tienen clarísimo», insiste Jordi. Antes no era así. La pandemia detonó un problema que ya estaba entre dientes. Y las consultas siguen subiendo.
«El bruxismo es originado por una actividad para-funcional inconsciente que tiene que ver también con lo psicológico. Hay un aumento de los problemas de salud mental y, paralelamente, de pacientes que llegan con desgastes dentarios incipientes. Algunos, con desgaste severo», detalla el especialista.
La molestia muscular es una contractura en el cuello producto del bruxismo. «Se siente al despertarse», marca.
Las placas, que se usan al dormir, «previenen y ayudan en esta dinámica (de apretamiento y rechinamiento)». Generan alivio, pero no son siempre «la» solución.
Una nueva escuela contra este desgaste cree que bruxar está lejos de ser anormal y que es un comportamiento equivalente a bostezar o eructar. Que no es un trastorno.
Como publicó el Centro Académico de Odontología de Ámsterdam, en los Países Bajos, las pruebas sugieren que esta actividad muscular puede abrir las vías respiratorias para que entre más oxígeno, estimular las glándulas salivales para lubricar la boca seca y hasta neutralizar el ácido gástrico que produce acidez.
Pero esa corriente todavía no se masticó lo suficiente en Argentina.
La toxina botulínica -el Botox, si mencionamos la marca- sería hoy el tratamiento acá más novedoso para tratarlo: su efecto «paralizante» baja la actividad muscular que provoca el rechinamiento.
«Cuando vos gastaste, cuando te comiste, como se dice vulgarmente, los dientes, los erosionaste, no hay cobertura. Y el costo es muy elevado», marca Pasart.
Las obras sociales y prepagas -dependiendo del plan- cubren una placa por año, figura como «aditamento protésico». No hay cobertura para ningún tratamiento restaurador, como el necesario después de roturas por el desgaste de dientes.
Si hablamos de costos, la placa, de nuevo, que sólo es de prevención, hasta el viernes previo a la corrida del dólar post elecciones, estaba entre $ 50.000 y $ 80.000 pesos en el AMBA. A eso hay que sumarle la consulta, si es particular (en promedio arranca en $ 7.000).
Las placas de descanso costaban, antes de la corrida del dólar, desde $ 50.000. Foto Shutterstock.
Las carillas, que pueden costar entre $ 80.000 y $ 100.000 por cada una y se aplica en general un mínimo de 18 por paciente, están contraindicadas en bruxómanos, porque se pueden romper. Así que la estética reparadora de dientes, según el nivel de daño, puede salir desde $ 30.000 por sesión.
La herramienta fundamental para poder diagnosticar una afección articular es un dispositivo electrónico que, con electrodos en la mandíbula, emite una corriente de ultra baja frecuencia. Conocidos como Tens, estos aparatos no se fabrican en el país y tienen precio dólar.
Las placas más específicas se confeccionan con acrílicos de fabricación nacional. Pero hoy está en auge la odontología digital. En estos casos, salen de impresoras 3D y las resinas biocompatibles son importadas.
Bruxismo: de noche y de día
El bruxismo es en gran medida inconsciente y suele producirse durante el reposo. Los estudios sobre el sueño indican que la mayoría de las personas tienen tres o más ráfagas de actividad en el músculo músculo masticador durante la noche. También que ocurre durante la fase no REM. Así que, contra la creencia popular, no se bruxa mientras se sueña.
«En Argentina se trata el bruxismo nocturno y también se trata de tratar el diurno. Es importante, de ser necesario, el tratamiento psicológico o psiquiátrico, para ver su causa. El odontólogo lo que tiene que hacer es proteger el sistema estomatognático», cierra Pasart.
El bruxismo diurno -conocido también como en vigilia- mientras estamos despiertos, en general apunta en su tratamiento a reducir los niveles de estrés.
Quienes llegan a sentarse en el sillón del consultorio de Diego Campolongo, especialista en prótesis dento maxilar de la Asociación Odontológica Argentina (AOA), lo hacen tras una derivación. Para él es «muy común» que no se sepa que se bruxa. Mucho menos, que se rechina los dientes durante el día.
El bruxismo al dormir es el más habitual. Foto Shutterstock.
«Por suerte, cada vez se le está dando más importancia. Es difícil que el paciente use la placa de día, me conformo que la usen para dormir y quizás unas horitas más antes de acostarse mientras miran una serie», cuenta a Clarín.
El bruxismo al dormir es el más habitual y es el que más afecta al desgaste dentario. «El bruxismo en vigilia se relaciona con el apretamiento. A pesar de ser en vigilia, es inconsciente y es el más dañino para la articulación y el ligamento periodontal, el encargado de mantener los dientes fijos en su lugar», detalla.
«Es importante saber que rechinar es una respuesta ante la fatiga muscular por una disfunción de la articulación temporo mandibular (ATM)», explica Campolongo.
La ATM, cuando afecta las superficies óseas o dentarias, es menos notoria para el paciente. En cambio, cuando afecta ligamentos y músculos, se caracteriza por el dolor, y es lo que muchas veces motiva la consulta.
Campolongo asegura hubo un aumento progresivo de personas que necesitan tratamiento por bruxismo. «Sobretodo por el dolor articular, cervical o combinadas y, en casos más extremos, por episodios donde se les trabó la articulación», indica.
¿Qué lo provoca? Las causas más comunes, dice, son por estrés en adultos. «Pero cada vez aparecen más casos en niños o adolescentes, ahí está más relacionado con una debilidad anatómica, enfermedades auto inmunes o consecuencia de la hiperlaxitud articular».
Estadísticamente, las mujeres son las que más se preocupan por la salud bucal, por lo que son también quienes más se acercan por este tema. Pero en los últimos tiempos, cree, «está parejo».
«Si nos referimos a una placa clásica, las que los pacientes denominan placa de descanso, no son la mejor opción. Ayudan, no te lo voy a negar, pero no tratan la causa del problema«, remarca el odontólogo.
El tratamiento con mejor prensa entre estos especialistas es una placa de reposicionamiento neuro muscular (PRN) que «genera un cambio en la posición de las superficies articulares, hace que los músculos funcionen de forma correcta, los ligamentos recuperen su tensión y generen que el disco articular, que relaciona ambas superficies óseas, recupere su forma y funcion».
Ambos bruxismos se tratan con una PRN.
La placa lleva ajustes. Una vez que se logra el buen funcionamiento del sistema, se recomienda acudir a la consulta cada 6 meses y cambiarla a los 3 años. El tiempo de uso dependerá directamente de la gravedad del caso, pero normalmente es de entre 12 y 14 horas.
Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/habito-inconsciente-disparo-consultas-odontologicas-trae-problemas-boca_0_zyEObdAPA0.html