El LSD no es una droga exenta de riesgos

Estos famosos han tomado LSD: ¿es realmente una droga tan segura?

 El LSD es una droga que ha gozado de cierta fama de glamorosa y, por eso, muchas celebridades han llegado, incluso, a alardear de que la toman. Una experta explica por qué puede considerarse menos peligrosa que otras sustancias de abuso, pero no está en absoluto exenta de riesgos.

Mujer bajo los efectos del LSD
  1. María Sánchez-Monge

Hubo un tiempo en el que los actores de Hollywood estaban fascinados con el LSD (dietilamida del ácido lisérgico) y lo consumían con fines terapéuticos o recreativos. Cary Grant fue uno de sus más distinguidos defensores. Después vino la prohibición y la drástica reducción de su consumo… aunque no tanto. Los alucinógenos han estado de moda, sobre todo en ciertas épocas, y declarar su consumo se ha considerado muy glamuroso.

La lista de celebridades que han confesado haber tomado LSD en algún momento de su vida es muy larga. Estos son algunos ejemplos: los Beatles, Steve Jobs, Robbie Williams, Susan Sarandon, Neil Patrick Harris, Angelina Jolie, Sting, Carrie Fisher, Ben Stiller, Fernando Sánchez Dragó… Algunos de ellos experimentaron viajes alucinantes, mientras que otros tuvieron experiencias menos agradables. Robbie Williams ha declarado que intentó apuñalarse cuando estaba bajo sus efectos.

El actor Cary Grant, que consumía LSD

Qué es el LSD y cómo afecta al organismo

El LSD pertenece a la familia de los alucinógenos. “La mayoría de ellos son sustancias derivadas de hongos”, explica María José Polanco, profesora de toxicología de la Universidad CEU San Pablo y miembro del Instituto de Estudios de las Adicciones IEA-CEU. También hay alguna que procede de cactus, como la mescalina o el peyote. En concreto, el LSD es un ácido derivado del hongo denominado cornezuelo del centeno.

Según expone la experta, “este grupo de alucinógenos se consideran drogas de abuso, pero son un poco especiales porque no se ha logrado nunca establecer cuáles son las dosis seguras”. Tienen una dosis tóxica altísima, lo que significa que “con los alucinógenos básicamente no existen sobredosis”.

Como su nombre indica, su principal efecto son las ilusiones o alucinaciones, para lo que puede ser suficiente un microgramo. Para llegar a una dosis mortal hay que incrementar notablemente esta cantidad: “En estudios con animales se ha visto que las dosis letales son del orden de 10 o 20 miligramos, es decir, más de 1.000 veces una dosis”. 

Polanco añade que es “muy poco adictiva”. Es más, “la dependencia de alucinógenos es una categoría separada de otras drogas de abuso”.

Principales efectos del consumo de LSD

Energy Control, programa de intervención para la reducción de daños del consumo recreativo de drogas, describe los siguientes efectos del LSD, que varían en función de la persona y la situación:

  • Susceptibilidad emocional: la persona puede oscilar entre la tristeza intensa y la euforia. Estos sentimientos tienden a evolucionar en muchas personas hacia sensaciones de omnipotencia.
     
  • Aumento o descenso de la ansiedad.
     
  • Mayor interés por las relaciones interpersonales.
     
  • Facilidad para sentirse herido/a por otras personas o ignorado/a.
     
  • Puede ocasionar reacciones de tipo paranoide (creencia que las demás personas le desean algún tipo de daño).
     
  • Mayor sensibilidad a los estímulos sonoros y visuales en general.
     
  • Distorsiones de la propia imagen corporal.
     
  • Distorsiones visuales que suelen ser simplemente ilusiones, aunque pueden, en ocasiones, ser también alucinaciones (indistinguibles de la realidad).
     
  • Sinestesia de todo tipo: música que produce visiones, imágenes visuales que producen olores, etc.
     
  • Alteración de la percepción del tiempo: sentir que el tiempo se detiene, o que va hacia atrás o se acelera.
     
  • Percepción alterada del mundo externo, como algo inestable y escurridizo.
     
  • Estimulación de los procesos del pensamiento, ocasionando el paso acelerado de una idea a otra.
     
  • Disrupción del pensamiento o de los conceptos. 
     
  • Sentimientos de unidad con el entorno y las demás personas.
     
  • Sensación de comprender la vida y la existencia.
     
  • Experiencias místicas y una fuerte tendencia a pensar en términos existenciales.
setas alucinógenas

Riesgos del consumo de LSD

Que el peligro de sobredosis por consumo de LSD sea escaso y no sea una droga adictiva no significa que no plantee ningún riesgo. Las microdosis que se administran tienen, según Polanco, “un potencial de distorsión de la realidad muy potente y una persona puede llegar a creer, por ejemplo, que puede volar y tirarse de un décimo piso”. Por lo tanto, a diferencia de drogas como la cocaína o la heroína, que tienen un efecto tóxico que puede derivar en sobredosis, parada respiratoria o toxicidad neurológica, en este caso el peligro radica en sus efectos sobre la percepción de la realidad. Por eso, advierte la especialista en toxicología, “hay que manejar con mucho cuidado las dosis”.

Dejar de tomar alucinógenos como el LSD no provoca síndrome de abstinencia. No obstante, según revela Polanco, “se sabe que, a largo plazo, en sujetos que la han usado mucho y en dosis continuadas, puede aparecer lo que se conoce como trastorno perceptivo persistente por alucinógenos”. Este trastorno consiste en experimentar los efectos del consumo de la droga (ver colores raros o escuchar sonidos, por ejemplo) cuando han pasado días, semanas o meses desde la última dosis. “Es como una especie de perturbación visual o auditiva que va y viene” resalta la experta, que aclara que “su incidencia no es muy alta porque la mayoría de quienes toman LSD son consumidores esporádicos”.

Efectos adversos frecuentes

Energy Control señala que el uso frecuente de esta sustancia “genera una rápida tolerancia, de modo que el consumo deja de producir efecto». Sin embargo, no suele ser persistente, ya que “disminuye tras unos días de abstinencia”.

Por otro lado, en algunos casos pueden aparecer un aumento del ritmo cardíaco y de la tensión arterial.

Efectos adversos graves (menos frecuentes)

La intoxicación por LSD no tiene consecuencias a nivel fisiológico, sino psicológico. “Si se mezcla con otras sustancias, se consume una dosis demasiado alta, se está pasando por una mala racha o se tiene una predisposición genética, puede producirse un viaje difícil, que puede acompañarse de alucinaciones desagradables, agitación, desconfianza en las personas del entorno y temblores”, explican desde Energy Control. Estas experiencias tan desagradables son limitadas en el tiempo, si bien pueden durar más de 24 horas. “En caso de prolongación excesiva de estos efectos negativos, es recomendable solicitar ayuda médica”.

Existe controversia sobre hasta qué punto las sustancias psicodélicas pueden causar un trastorno psiquiátrico permanente (sobre todo de tipo psicótico). En todo caso, los expertos coinciden en señalar que se produciría en personas vulnerables o predispuestas: “Una experiencia traumática con psicodélicas podría desencadenar una esquizofrenia (al igual que otros factores estresantes -o percibidos como estresantes- como la separación o el divorcio de las personas que te han criado, la muerte de un ser querido, etc), pero no es un riesgo extrapolable a la mayoría de la población”.

LSD para tratar enfermedades mentales

En los últimos años se está investigando a fondo el uso del LSD y otras sustancias psicodélicas frente a algunas enfermedades mentales. Polanco subraya que en estos casos se utilizan microdosis, muy inferiores a las que se emplean con fines recreativos (entre una décima y una veinteava parte de lo que sería una dosis recreativa). Aunque todavía no hay resultados plenamente concluyentes, quienes investigan en este terreno lo hacen con la seguridad de que se trata de sustancias sin efectos neurotóxicos, es decir, no producen ningún daño sobre las neuronas. El cannabis, el alcohol, la cocaína, la heroína y muchas otras drogas sí que producen este tipo de toxicidad. 

Se están estudiando los posibles beneficios del LSD, la ayahuasca, la psilocibina y otras sustancias frente a enfermedades como la depresión, el síndrome de estrés postraumático o la ansiedad. Polanco señala una de sus potenciales ventajas: “Los psicofármacos legales, como las benzodiacepinas, están generando grandes problemas de adicción; en cambio, con estas sustancias no existe ese riesgo”.