El maltrato verbal también es violencia
Recuerdo muy claramente esa tarde que me quedé a cargo del grupo de karate en la academia, siendo estudiante de psicología aún. Eran chicos de 8 a 15 años aproximadamente y como los grupos se arman según la jerarquía en la práctica (más avanzados adelante, cinturones blancos y bajos más atrás), Luisito había quedado muy cerca de la puerta de salida.
No fue muy afortunada esa ubicación ya que su padre, que solía acercarse a las clases, estaba allí. La política de la academia era permitir que cualquier persona observara la práctica. El padre de Luis lo hacía regularmente. Venía con overol, seguramente salía de su trabajo a ese horario, pero además un perfume a alcohol lo envolvía siempre y sus ojitos rojos lo delataban.
Maltrato verbal: cómo afecta a los niños
Se sentaba con las piernas abiertas y los brazos cruzados, como si estuviera en un banquillo acusatorio. No pasaba mucho tiempo hasta que comenzaba a maltratar con indicaciones a su hijo: que levantá más la pierna, que gritá fuerte cuando tires un golpe, que esto y aquello. El pequeño de 8 años comenzaba a temblar cuando lo sentía cerca.
Yo había captado eso varias semanas atrás, pero ese día, a cargo de la clase, una fuerza me hizo acercarme al hombre y desear tomarlo del cuello y ajusticiarlo. Pero no. Me detuve. Lo miré con firmeza y nada más. El pensamiento de que eso sólo incrementaría el dolor del pequeño y exacerbaría el maltrato privado al que seguramente era sometido, me hizo desistir.
Estaba en una encerrona trágica, un niño que sufre maltrato emocional pero poco para hacer desde una humilde posición como la que esa tarde me tocaba asumir
El silencioso trauma del maltrato emocional
Existe tanto dolor en el mundo, en el espacio privado de muchos hogares, en la cercanía de vínculos familiares. Ese sufrimiento suele ser ocasionado por aquellos que detentan poder, los mayores, hacia los pequeños, los más indefensos. Y mucho más de hombres a mujeres. Se materializa de mil formas, con mil rostros.
La licenciada Paula Moreno, profesional especializada en maltrato infantil, advierte que “todas esas experiencias traumáticas tienen severas consecuencias en el desarrollo de los niños”. Recordemos que trauma no sólo es una situación de excesiva intensidad que no podemos procesar psíquicamente, sino también microsituaciones de estrés continuo que se experimentan como vulnerabilizantes.
“A este tipo de trauma relacional desde edades tempranas se lo suele denominar ‘trauma del desarrollo’», nos dice Paula. “Se ha estudiado que el impacto que tiene en el niño se ve acrecentado si se conjuga con otros tipos de malos tratos de manera crónica”, agrega.
“El maltrato emocional se encuentra en la base de todas las otras formas de malos tratos: maltrato físico, negligencia, abuso sexual, ser testigos de violencia”
Esto tiene un costo alto en la vida de los niños: “El resultado se corresponde con una desregulación en todas las áreas del desarrollo: la afectiva, la conductual, la cognitiva, el área del autoconcepto, de los vínculos interpersonales, del control de la impulsividad, en la conducta somática”.
Un golpe certero al alma: el maltrato verbal
Para la psicóloga, el maltrato verbal es una de las expresiones más duras del maltrato emocional y consiste “en una hostilidad verbal crónica, en forma de insulto, desprecio, crítica o amenaza de abandono y constante bloqueo de las iniciativas de interacción con el niño”.
“Este concepto es vital si logramos entender que los vínculos tempranos con los cuidadores (responsables de la arquitectura del cerebro del niño) nos modelan en los primeros años de vida. Cuando estos vínculos están dañados, la arquitectura del cerebro del niño también”.
Cuando los cuidadores desarrollan habilidades parentales sanas, esto repercute en el bienestar del niño y en su sano desarrollo
Podemos pensar en al menos 10 formas de maltrato verbal, según algunos estudiosos:
- Acusaciones y culpas.
- Palabras degradantes.
- Bloqueo del diálogo.
- Juicios y críticas.
- Trivialización de lo que hace o dice.
- Amenazas.
- Órdenes.
- Cosificación.
- Gritos e insultos.
- Reacciones ante reproches.
Maltrato verbal: consecuencias
En los niños las consecuencias de estas conductas pueden ser muchas, poe ejemplo:
- Niveles altos de ansiedad.
- Ataques de pánico.
- Fobias.
- Estrés.
- Enuresis (incontinencia urinaria).
- Aislamiento.
- Máxima sensibilidad emocional, entre otros.
El impacto obviamente es de por vida: personalidad debilitada, agresividad y dificultad para desarrollar vínculos sanos
La campaña «Sin Agravios»: reeducando a los padres
¿Qué necesita desarrollar un padre que maltrata verbalmente a sus hijos para cambiar? Gran pregunta, ya que no se trata sólo de una buena intención. Ese padre o esa madre seguramente han sido víctimas también de esa experiencia en su momento. Por lo tanto, no es la culpabilización ni el castigo lo que los ayudará a cambiar. Es primero la comprensión del daño que producen y luego un proceso de ayuda que incluye asesoramiento y psicoterapia.
Se trata de que ellos logren generar otras vías de descarga, de procesamiento de la emocionalidad, de la angustia y del enojo, y que no vuelquen sus frustraciones en los pequeños. Las escuelas y los consultorios médicos (en los controles de salud) son lugares claves para detectar estas interacciones dañinas.
Paula dice que los padres deben aprender a “estar atentos, conscientes de sus propias emociones, a cómo repercuten en sus cuerpos y en sus conductas, cómo se relacionan con sus pensamientos y cómo la conducta de crianza puede estar influida por la crianza que ellos mismos han tenido. Si bien no hay recetas, sí existen maneras de cultivar y entrenar estas habilidades parentales y prevenir de esta manera no sólo los malos tratos, sino favorecer la crianza de niños sanos. Cuanto más conscientes estén los padres, menos posibilidad hay de reaccionar y podrán elegir sus conductas de crianza de manera más adecuada”.
Y aquí el mindfulness puede tener un rol importante: “La práctica de la conciencia plena, enseñada de manera pedagógica y simple, puede ayudar a llevar conciencia a todas estas actividades de la mente”, enfatiza la profesional. “Las emociones, los pensamientos y cómo eso se siente en el cuerpo. Podemos entrenar la conciencia de nuestros propios estados internos y por ende estar atentos a los estados internos de nuestros hijos”.
La campaña SIN AGRAVIOS, que se realiza a través de redes sociales, intenta ser una práctica más de mindfulness, «llevando conciencia y visibilizando esta forma de maltrato que los niños padecen», comenta.
Permite dar una herramienta para que los padres o cuidadores fortalezcan sus habilidades parentales y resguarden la salud psicofísica de los niños.
Fuente: https://buenavibra.es/afectos/palabras-que-lastiman-el-maltrato-verbal-tambien-es-violencia/