El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue devaluado a Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue devaluado por el gobierno a Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género. El problema no es el organigrama burocrático sino que la desjerarquización sube el riesgo de femicidios, agresiones, amenazas y acoso callejero. Y la pregunta es si quienes niegan la violencia machista van a luchar contra la violencia machista o si dejan ese nombre solo como una fachada
El Presidente Javier Milei eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y publicó la decisión en el Boletín Oficial (REUTERS/Agustin Marcarian)
La lucha contra los femicidios, el abuso sexual y la desigualdad salarial se fueron a la B (o a la C, D y Z) en Argentina. El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se devaluó a Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género. Durante la democracia había sido Instituto Nacional de las Mujeres y Consejo Nacional de las Mujeres. La lógica, en 40 años de democracia, fue subir la importancia del organismo y no rebajarlo a su mínima expresión.
El problema no es que no haya Ministerio de Mujeres como si lo importante fuera una firma, un sello o un edificio. No se trata de la forma burocrática que toma la atención a las mujeres que llaman desesperadas porque las amenazan con exhibir sus fotos sexuales si cortan con su pareja o que les pusieron un cuchillo para tener relaciones sexuales. El problema (y sí que hay un problema) es la concepción del desguace del Ministerio de Mujes a Subsecretaría: cuidar a las que cuidan es mucho menos importante y las que pueden morir por ser mujeres están más expuestas al riesgo de no ser cuidadas.
La Libertad Avanza (LLA) había anunciado, durante la campaña electoral, que iba a dejar “afuera” (en la performance donde Javier Milei arrastraba áreas públicas como papelitos que iban a un tacho de basura) al Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. La promesa electoral era festejada por gran parte de su electorado en una demostración de fuerzas y de una fuerza basada y viciada en el odio a las mujeres y la diversidad sexual que es caratulada como enemiga de sus ideas.
La medida real es, de todas formas, todavía, menos drástica de la que habían prometido en campaña en donde los misiles estaban puestos contra los derechos de las mujeres en una mística de guerra machista. El resultado, un tanto más leve de lo que le prometieron a su hinchada de la machoesfera, es una muestra de los altos costos sociales, jurídicos e internacionales de llevar a un gobierno, ya enfrentado a una enorme protesta social, a vulnerar valores democráticos como la igualdad de género.
El presidente Javier Milei, a pesar de su furia antifeminista, mantiene, contra sus principios, (al menos en teoría) la idea de la lucha contra la violencia machista. El área del ya difunto Ministerio pasa a llamarse Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género. La Línea 144 y las políticas para prevenir femicidios van a quedar (entre tantas otras cosas) a cargo de Sandra Pettovello, en el Ministerio del todo poderoso Capital Humano.
La medida fue publicada, el 27 de diciembre, en el Boletín Oficial, mediante el Decreto 86/2023 firmado por Milei y por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Sin dudas, es una mala noticia para las mujeres argentinas, en un contexto de impunidad para los actos machistas, en una ola de impunidad ante las denuncias de abusos sexuales y de borramiento de una agenda de vanguardia que llevo a la Argentina a ser un ejemplo de libertad y progreso. Ahora, en cambio, Argentina es mirada como un espejo de retroceso.
La periodista Silvina Molina muestra que, a pesar que el discurso oficial es que las mujeres se tienen que saber defender solas, la idea que la única política va a ser contra la violencia de género, es un retroceso que victimiza
-¿Usted niega los femicidios?, le preguntó Myriam Bregman, en el debate presidencial a Milei.
-¿Qué femicidios? Igualdad ante la ley. Hay que aplicar la ley, respondió Milei, el domingo 8 de octubre del 2023, antes de llegar a la Casa Rosada.
Si Milei cumpliera con la frase que pronunció en el debate presidencial hoy no hubiera quedado ni la Subsecretaría de Protección a las Víctimas de Violencia de Género. Si esa frase se llevara a la realidad se podría derogar la ley 26.791, sancionada el 14 de noviembre de 2012, que estipula el agravante por femicidio en Argentina.
Si las políticas de género quedan afuera por completo, por supuesto, también correría riesgo la Ley de Protección Integral a las Mujeres para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia, sancionada el 11 de marzo del 2009. Esa norma fue inspirada en la normativa española que jerarquizó la lucha contra la violencia machista como una prioridad de Estado. Ahora, al compás de la ultra derecha europea, no solo no es una prioridad, sino que es una desvalorización explícita de las marcas que afectan particularmente a las mujeres.
En el debate electoral el Presidente Javier Milei declaró: «¿Qué femicidios? Hay igualdad ante la ley» (EFE/ Agustín Marcarian)
Si esa lógica se siguiera también se pueden quitar (restringir, obstaculizar o frenar la admisión) las asignaciones para hijos e hijas de víctimas de femicidio, que otorga la la Ley 27.452, por el Régimen de Reparación Económica (llamada Ley Brisa), que fue reglamentada el 1 de octubre del 2018, por el ex presidente (y aliado de la actual gestión) Mauricio Macri y la derogación de la responsabilidad parental para los femicidas, que fue sancionada el 31 de mayo del 2017, con el nombre de “Ley de Privación de la Responsabilidad Parental”.
La Vicepresidenta (autopercibida Vicepresidente en masculino) y Presidenta del Senado Victoria Villarruel también llegó más lejos de lo que, hasta ahora, llega el gobierno, al declarar en una entrevista que “para mí y para muchos la violencia no tiene género”. ¿Cómo va a proteger a las víctimas de violencia de género un gobierno que no cree que exista la violencia de género?
“Entiendo que hay situaciones en las que hay mujeres que son víctimas, pero también hay niños que son víctimas, ancianos que son víctimas y hombres y discapacitados. Me parece que cuando creamos estas diferenciaciones rompemos la igualdad ante la ley y le hacemos un grandísimo daño al sistema democrático”, opinó. ¿Si mantener una Subsecretaría de Protección a las Víctimas de Violencia de Género le hace daño a la democracia van a sostener ese organismo o van a hacer daño a las que dicen que van a proteger?
«Entiendo que hay situaciones en las que hay mujeres que son víctimas, pero también hay niños que son víctimas, ancianos que son víctimas y hombres y discapacitados. Me parece que cuando creamos estas diferenciaciones rompemos la igualdad ante la ley y le hacemos un grandísimo daño al sistema democrático», dijo Villaruel (REUTERS/Agustin Marcarian)
Villarruel piensa igual que el partido de ultra derecha español Vox que, a diferencia del Partido Popular (PP) o de Juntos por el Cambio, coincidían en que la violencia machista requería el consenso de políticas públicas más allá de otras diferencias económicas o políticas. Las declaraciones de Milei y Villaruel -de las que no se retractaron y no aclararon una vez derogada la jerarquía de la lucha contra la violencia de género- muestran que la devaluación es más profunda que la que salió en el Boletín Oficial.
Si no creen que exista ni la violencia de género ni el femicidio no solo quitan el estándar de Ministerio a la lucha contra las agresiones machistas, sino que, más allá, de las letras de molde, van a quitar respaldo, presupuesto y acción a la lucha contra la violencia de género. No es creíble que lo que parecen sostener (la protección contra la violecia de género) funcione más que como fachada, ya que no creen en proteger a las mujeres, ni en que la violencia exista. Por lo tanto, el peligro está a la vista y es más grave, todavía, de lo que se ve.
¿Es un respiro que a pesar de la destitución del Ministerio de las Mujeres las políticas públicas de protección a las mujeres y a las personas LGTTBQ continúen o es solo un gesto de dolor para no ser acusados de desmantelar la protección a las mujeres y trans que es lo que realmente están haciendo?
El Ministerio de Capital Humano va a absorver la lucha contra la violencia de género, según se publicó en el Boletín Oficial
La desprotección a las mujeres no se produce porque no haya un ministerio, sino porque hay un gobierno que no quiere proteger a las mujeres. Esa desprotección puede quitar todos los escudos de la escucha, la ayuda y la tecnología (botones antipánico, tobilleras electrónicas o dispositivos duales) o medidas o puede dejar algún espacio para preservar las formas, pero ir hasta el fondo en desamparar a las mujeres solas y dar muestras de impunidad a los violentos que escuchen, vean y crean que ya no tienen frenos si quieren lastimar a una novia, ex esposa o madre de los hijos a la que creen su pertenencia.
Las presiones de organismos internacionales, una evaluación jurídica del impacto de una decisión más drástica en un país con tratados internacionales firmados que comprometen la lucha por la igualdad y contra la violencia de género y algunas referentes de la gestión macrista (en donde se enfocaba la política hacía las mujeres en la lucha exclusiva y excluyente contra la violencia) podrían ser factores influyentes en la decisión de dejar una fachada de legitimidad internacional aunque se desmonte la protección activa a las mujeres que son golpeadas, violadas, insultadas o amenazadas.
La apología a la violencia -que comenzó antes que La Libertad Avanza llegue al gobierno y que, justamente, fue la forma en la que La Libertad Avanza pudo llegar al gobierno- no es un juego mediático, un tuit picante o una declaración impolíticamente correcta. Es una forma de avalar, de forma pública, la violencia que se reproduce en la intimidad y que ahora parece tener el camino mucho más libre para levantar la mano.
El 25 de noviembre el (ahora devaluado) Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad sufrió amenazas de bomba
En realidad, la política es la política y ahora no hay nada más político que la casta más casta de todas: los varones con poder ejerciendo el poder y subestimando a las mujeres con algunas mujeres apoyándolos para que parezca que las malas son las brujas a las que hay que cazar, quemar y callar. Eso sí, la inquisición contra las que cuidan ya empezó y la protección no se ve ni se siente.
La diputada Lilia Lemoine fue quien dijo, en un video que trascendió sus múltiples capacitaciones sobre cómo ejercer la violencia política como método para alcanzar cargos en la política, que Ofelia Fernández (ex legisladora bonaerense y actualmente joven sin cargo político alguno) ) debía llamarse “tanque australiano de media lunas”. La agresión corporal, la defensa de la violencia como forma discursiva y el blanco en mujeres jóvenes con repercusión en redes sociales no fue una falla, fue una punta de lanza.
La clase de Lilia dio resultados. Ni Ofelia ni ninguna otra joven que haya luchado contra el acoso sexual de profesores, que haya peleado por tener derecho a decidir sobre su cuerpo, que haya cuestionado a los preceptores y políticos por no escuchar a las jóvenes y que haya logrado representar a las y los estudiantes secundarios en la adolescencia hoy tiene un cargo, un lugar de representación o voz pública. No solo ganaron una banca, desbancaron la representatividad social de las jóvenes.
0 seconds of 1 minute, 37 secondsVolume 0%En IP Lilia Lemoine sostuvo que las mujeres se tienen que saber defender, pero el gobierno considera que la política hacía las mujeres solo las tiene que atender en su rol de víctimas
Lilia sí tiene cargo, sueldo, micrófonos y poder. No llegó por azar, sino por ejercer la violencia y la mentira contra Ofelia por su cuerpo, por sus gustos, por su ropa y por cualquier otra cosa que dijo, hizo y enfrentó la joven dirigente estudiantil. La bandera anti feminista y la Operación Triunfo basada en la demonización de una enemiga ridiculizada no son una excepción sino una forma de llegar al poder y justificar la violencia en el poder.
Lilia ocupa un lugar más alto que Ofelia (es diputada y no solo legisladora local) y muestra que la violencia política y digital es un plan que da buenos resultados para quién lo ejerce y que deja afuera no solo a la mujer a la que se ataca sino a todas las otras a las que se les cierran las puertas (o se atemorizan de ocupar lugares relevantes por los precios a pagar) para que ni sueñen con abrir la boca o llegar a espacios de toma de decisión.
En una entrevista con Mariana Veron, Lilia Lemoine, que es diputada, dijo que “hicieron una ley por la cual un hombre diga un piropo puede ir preso”. Lemoine es diputada (tiene que votar leyes) y dice que se votó una ley contra el acoso callejero. Es mentira. No hay ninguna ley. La periodista le retruca que es una contravención. No es un error. No es un exceso. No es una forma de decir. Es un plan.
La diputada Lilia Lemoine dice que es ley una ley contra el acoso callejero que no es ley y que los hombres necesitan que los defienda (Télam)
La mentira, las fakes, las distorsiones son las formas de llegar a ser diputada de quién desconoce las leyes, desinforma y manipula. No es una sorpresa. Sin embargo, es un riesgo para todas las chicas que hoy caminan sabiendo que tocarles la cola, eyacularles en el tren o asustarlas con gritos sobre una potencial violación no solo está prohíbido sino que forma parte de un acuerdo social que dijo “basta” y que hoy vuelve a permitirse (y a festejarse) desde el poder tocar, agredir, asustar y acabar con la libertad de caminar por la calle.
La mentira no es la verdad. No hay una ley nacional y sí una ley en la Ciudad de Buenos Aires (gobernada por la alianza electoral de Juntos por el Cambio que llevó al gobierno a La Libertad Avanza) que, en 2015, sancionó la Ley 5.306 sobre Acoso Callejero. En 2016 se incorporó el acoso sexual en espacios públicos y privados de acceso públicos al Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires con la Ley 5.742.
El 8 de mayo del 2019, a través de la Ley 27.501, sí se sumó el acoso callejero a la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Vioelncia contra las Mujeres. La norma estipulaba el repudio a la “Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u ofensivo”.
Lilia Lemoine dijo que tiene que defender a los hombres que pueden ir presos por el acoso callejero
De todas maneras, igual que toda la norma, no es una ley penal ni imponía la pena privativa de la libertad. Recomendaba hacer un taller sobre violencia de género para que un colectivero que insultaba a una chica que no se animaba a salir de su casa pudiera aprender que estaba generando daño y que impedía la libertad de una joven. No eran barrotes, era aprendizaje. El acoso, en cambio, sí es un barrote para quién deja de hacer, de estudiar, de trabajar y de divertirse por efecto de los insultos, tocamientos y temores que genera el acoso.
Lilia dice que le gusta que le digan “Adiós preciosa”. Probablemente a muchas mujeres también. Y quiere lograr el consenso entre las sedientas de halagos para culpar de la retracción masculina al cuco del feminismo. Pues no mi ciela, la marcha atrás de los varones en el sexo y la seducción no es culpa de decirles que no violen y no acosen, sino de sus fobias y de una neo misoginia erótica y fóbica. No es que si permitimos que cualquiera nos toquen el culo en la calle nos van a decir cosas preciosas al oído. No nos van a endulzar por dejarnos insultar.
El problema no es -ni nunca fue- que a una mujer le digan “Adiós preciosa”. El problema es que, justo cuatro días antes del final del 2023, las mujeres le dicen adiós a la posibilidad de salir a la calle protegidas, a su libertad para decir qué les gusta y qué no les gusta, a decidir que quieren escuchar y qué no y de parte de quién y para que la libertad sobre su cuerpo no sea serruchada por un retroceso que vuelve a manosear los derechos de las mujeres.
Fuente: https://www.infobae.com/opinion/2023/12/28/adios-preciosa-hola-violentos/