El poder de las sensaciones
La inteligencia sensorial o el poder de las sensaciones. La eutonista, psicodramatista, psicóloga social y profesora de Letras Susana Kesselman asegura que la inteligencia sensorial está alimentada por sensaciones, por un saber sensible que posibilita conexiones entre modos de hacer, de sentir, de pensar sin juzgarlos.
POR SUSANA KESSELMAN
En su libro “La inteligencia emocional”, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman desarrolló con ese nombre una de las ocho Inteligencias múltiples que investigó su maestro, el neuropsicólogo –también nacido en Estados Unidos- Howard Gardner.
Al leerlo tuve una serie de vivencias y en principio me pareció interesante el concepto. Se trataba de valorar la emoción como parte de una de las inteligencias. Se reivindicaban conceptos, conductas, ideas que valoraban las emociones y les asignabas un rol fundante en las cartografías de los comportamientos.
En mi caso, a medida que la lectura avanzaba descubría una cierta inquietud, incomodidad, una agitación que mariposeaba en mi cuerpo. ¿Qué me estaba sucediendo que no encontraba la continuidad, la paciencia para esta lectura? La inteligencia sensorial, a la que le doy una importancia fundante y que Goleman no mencionaba, me alertaba de “algo”.
La inteligencia sensorial, a la que aludo en mi trabajo como terapeuta corporal, revela los variados estados que experimentamos, desapacibles o placenteros, incluso durante la lectura de un libro. Es una inteligencia alimentada por sensaciones, por un saber sensible que posibilita conexiones entre modos de hacer, de sentir, de pensar sin juzgarlos.
En el primer libro de Goleman (“Liderazgo, el poder de la inteligencia emocional”) ya se vislumbraba una suerte de racismo de las emociones. Las había de primera y de segunda. Los chicos de las barriadas chicanas de Estados Unidos, por ejemplo, tenían el hándicap de una cultura de desarraigo, portadora de emociones peligrosas que había que descartar. Este libro se convirtió en un best seller.
En los sucesivos libros y trabajos en los que se aplica este concepto ese “algo” se esclareció. La expresión inteligencia emocional se aplica, ya sin pudor, a las ventas, al marketing, al éxito, a la captación de clientes.
Goleman nos promete que a través del manejo de las emociones, de escoger las buenas y de abolir las malas -las que podrían llevarnos a acciones indebidas, a pensamientos negativos- lograremos una óptima performance en el Mercado y sabremos conducirnos al mejor estilo Bill Gates, en el paraíso prometido del Capitalismo Mundial Integrado.
Una vez más nos prometen el paraíso.
Fuente: Télam