Errores que cometemos por falta de amor propio

  • Una carencia que arranca en la infancia, con efectos que pueden durar toda la vida.
  • Cómo evitarlo.

«Hace 10 años soy la amante de mi jefe, el casado. Estoy con tratamiento psiquiátrico, trastorno de ansiedad y depresión. Ojalá pueda salir de este infierno».

Relato de una mujer en redes sociales frente a la pregunta: ¿Qué hiciste en tu vida por falta de amor propio?

Escucho muchas, pero muchas historias como esta en consultorio y en mis funciones de teatro de Primero yo, después te quiero.

Historias de quienes no saben lo que valen y dan por si mismos tan poco como los vínculos que eligen para dar vuelta una historia de la que no son culpables de haberla vivido, pero afortunadamente sí responsables de lo que hacen con ella.

Sobreadaptarse a las situaciones

Hombres y mujeres a los que les han hecho creer que no merecían lindos amores, o que tenían que pagar un valor agregado para ser aceptados.

Una vez salí a correr en la montaña con una amiga maratonista. Yo claramente no lo soy, apenas si salgo a caminar y algún trote puedo llegar a sostener. La primera media hora fue de un estrés tremendo para mí. Sentía que tenía que dar lo máximo y un poco más para estar a la altura de las circunstancias (frase que me parece hermosa y clara).

Mi amiga viendo mi agotamiento y lo mal que la estaba pasando detiene su marcha, me pone las manos en los hombros y me dice: «Ale relajá, no estás dando un examen. Yo salí a pasear con mi amigo, no a entrenar. Vos divertite y disfrutá, que yo disfruto con vos».

El resto del paseo fue hermoso.

Mi amiga tuvo en ese momento y siempre el don de la empatía y desde allí pudo percibir que me estaba sobreadaptando para que ella «fuera feliz».

En el día a día y en los vínculos de pareja/laborales /familiares no siempre nos encontramos con personas como Mariana (así el llama mi amiga).

Y si del otro lado no hay registro del otro, y de nuestro lado hay una percepción de que no es suficiente con lo que somos/tenemos/ podemos, entonces, créanme, lo vamos a pasar muy pero muy mal.

Nos merecemos lindos amores, siempre, sin excepciones. Ninguna. ¿Está claro? Ojala que sí. Cuanto antes lo tengamos claro mejor, porque la vida es un rato.

El camino largo y sinuoso del amor propio

El amor propio se construye desde los primeros momentos de nuestras vidas, o quizás antes.

Cuando somos niños o niñas pequeños, nuestros adultos primordiales pueden ponernos a jugar el partido de la vida con Messi en cancha y Scaloni en el banco, o con un equipo diezmado y la hinchada rival de frente.

Validados desde el hacernos sentir que nos merecemos lindos amores siempre, sin excepción ni condiciones. Sin dar de más.

El amor propio se construye desde afuera hacia adentro y se sostiene desde adentro hacia afuera. Somos responsables de lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros, dijo Jean Paul Sartre. Y si lo que hicieron (desde el desconocimiento o el no poder, quizás) no nos ayuda, podemos dar vuelta la historia.

Si un niño o niña recibe de sus adultos frases como: no servís para nada, no sé qué más hacer con vos, lo único que traés son problemas, entonces desde su vulnerabilidad va a sentir que no es suficiente, que no merece ser bien amado.

No puede discernir y pensar «qué mal manejo de las emociones y el estrés que tienen mis padres». No. Siente y se convence de que el problema es suyo. Mejor dicho: que él ES el problema. Cuando crezca y sea adulto elegirá sus vínculos desde esa creencia limitante. Y va a jugar una carrera angustiosa y tortuosa para ser elegido/a. Tendrá que hacer un sobreesfuerzo para ganarse el amor.Superar las creencias limitantes demanda trabajo. Foto Shutterstock.Superar las creencias limitantes demanda trabajo. Foto Shutterstock.

Una paciente me contaba hace tiempo que en ocasión de participar de una selección de personal para un puesto de trabajo sufría tantísimo la espera y se dormía pensando que más podía hacer para sacar una diferencia que la aleje de sus competidores.

La ansiedad y temor la invadían, se sobredaptaba abandonando su dignidad y haciendo lo que no deseaba para lograr la aceptación y ser «elegida».

En los distintos ámbitos de nuestras vidas (laboral, afectiva, pareja y familias) no demos nunca aquello que vulnera el límite de nuestro amor propio.

Una pequeña de 12 años me regaló un día en sesión una frase que aún hoy abrazo y me emociona: «Ale estoy perdiendo mis miedos, estoy recuperando mi dignidad«. Aplausos de pie para esta niña, hoy mujer plena de amor propio y dicha.

Que no te hagan luz de gas

Una mujer contaba en una función de teatro que estuvo casada 25 años con un manipulador con rasgos narcisistas y psicopáticos.

Creyó que enloquecía en un fenómeno muy corriente en vínculos de dependencia emocional llamado gaslighting o luz de gas.

El nombre proviene de una película de Ingmar Bergman, del año 1944.

En la casa suceden eventos extraños que hacen dudar a la joven esposa de su cordura, que resultaron ser provocados por su marido para quedarse con una herencia.

De manera sutil, sostenida y persistente logra que su mujer vacile sobre sus percepciones, sus ideas, sus creencias.

Este fenómeno es lastimosamente mucho más frecuente de lo que pensamos, más allá de los ribetes cinematográficos. «No es lo que vos pensás», «entendiste mal», «no dije eso jamás» y tantas otras maneras de negar realidades evidentes que hacen que perdamos la referencia de nuestra lucidez.

El antídoto para este tipo de intervenciones vinculares es siempre el amor propio y el no dudar más allá de lo prudente de nuestra autovalidación.

Vulnerables y narcisistas: un combo peligroso

«Mi ex pareja se quedó sin trabajo, me decía que el me había salvado de una depresión y que yo tenía que devolverle lo que había hecho por mí. Vendí mi casa ( mi única propiedad). Por suerte, mi hijo mayor habló con mi terapeuta y no dejó que le diera el dinero.»

La combinación de alguien extremadamente vulnerable con alguien que tiene fuertes rasgos narcisistas o psicopáticos y en consecuencia ningún registro empático es muy frecuente y peligrosa.

La salida es siempre hacia adentro. Regalo llaves en el teatro, como símbolo de que somos nosotros quienes elegimos quién entra o sale de nuestra vida. Y cada uno tiene su llave, por lo que nadie debería entrometerse en la vida de nadie sin sano consentimiento.

Llaves del amor propio

Te dejo algunos alertas para que puedas usar tu llave con firmeza y amor hacia vos:

  • Conocete y desde el autoconocimiento podrás valorar tu fortalezas y trabajar tus debilidades. Nadie tiene derecho a maltratarte por aquellas cuestiones que no son tu fuerte.
  • Si tu amor propio está flojito de papeles, hacé terapia, leé libros que te ayuden, cuestioná los mandatos que te impusieron de vos.
  • Si al momento de poner la cabeza en la almohada entrás cada día en sueños plácidos, entonces las cosas están más o menos como tienen que estar. Si en cambio tu entrada al sueño es una montaña rusa con precipicios y caídas, entonces deberás revisar la «instalación». Es muy probable que estés en historias que no te hacen bien olvidándote de vos.
  • Escuchá tu instinto y sentires, prestá atención a la mirada de quien te cuida y quiere. A menudo el entorno sufre y percibe lo que uno no puede justamente por estar dentro del problema y ser parte de él.
  • No negocies lo innegociable. Podés ir al cine si preferís teatro, montaña en lugar de playa, sushi a cambio de comida mexicana. Lo que no podés nunca, jamás de los jamases es negociar tu paz mental. Con eso no se negocia. Tatualo en tu alma y en tu mente.

La calma es el tesoro más valioso que tenés, y el trampolín hacia la búsqueda de algo parecido a instantes de felicidad. Trabajá sobre eso. Vuelvo a decirte: te merecés lindos amores. Te los merecés.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/errores-cometiste-vida-falta-amor-propio_0_yI62jZtW2Q.html