Claves para entender una etapa compleja de atravesar en el ciclo de una persona, tanto para el joven como para los padres.

Hijos adolescentes: cómo enfrentar sus rebeldías y desafíos

El ser testigos del paso de la niñez a la adolescencia en los hijos es algo gratificante para los padres, pero también una tarea que no resulta sencilla.

Aunque los niños pequeños exigen mucho con sus demandas y necesidades, satisfacerlas suele ser menos conflictiva por la obediencia a las figuras parentales que tienen los menores de edad. Es más complejo con los adolescentes.

Como se sabe, la adolescencia es una etapa difícil de atravesar en el ciclo vital de una persona (quizás la más compleja de todas) tanto para el joven como para los padres. Es una edad de muchos cambios simultáneos a nivel físico, hormonal, emocional, intelectual y social.

El adolescente, básicamente, está dejando de ser un niño, pero suele no saber todavía quién es. Aspira a no aceptar la permanencia en la seguridad de la infancia, pero comienza a descubrir la inestabilidad que implica la nueva etapa.

En consecuencia, la crianza y el desarrollo se vuelven difíciles y muchas veces atemorizantes tanto para los padres como para el hijo o hija.La adolescencia es una edad de muchos cambios simultáneos. / Foto ilustración Shutterstock. La adolescencia es una edad de muchos cambios simultáneos. / Foto ilustración Shutterstock.

Los adolescentes quieren hacer las cosas a su manera. Y esa es la esencial naturaleza contradictoria de la adolescencia: actúan como si lo supieran todo y, sin embargo, carecen de experiencia; se sienten invencibles, pero a menudo son inseguros; necesitan ayuda, pero al mismo tiempo no la aceptan.

El lugar de los padres

Surge entonces un conflicto inevitable que es tomar una actitud desafiante con los padres -que cuando niños no existía- y que implica la afirmación de una personalidad que está en plena evolución.

Se modifica así la visión que tienen de los padres, quienes pasan de ser figuras protectoras a ser figuras que cuestionan y critican, estableciéndose una recíproca disputa.

Los conflictos más frecuentes que provocan las discusiones suelen estar relacionados con cuestiones cotidianas como, por ejemplo, la vestimenta que usan, haber abandonado algunos hábitos de higiene, las tareas de la casa o la falta de compromiso con el estudio.El adolescente suele estar centrado en los cambios y la estética de su cuerpo. /  Foto ilustración Shutterstock.El adolescente suele estar centrado en los cambios y la estética de su cuerpo. / Foto ilustración Shutterstock.

El adolescente suele tener otras prioridades y necesidades en su cabeza como son el estar centrado en los cambios y la estética de su cuerpo, la relación con sus amistades que empiezan a tener un peso de suma importancia y disponer a discreción del uso del teléfono celular o de los juegos on line.

Temas como la sexualidad, la religión o las drogas suelen estar silenciados y si surgen, es posible que generen discusiones más intensas.

Los padres que en la niñez eran actores principales pasan a ser actores secundarios, pudiendo hasta llegar a molestar con su presencia. Deben estar disponibles, aparecer y no fallar cuando son necesitados y buscados por los hijos. Lo cual les implica entonces tener paciencia y una buena capacidad para tolerar la frustración.

También conviene que acepten que no cuadra convencer sino opinar de manera no imperativa y solo cuando son requeridos para alguna cuestión en particular.

De igual manera, no deben repetir y repetir argumentos sino tener paciencia para opinar en el momento adecuado. Y mejor si lo hacen con comentarios breves y concisos. Los adolescentes en general no toleran largas peroratas.

“El arte de la comunicación es el lenguaje del liderazgo” dijo un autor de discursos presidenciales norteamericano, afirmación que resulta aplicable y válido en el trato con los adolescentes, tanto para los padres como para los educadores.

Fuente: https://www.clarin.com/viva/hijos-adolescentes-enfrentar-rebeldias-desafios_0_wMXoAkmNTL.html