Jóvenes piden salir del adultocentrismo
Jóvenes ponen foco en seguridad alimentaria, género y salud mental y piden salir del adultocentrismo(Por Florencia Vaveluk)
Seguridad alimentaria, violencia y brechas de género, salud mental, ambientalismo y acceso al territorio fueron las principales problemáticas identificadas por jóvenes latinoamericanos que participaron del tercer Foro Mundial de Derechos Humanos, realizado esta semana en el Espacio Memoria ex Esma, y remarcaron la importancia de salir de la mirada «adultocéntrica para poder hacer amplificar nuestras voces en primera persona».
En el marco del tercer Foro Mundial de Derechos Humanos, 125 participantes de entre 16 y 35 años de Latinoamérica y España integraron la Comisión de las Juventudes, uno de los principales espacios de debate y participación con foco en cuestiones relacionadas a los jóvenes que se abordaron durante el evento.
Si bien el Foro reunió -de manera general- un total de 24 comisiones temáticas, Télam conversó con jóvenes que identificaron como más destacadas cinco de ellas: políticas de memoria, verdad y Justicia; ambiente y desarrollo sostenible; educación y derechos humanos; mujeres, géneros y diversidades; y niñeces, adolescencias y juventudes.
Sol Centeno, una de las participantes, indicó que «si bien hicimos un recorte de cinco, todos los temas que están en el Foro atraviesan a las juventudes de una manera u otra y son parte de las agendas que están más presentes hoy en día».
De este modo, los paneles y charlas se centraron «tanto en la cuestión del ambiente como en memoria, verdad y justicia y procesos de terrorismo de Estado que atraviesan a todos los países de América Latina», sostuvo Centeno.
Y añadió que establecer los vínculos de las temáticas abordadas entre los derechos humanos y los jóvenes «es importante porque podemos analizar el pasado con lo que pasa hoy, y creo que eso también es hacer memoria».
Entre las principales problemáticas identificadas por los participantes, destacaron el «adultocentrismo» como el hilo conductor transversal a todos los temas, ya que «es una mirada que atraviesa la sociedad» y se relaciona «con la vulneración de derechos centrada en las visiones del adulto, en las que las opiniones de las niñeces y las juventudes no son tenidas en cuenta», explicó Valentina Soto-Caico de Chile.
La joven trasandina puso el acento en la importancia de la salud mental y el autocuidado, problemáticas que «todavía son un tabú en la sociedad, porque los jóvenes que tienen depresión o ansiedad muchas veces se lo guardan al ser vistos como ‘bichos raros’, en términos despectivos».
Otra de las cuestiones abordadas por los jóvenes en diálogo con esta agencia fue la referida a mujeres, géneros y diversidades
Rocío Chinellato, participante de la provincia de Córdoba, retomó un informe del Foro Económico Mundial que indicó que «el 70% de la población mundial pobre es joven», y señaló que «en nuestro país las personas jóvenes, y en especial las mujeres y diversidades, se ven afectadas más profundamente por las brechas laborales y salariales, en las que presentan más dificultades para el acceso a puestos de trabajo formales, estables y bien remunerados».
En este sentido, remarcó la importancia de la inclusión de las juventudes en las políticas públicas «para cambiar la realidad», ya que «si no cuidamos y protegemos a las infancias y empoderamos a las juventudes es difícil que podamos tener respuestas para los casos de femicidios y trans feminicidios y el mundo en que estamos».
Con respecto al ambiente, los jóvenes consultados retomaron la cuestión del cambio climático y la necesidad de repensar las prácticas ligadas a la seguridad alimentaria.
Al respecto, Ivanoei Carrasco, de Perú, explicó que «el uso de agroquímicos perjudica las tierras y los campos de las familias y las comunidades, sobre todo por el impacto bastante negativo del monocultivo, tanto en la salud de las personas como en la biodiversidad».
Sobre esta problemática, que señaló está presente en toda América Latina con principal impacto en países como «Perú, Argentina, Guatemala y Colombia», rescató la mirada de las juventudes agricultoras para «buscar el cambio por un modelo agroecológico y volver los saberes previos para lograr un desarrollo sostenible con calidad de vida».
En concordancia, Marcelita Ponce de León, también peruana, planteó la necesidad de «el reconocimiento del acceso a la Tierra como un derecho humano», y para ello destacó la participación de los jóvenes en «entornos más políticos».
De este modo, para lograr amplificar las voces de las juventudes y las infancias frente al «adultocentrismo» y acceder a un lugar con mayor poder de decisión, los jóvenes del panel recalcaron la importancia de abordar estas temáticas desde la «primera persona».
«No es lo mismo ser joven en cada país, en cada ciudad, en un ámbito rural o en un ámbito urbano. Tampoco es lo mismo ser un joven con o sin discapacidad, ser varón que ser mujer. Por eso entendemos que lo prioritario es que se hable en primera persona para poder amplificar nuestras voces», sostuvo Tomás Kobrinsky, de la Ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, Centeno se refirió al concepto de jóvenes en la globalización y advirtió que este contexto «es un arma de doble filo», ya que «de alguna manera nos une a todos, pero también tomamos figuras de referencia del Norte Global que se intentan aplicar en América Latina a conceptos, proyectos e ideas que no son aplicables a nuestras realidades».
«Es algo que veo mucho en el ambientalismo y el feminismo. Creo que es importante recordar que estas figuras o conceptos que se usan en Europa o en Estados Unidos no necesariamente van a traer soluciones que sean de verdad aplicables al contexto de América Latina», señaló.
Frente a ello, destacó que «es importante empezar a escuchar lo que tienen para decir nuestras figuras» y, en relación al ambientalismo, ejemplificó «que hay que escuchar a las comunidades rurales, que viven en carne propia las consecuencias del cambio climático».
Finalmente, Centeno sintetizó sus conclusiones sobre el panel y concluyó que «las soluciones tienen que ser pensadas desde el sur para el sur, más allá de toda la ayuda o inspiración que podamos tomar del norte, nuestra realidad es muy particular y solo nosotros podemos analizarla y accionar para transformarla».
Fuente: Télam