¿La genética puede determinar tu capacidad para ser vegetariano?
La decisión de alimentarse según un patrón vegetariano estricto podría estar condicionada por los genes, al menos en parte. Un nuevo estudio desvela que las preferencias dietéticas van más allá de la ideología o el sabor de los alimentos.
La capacidad para seguir una dieta vegetariana puede estar condicionada por la genética. Un equipo de investigación estadounidense ha identificado varios genes que podrían estar asociados a la capacidad para seguir una dieta vegetariana estricta. Este estudio aporta nuevas evidencias que indican que las preferencias dietéticas podrían estar escritas en nuestro código genético.
Algunos de estos genes tienen funciones importantes en el metabolismo de los lípidos y en el cerebro, según el artículo, que apunta a que estas diferencias podrían explicar la capacidad de subsistir con una dieta vegetariana, en unas personas, y la querencia por la ingesta de carne, en otras.
El número de personas que siguen una dieta vegetariana ha crecido en los últimos años. Sin embargo, la cifra es aún reducida y la mayor parte de la población elige comer carne. Las consideraciones morales han estado tradicionalmente detrás de la renuncia a ingerir alimentos de origen animal. A estas motivaciones se suman los efectos sobre la salud.
En Estados Unidos sigue una dieta vegetariana entre el entre el 3 y el 4% de la población. En el Reino Unido, el 2,3% de los adultos y el 1,9% de los niños son vegetarianos. Los datos evidencian que la mayor parte de las personas todavía prefieren comer productos cárnicos.
La cuestión determinante no es solo el sabor
La cuestión es que el factor determinante sobre la preferencia por alimentos y bebidas no es sólo el sabor, sino también cómo el cuerpo de un individuo lo metaboliza, según explica Nabeel Yaseen, profesor emérito de patología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad North Western, en Estados Unidos, responsable de un novedoso y amplio estudio sobre vegetarianismo y genética que acaba de ser publicado en la revista PLoS ONE.
El estudio, titulado Genética del vegetarianismo: un estudio de asociación de todo el genoma, ha sido llevado a cabo en colaboración con científicos de la Universidad de Washington, en St. Louis y Edimburgo, en Reino Unido.
El alcohol o el café no suelen gustar al primer sorbo, pero…
Así, a la mayor parte de las personas no les gusta el alcohol o el café cuando prueban estas sustancias por primera vez; sin embargo, con el tiempo desarrollan el gusto placentero hacia ellas por los efectos que les hacen sentir. Para Yaseen, con la carne ocurre algo similar. Y su hipótesis es que algunas personas tienen un determinado componente genético, presumiblemente un componente relacionado con los lípidos, que hace que algunas personas necesiten y deseen comer carne.
Para explicar cómo casa esta cuestión con el hecho de que algunas personas que siguen una dieta vegetariana esgriman razones morales para hacerlo, Yaseen reconoce que estas consideraciones ciertamente juegan un papel importante en la motivación para seguir una alimentación vegetariana “pero nuestros datos sugieren que la capacidad de seguir dicha dieta está limitada por la genética”, señala este experto.
«Esperamos que estudios futuros conduzcan a una mejor comprensión de las diferencias fisiológicas entre vegetarianos y no vegetarianos, lo que nos permitirá ofrecer recomendaciones dietéticas personalizadas y producir mejores sustitutos de la carne».
Tres genes fuertemente relacionados con el vegetarianismo
El estudio ha encontrado tres genes fuertemente relacionados con el vegetarianismo, que tienen “funciones importantes en el metabolismo de los lípidos y la función cerebral”, según explican los investigadores.
José M. Ordovás, director de Nutrición y Genómica en la Universidad Tufts de Boston (EEUU), miembro de IMDEA-Alimentación (Madrid) y de Ciberobn (Instituto de Salud Carlos III), en declaraciones a SMC España, destaca que las diferencias encontradas en el estudio podrían explicar la capacidad de subsistir con una dieta vegetariana en quienes portan esos genes.
En conjunto, este y estudios previos proporcionan evidencia que apunta a la heredabilidad de las preferencias dietéticas, en este caso específico, el vegetarianismo, según explica Ordovás.
Amplia muestra y fuente de datos acreditada
Los investigadores han utilizado para la realización del estudio datos del Biobanco de Reino Unido para comparar un grupo de más de 5.000 personas vegetarianas con otro de más 320.000 no vegetarianas
La singularidad del trabajo reside, según Ordovás, en su profundo enfoque en los factores genéticos que subyacen al vegetarianismo utilizando un gran conjunto de datos del Biobanco del Reino Unido.
Y es que la investigación se ha basado en información dietética y genética de una muestra muy grande de más de 500.000 individuos. Y en su metodología se aplicó un estudio de asociación de todo el genoma para identificar loci, es decir, la posición fija en un cromosoma, que determina la posición de un gen, asociados con el vegetarianismo estricto. «El uso de una fuente de datos acreditada como el Biobanco del Reino Unido y un método integral de estudio» implican un diseño de investigación sólido, destaca Ordovás.
Limitaciones
Respecto a las limitaciones del estudio este experto destaca que se basa en datos dietéticos autoinformados y que los autoinformes a menudo pueden introducir sesgos, ya que es posible que los participantes no recuerden la información con precisión o proporcionen respuestas socialmente deseables. Además, aprecia una falta de diversidad en la población del estudio, lo que puede afectar la generalización de los resultados. Sin más información sobre esta limitación, se podría suponer que los resultados son principalmente representativos de la población del Reino Unido, sana y de clase alta, y podrían no extenderse a otros grupos étnicos o culturales.
Otra limitación se relaciona con el hecho de no conocer las razones de la adopción del vegetarianismo que pueden ser múltiples y con raíces biológicas, psicológicas, culturales, ambientales, religiosas, etc. Esa información hubiera sido esencial, según Ordovás, para diferenciar genes que están más relacionados con el metabolismo de lípidos o aquellos que son expresados en el cerebro.
Por su parte Marta Ribasés Haro, investigadora en el Vall d’Hebron Institut de Recerca, en declaraciones a SMC España reconoce que los resultados del estudio sugieren que existen factores genéticos implicados en el mantenimiento de una dieta vegetariana a largo plazo, pero señala también como limitación del trabajo que para identificar variantes genéticas que predisponen a iniciar y mantener una dieta vegetariana mediante un estudio como el mencionado es «necesario analizar el ADN de muchas personas vegetarianas y compararlo con el ADN de un grupo control no vegetariano«.
La cifra de 5.324 individuos vegetarianos estrictos estudiados supone, según Ribasés, un tamaño muestral reducido para obtener resultados concluyentes.
Además, los autores identifican diferencias significativas entre el grupo de vegetarianos y el grupo controles en cuanto a índice de masa corporal y nivel socioeconómico, según destaca Ribasés, quien incide además en que el grupo de vegetarianos está formado principalmente por mujeres con menor índice de masa corporal y menor nivel socioeconómico. Sin embargo, los autores no consideran estas posibles variables de confusión en el estudio, lo que puede estar sesgando los resultados del mismo, añade esta experta.
A más personas les gustaría seguir una dieta vegetariana estricta pero…
En cuanto a los conclusiones, según los investigadores, a más personas les gustaría seguir una dieta vegetariana estricta de las que realmente lo hacen. Pero la composición genética de una persona desempeña un papel a la hora de determinar si puede ser capaz de seguir este tipo de pauta alimenticia o no.
El doctor Nabeel Yaseen, profesor emérito de patología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad North Western, en Estados Unidos, partió para el estudio de la pregunta de si todos los seres humanos son capaces de subsistir a largo plazo con una dieta vegetariana estricta, una cuestión que, desde su punto de vista, “aún no se ha estudiado seriamente”.
Una gran proporción (entre el 48 y el 64%) de las personas que se autoidentifican como vegetarianos, responden que comen también pescado, aves y/o carnes rojas, lo que, según Yaseen, sugiere que las limitaciones ambientales o biológicas anulan el deseo de seguir una dieta vegetariana.
«Parece que hay más personas a las que les gustaría ser vegetarianos de las que realmente lo son”, responde Yaseen quien añade que la base genética condiciona que algunas personas no tengan capacidad para prescindir de determinados alimentos.
Otros 31 genes potencialmente asociados
El estudio identificó tres genes que están significativamente asociados con el vegetarianismo y otros 31 genes que están potencialmente asociados. Así, los investigadores encontraron que varios de estos genes, incluidos dos de los tres principales (NPC1 y RMC1), están involucrados en el metabolismo de los lípidos (las grasas) y/o la función cerebral.
Diferencia en los lípidos entre carne y vegetales
«Un área en la que los productos vegetales se diferencian de la carne son los lípidos complejos», explica Yaseen. La hipótesis de este experto es que puede haber componentes lipídicos presentes en la carne que algunas personas necesitan. Y tal vez las personas cuya genética favorece el vegetarianismo sean capaces de sintetizar estos componentes de forma endógena.
No obstante, Yaseen reconoce que esto es aún una cuestión especulativa que es necesario seguir investigando para profundizar en el conocimiento de la fisiología del vegetarianismo”.
El estudio es el primero indexado y completamente revisado por pares que analiza la asociación entre la genética y el vegetarianismo estricto.
Yaseen espera que estudios futuros conduzcan a una mejor comprensión de las diferencias fisiológicas entre vegetarianos y no vegetarianos, “lo que nos permitirá ofrecer recomendaciones dietéticas personalizadas y producir mejores sustitutos de la carne».
Aplicaciones del estudio
Comprender los factores genéticos que influyen en las elecciones dietéticas como el vegetarianismo puede tener implicaciones prácticas en cuanto a recomendaciones dietéticas personalizadas, dado que conocer las predisposiciones genéticas de uno podría permitir recomendaciones dietéticas mejor adaptadas, lo que podría conducir a mejores resultados de salud, explica Ordovás.
Además, las conclusiones de este estudio pueden tener implicaciones clínicas, dado que algunos de los genes están relacionados con trastornos neurológicos y rendimiento cognitivo. Más investigaciones podrían conducir a una comprensión más profunda de cómo la dieta y el metabolismo influyen en estas condiciones.
También podrían derivarse posibles intervenciones, dado que si ciertos factores genéticos predisponen a las personas a una dieta vegetariana o viceversa, se pueden diseñar intervenciones para ayudar a quienes puedan enfrentar problemas de salud debido a sus preferencias dietéticas.
En resumen, según Ordovás, este estudio parece ser de buena calidad y ofrece información interesante sobre los factores genéticos que influyen en el vegetarianismo, aunque con bastantes limitaciones. «Los hallazgos pueden ser de importancia tanto en la vida cotidiana como en la práctica clínica».
No obstante, ante las limitaciones explicadas, los resultados del estudio, según Ribasés, deben considerarse preliminares hasta ser validados en muestras de mayor tamaño que permitan determinar el papel que juega la genética en la preferencia dietética y en el mantenimiento de una dieta vegetariana.
Fuente: cuidateplus.com