Se calcula que la padecen 8 de cada 10 personas de más de 80 años. En más jóvenes, se relaciona entre otras cuestiones con la baja movilidad.

Es la principal causa de debilidad muscular en la vejez. En este sentido, los expertos consultados coinciden: es un tema sumamente relevante, se debe trabajar en la prevención y en la detección, ya que suele diagnosticarse una vez que ya se encuentra en un estadío avanzado.

Sarcopenia: qué es

“La sarcopenia es una característica que se relaciona directamente con las personas mayores y la vejez per se, pero sin embargo, es una afección que también se evidencia en edades tempranas”, introduce Mariano Sassano, especialista en gerontología social y en actividad física para personas mayores.

El médico clínico del Hospital de Clínicas Ramiro Heredia indica en este sentido que entre los 40 y los 50 años la fuerza muscular tiende a disminuir con cierto ritmo anual, y que en cambio, a partir de los 60, se da de manera marcada.

“Ya a partir de los 80, en algunos estudios objetivan que hasta un 80% de las personas de esta edad tienen pérdida de masa y función muscular, esto es, 8 de cada 10”, señala.

No solamente en la vejez

“La sarcopenia es una afección que en edades tempranas se va a caracterizar por la pérdida de masa magra, masa muscular, pérdida de fuerza, que se relaciona con el concepto de dinapenia”, explica Sassano.

Heredia aclara que la dinapenia es “la pérdida de la máxima producción de fuerza muscular voluntaria, causada por la edad, no por enfermedades neurológicas o del músculo, y es un importante determinante de una menor calidad de vida y comorbilidades en ancianos”.

“Obviamente hay una disminución del funcionamiento músculo esquelético en general, y una disminución energética en esos segmentos corporales, lo que es la relación del sistema muscular y el óseo”, retoma Sassano

Además, agrega que por lo general, la sintomatología que se manifiesta en las personas con sarcopenia tiene que ver con una vida hipocinética, es decir, de muy baja movilidad. “Sienten debilidad, cansancio, falta de energía en general, trastornos en el equilibrio, en la marcha, provocando caídas, entre otras dificultades, aunque también mantenerse de pie les genera una fatiga precoz”, detalla.

Sassano explica que la sarcopenia es una afección natural. “Es un tema amplio: todas las personas, mujeres y hombres, a partir de los 40 años en adelante, empiezan a perder un porcentaje de alrededor del 10% de masa magra por década, y esto se va incrementando y se duplica inclusive después de los 70 años de edad”, precisa.

Sin embargo, el paso del tiempo no es el único factor que causa sarcopenia. El especialista afirma que si a este proceso biológico natural, se le suma un contexto ambiental “negativo” (como una mala alimentación y/o inactividad física), “esto se incrementa de manera exacerbante”, advierte.

Por eso, suelen padecerlo además de las personas de edad avanzada, personas con sedentarismo, con exceso de peso y obesidad, y con deterioro cardiovascular o que padecen enfermedades crónicas no transmisibles en general, como síndrome metabólico.

Más allá de las limitaciones físicas

Mucho se habla de las implicancias de la sarcopenia: se asocia con limitaciones de la función física y de la calidad de vida, con un mayor riesgo de caídas, y con un aumento de la mortalidad, como resalta Heredia.

Sin embargo, Sassano sostiene que la sarcopenia no solo afecta al aparato locomotor, sino también al funcionamiento orgánico, por la falta de liberación de hormonas que genera favorablemente el entrenamiento físico.

“Entender la sarcopenia como una afección que va en detrimento de la funcionalidad únicamente, es un error: también se tiene que pensar como una afección sistémica general, biológica, metabólica, en cuanto a la poca producción de hormonas que favorece el funcionamiento metabólico en general”.

En este sentido destaca como fundamental importancia la prevención que se realiza desde la actividad física, “entendiéndola no solo como un beneficio estético, sino como un beneficio más global”, remarca.

Fragilidad y sarcopenia aguda

Heredia señala que la sarcopenia es un precursor, y también una manifestación, de la fragilidad física, lo que lleva a un estado e mayor vulnerabilidad, principalmente en adultos mayores, y en personas que estuvieron críticamente enfermas.

En tanto, “la sarcopenia aguda es la insuficiencia muscular aguda, que se da dentro de los 6 meses de un evento estresante, que puede ser una enfermedad grave o crítica, con hospitalización (principalmente en cuidados intensivos), o un reposo prolongado (por ejemplo, por una causa ortopédica como una fractura de pelvis), entre otros”, destaca.

En este sentido, el profesional asegura que, según la fuente consultada, “en el 25 al 66% de los pacientes que pasan por cuidados intensivos, y principalmente aquellos que requieren asistencia respiratoria mecánica, se evidencia alguna forma de debilidad muscular, producto de la afectación muscular con sarcopenia (miopatía del paciente crítico), nerviosa (neuropatía del paciente crítico), o la combinación de ambas (neuromiopatía del paciente crítico)”.

Además, añade que suele detectarse en pacientes que se recuperan de la sepsis, que es una infección generalizada, grave, que compromete varios órganos y sistemas.

También aclara que los períodos de sarcopenia aguda son un factor de riesgo para padecerla de manera crónica, modalidad más frecuentemente descrita en las personas de edad avanzada.

Diagnóstico y tratamiento

Heredia reconoce que la medición de la fuerza muscular “no está completamente integrada al la práctica diaria, por lo cual el diagnóstico de sarcopenia muchas veces llega cuando esta ya es avanzada, lo que hace la rehabilitación más larga y difícil”.

Sassano indica que la densitometría permite no sólo evaluar la densidad ósea sino también los niveles óseo, niveles de masa magra y también hay test funcionales que permiten saber si la persona mayor tiene fragilidad.

Sin embargo, hace hincapié en la importancia de prevenir desde la niñez, ya que luego se generan conductas que son muy difíciles de revertir a partir de los 40 o 50 años de edad, cuando “solamente aparecen paliativos, que son la fase medicamentosa”, sostiene.

Respecto a su tratamiento, va a diferir según su origen: si hablamos de personas hospitalizadas, cuando se sabe que van a estar por varios días, siempre que sea posible, se debe promover la movilización precoz (es decir, «sacarlos de la cama pronto»), así como una adecuada alimentación.

“Si sabemos que por su condición, va a a necesitar un ayuno prolongado, procurar otras formas de nutrición, como por ejemplo por sonda nasogástrica o endovenosa”, aclara.

En adultos mayores, o aquellos que tuvieron déficit nutricionales o enfermedades prolongadas, se trata haciendo actividad física, con un programa organizado que tenga en cuenta tanto la fuerza, como la resistencia muscular. “También se debe tener una adecuada nutrición, y corregir los déficit que se presenten, en particular de vitamina D”, amplía.

Y añade: “En efecto, en un estudio científico publicado hace algunos meses, llevado adelante en Brasil, el déficit de vitamina D se asoció a dinapenia y sarcopenia, tras estudiar a más de 3200 adultos mayores de 50 años”.

Por último, destaca la importancia de llevar a cabo una revisión de las medicaciones crónicas que toma el paciente, en particular si se usan corticoides de manera prolongada. “Siempre que sea posible suspenderlos, reemplazarlos por otra medicación, o bajar la dosis, se debe hacerlo, por supuesto que estas decisiones las tiene que tomar el médico de cabecera”, aclara, para cerrar.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/sarcopenia-debe-perdida-masa-muscular-diferencia-dinapenia_0_sYRigje9FS.html