La Sputnik V: “Fue el mejor contrato que firmamos”
Sigue siendo asesora del Presidente, pero ahora en temas de medio ambiente. En diálogo, habla de todo: desde la compra de vacunas al hidrógeno verde y los reclamos mapuches por la tierra.
Cecilia Nicolini sigue siendo asesora ad honorem del Presidente. Fue quien negoció la compra de la vacuna rusa Sputnik V, entre otras contra el Covid que adquirió la Argentina. Ahora, con 38 años, cumple un rol clave en el Ministerio de Ambiente, como secretaria de Cambio Climático. Sus temas: humedales, Vaca Muerta, hidrógeno verde y reclamos de los pueblos originarios por la tierra, entre otros. Cree que la pandemia y el cambio climático son desafíos similares. De todo eso habla en esta entrevista exclusiva.
– ¿Qué es más complicado: conseguir vacunas o luchar contra el cambio climático?
– Son desafíos muy complejos, pero se parecen porque no se pueden abordar de una sola manera. Tiene que ver con la articulación de todo el gobierno nacional, los sectores productivos, científicos, tecnológicos, la sociedad civil y, también, los dos desafíos tienen un altísimo impacto a nivel internacional. Te obligan a aprender sobre la marcha, la pandemia sin dudas y el cambio climático también.
– Se la cuestionó mucho por las demoras en traer la vacuna de Pfizer. También por haber negociado con Rusia, de modo unidireccional, y por cerrar el trato cuando nada se sabía sobre el componente dos.
– Creo que la evidencia habla: fue una campaña de vacunación muy exitosa. Argentina estuvo siempre entre los primeros 20 países del mundo en la cantidad de vacunas que recibía. No hubo un retraso en la cantidad de vacunas que llegaron. La Argentina trazó una estrategia multi vacunas en relación a la disponibilidad que había y a la capacidad de compra que teníamos. Argentina siempre tuvo la cantidad de vacunas a las que podía acceder. Si en algún momento se avanzó o no más tardíamente, por ejemplo con Pfizer, no significa que llegaran menos vacunas porque pudimos avanzar con otras como Sinopharm.
La secretaria de cambio climático, en diálogo con Clarín. Foto: Fernando de la Orden
– Pero Sputnik parecía más una apuesta política que sanitaria.
– Más que política yo diría que se apostó a la posibilidad real de acceder a vacunas rápido. En ningún caso y en ningún momento intervino la política o la geopolítica o las tantas cosas que se elucubraron.
– Pero al final está a la vista que Sputnik no se usa más y se terminaron usando las vacunas que utilizaba el mundo desarrollado.
– Yo te puedo decir que fue el mejor contrato que hemos firmado y más beneficioso para la Argentina porque nosotros nunca pagamos por adelantado ninguna dosis de vacuna Sputnik.
– ¿No ocurrió que compraron la vacuna rusa, aún sabiendo que el componente dos no estaba?
– Siempre se ha dicho que justamente el componente 2 era más difícil de producir. Lo sabíamos y por eso íbamos avanzando en todas las posibilidades de la combinación de vacunas. Al final creo que Argentina es uno de los países que más cantidad de vacunas de diversos países y procedencias tiene.
– Pero a la de Pfizer se resistían.
– Hubo mucha presión para que la vacuna de Pfizer llegara. Eso se politizó y la verdad que no era político, sino que nos ponían condiciones para ese contrato que en su momento no eran posibles de cumplir por ley.
Lotes de la vacuna Sputnik V arribados a la Argentina en junio de 2021. Foto: Presidencia
Nueva etapa
– ¿El cambio climático le genera una presión similar?
– Estoy en un lugar súper inconveniente y difícil, que requiere muchísima responsabilidad y enfocarse muchísimo en el trabajo.
– ¿Lo vive como un premio el cambio a Medio Ambiente?
– Cuando me lo planteó el Presidente, lo asumí con muchísimo compromiso. Requiere capacidades de trabajo muy similares a las de la pandemia. Diseñar la política climática del país equivale a pensar el desarrollo de un país en los próximos 20, 30, 40 años.
– Hoy entonces tendría que estar satisfecha por el anuncio de quita de subsidios y segmentación tarifaria.
– La quita de subsidios tiene un contrapeso positivo para la lucha contra el cambio climático. Una de las líneas estratégicas que tenemos en el plan de mitigación y adaptación al cambio climático 2020-2030 es la transición energética, tener una matriz energética que sea sostenible y que nos permita ir hacia una descarbonización de nuestra matriz productiva para el año 2050.
«Los mapuches tienen derecho a participar en la toma de decisiones», dice Nicolini sobre Vaca Muerta. Foto: Fernando de la Orden
– Ir bajando los subsidios es importante, uno supone que sería un buen lineamiento para la dependencia que conduce.
– Bueno, depende, obviamente cuando uno habla de subsidios o cuando uno habla de esta segmentación de tarifas, no solamente es un componente fiscal lo que guía esta segmentación; también tiene que ver con una cuestión de equidad. Una transición que significa también la seguridad energética para aquellos sectores más desfavorecidos que no puedan pagar a esas tarifas. Ese componente también tiene que estar y es muy importante, por eso no es algo que es blanco o negro.
– La semana pasada el ambientalismo fue muy crítico con ustedes por la aprobación del estudio impacto ambiental para la exploración de hidrocarburos frente a la costa de Mar del Plata. ¿No va eso contra una política de transición hacia una matriz energética limpia?
– Es un tema muy complejo, que tenemos que debatir y discutir ampliamente. El rol del sector ambientalista es muy valioso porque sienta bases para las discusiones sobre cómo pensamos desarrollar la Argentina en los próximos 30 años. Pero la cuestión ambiental no está separada de todo. Creo que es algo inédito que el Ministerio de Ambiente haya sido parte de este proceso. Quien diseña la política energética en este caso es el Ministerio de Economía a través de su Secretaría de Energía. La crítica no puede hacerse hacia Ambiente. El proceso que se dio para que esa declaración de impacto ambiental fuera aprobada fue muy robusto. El Ministerio de Ambiente no define la política energética de hidrocarburos.
– ¿Cree que los ambientalistas esperan de ustedes algo que ustedes no pueden darle? Por ejemplo, que se planten ante aquello que puede ser una amenaza para el medio ambiente…
– Toda la actividad económica tiene un impacto ambiental. Y en eso sí lo que tenemos que hacer es robustecer mucho más estos procesos de evaluación ambiental. En este primer caso se hizo. Tenemos que construir un espacio de confianza, que no estaba y ahora tenemos mucho diálogo con muchos sectores ambientalistas. Que podamos sentarnos y entender que se trata también de una transición.
– ¿Piensa que no sería bueno para la economía del país que ese emprendimiento en el Mar argentino no prospere?
– Ahí uno tiene que separar las cosas: yo tengo un deber de funcionaria pública y todos estos procesos los tengo que hacer de manera transparente, eficiente, clara y cumplir con todos los requisitos. Tenemos un compromiso que es descarbonizar la matriz energética y hacerla cada vez más limpia. En pos de ese objetivo es que tenemos que dar todos los debates y ver de qué manera un proyecto como el de Equinor nos aleja o nos acerca a ese objetivo. Qué le pedimos en paralelo, más energías limpias, más inversión en sostenibilidad. Ese es nuestro rol, no el de una ONG.
El anuncio de la inversión en hidrógeno verde, en noviembre de 2021. Foto Presidencia.
– A propósito de las energías limpias: hidrógeno verde fue un proyecto raro, el Gobierno lo anunció con bombos y platillos, pero no avanza.
– Al contrario, hidrógeno verde e incluso hidrógeno azul, son un vector energético interesante para la transición y estamos trabajando la estrategia nacional de hidrógeno. De hecho, hoy la veo a Marcó del Pont por ese tema.
– Pero ahora está obturado por la política: los inversionistas piden leyes que no salen y hay reclamos de tierra en las zonas del proyecto.
– Lo que yo sí te puedo decir es que muchas veces tampoco los funcionarios pueden estar constantemente dando conferencias sobre lo que están haciendo porque dejaríamos de trabajar. Nosotros desde aquí estamos proponiendo la posibilidad de hacer la evaluación ambiental estratégica de lo que es el hidrógeno verde con recursos eólicos sobre todo para la Patagonia. Son muchas cosas que se tienen que ir dando y se está trabajando de manera paralela para que eventualmente también, cuando salga la ley, florezcan otros proyectos que también están en conversación.
– A partir del escándalo del volcán Lanín como sitio sagrado mapuche, surgió el debate sobre si los pueblos originarios deben o no controlar ciertas áreas naturales del país bajo la figura de “guardianes de la naturaleza”. ¿Está de acuerdo?
– Ninguna discusión y ningún proyecto tiene que hacerse de espaldas a ninguna comunidad. Los pueblos originarios tienen que estar desde el inicio involucrados. Ellos también son verdaderos defensores ambientales.
– ¿Pero qué piensa sobre los reclamos mapuches en Vaca Muerta?
– Los pueblos originarios tienen derecho a acceder a la información, a participar en la toma de decisiones y también acceder a la Justicia en determinados temas ambientales. Son clave para proteger los recursos. Creo que hay una oportunidad para generar procesos que los integren y que esa conflictividad se pueda canalizar a través de la generación de soluciones superadoras, no sólo por el nivel de presión de las empresas.
El volcán Lanín, eje de una polémica reciente.
– Las empresas reclaman seguridad jurídica, respeto por la propiedad privada.
– Hay canales institucionales en donde todo eso se está ordenando. Quizás me meto sola, pero un tema importantísimo es la ley de humedales. Es necesaria porque tiene que ver además con un ordenamiento territorial y una previsibilidad que se le da también al inversor.
– Ahora se está quemando el humedal y recuerdo la campaña del Frente de Todos en la que se prometía ley de humedales, cosa que no ocurrió.
– Lamento las quemas, desde luego. Por otro lado, es un país con división de poderes. Estamos poniendo en marcha todo lo que es el Plan de Manejo del Fuego y también persiguiendo judicialmente a los responsables de ese alto porcentaje de superficie quemada. Pero a esto se suma también la sequía y la bajante histórica del río Paraná, que es muy combustible. Y también hay muchos focos intencionales para todo lo que es la expansión de la frontera agrícola, los cambios de suelo y muchísimos intereses económicos.
– Acá, delante nuestro, tenemos un mapa de la Argentina, ¿dónde están los que usted considera escenarios de alerta?
– Es difícil compartimentarlos porque no es todo tan lineal. Cada una de las regiones o de las 24 jurisdicciones tiene su semáforo, La primera línea estratégica es sin duda la cuestión energética y la necesidad de incorporar más energías renovables. También estamos hablando de la necesidad de mejorar la infraestructura de transmisión de electricidad, el transporte…
– ¿Y Vaca Muerta? ¿No es un absurdo que todavía falte el gasoducto?
– Bueno, tenemos que ver el rol del gas en la transición energética, lo que hablamos anteriormente; el gas como una energía de transición funcional a la transición energética y que también eventualmente Argentina pueda ser un jugador en todo lo que es el GNL a nivel internacional. Creo que es un compromiso que ha tomado el gobierno nacional. Y junto con eso está la necesidad de que esto tenga un desarrollo sostenible desde el punto de vista ambiental y social, con las comunidades originarias integradas, entre otras cosas.
– ¿Hay alguna alguna práctica que le preocupa especialmente?
– El manejo del fuego, por ejemplo, y todo lo que tiene que ver con las prácticas agrícolas y de bosques. Me parece que ahí tenemos mucho trabajo que hacer. Después, todo lo que tiene que ver con el sector de la minería. Ahí las prácticas de sostenibilidad tienen que dar un giro de 180 grados. Pero el manejo de los recursos es una cuestión estrictamente provincial. Si el ambientalismo se mete es justamente para mejorar las prácticas y para tener esa capacidad de elevar los estándares. Yo no tengo la capacidad de prohibir. En el sector de la minería hay que trabajar muchísimo porque si hablamos de transición energética y principalmente de energías renovables, movilidad sostenible con coches o transporte eléctrico, la demanda de minerales va a ser cada vez más grande.
– ¿No hay que poner primero en marcha la economía como sea antes de discutir todo eso?
– Lo que pasa es que termina siendo una manta corta. Se trata de una discusión económica, eso es la la discusión climática. Si no mejoramos las prácticas agrícolas en términos de productos libres de deforestación no vamos a poder exportar porque la Unión Europea ya está pidiendo eso. En Argentina tenemos que hacer un gran foco en lo que es adaptación porque nuestros países, que son los más desiguales y los más difíciles en términos de infraestructura, son a los que más golpea la crisis climática, Aunque el mayor contaminante esté en Europa o en China o en Rusia o Estados Unidos, el impacto de la crisis climática tiene mucha más fuerza en el Caribe, Sudamérica, Sudeste Asiático. Y todo eso, si no lo resolvemos, sobre la urgencia, ahora mismo, va a impactar sobre nuestra posibilidad de acceder a financiamiento y comerciar con el mundo.
Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/cecilia-nicolini-hace-balance-habla-sputnik-v-mejor-contrato-firmamos-_0_fUPPTHPi39.html