La terapia contra el cáncer que ya se empezó a usar en Argentina
- Este año la ANMAT autorizó más drogas con este tipo de inmunoterapia.
- La última es un tratamiento para un tipo de linfoma que no responde a las alternativas convencionales.
La inmunoterapia es el grupo de tratamientos que apela al propio sistema inmune para atacar el cáncer y que está teniendo grandes resultados en el abordaje de esta enfermedad. Dentro de esas distintas estrategias, hay una que recién se está empezando a utilizar en el país y que es muy prometedora para ciertos tipos de cáncer que no responden a las terapias estándar.
Se trata de los anticuerpos biespecíficos, que permiten controlar la enfermedad por más tiempo e incrementar la sobrevida en pacientes que presentaron recaídas a más de una terapia. La Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó las primeras de estas innovadoras terapias en 2019 y este año aprobó en octubre la primera para mieloma múltiple y ahora otra para un subtipo frecuente de linfoma.
Linfoma es el término general con el que se definen todos los tumores del sistema linfático, integrado por los ganglios -presentes en el cuello, axilas, ingle y otras partes del cuerpo- pero también por el bazo, el timo, las amígdalas y la médula ósea, el mecanismo de defensa de nuestro cuerpo frente a cualquier agente que puede ser una amenaza.
“Cuando se produce una expansión anómala, eso es lo que llamamos linfoma o tumor del sistema linfático”, explica Marta Zerga, directora del área médica del Instituto de Oncología Ángel Roffo (UBA) y miembro de la subcomisión de linfomas de la Sociedad Argentina de Hematología (SAH).
A partir de proyecciones internacionales, se estima que hay cerca de 9.000 nuevos casos de linfoma cada año en el país. Los tipos de linfomas más habituales son el de Hodgkin y el no-Hodgkin, del que hay 60 subtipos diferentes. Entre los no-Hodgkin, el subtipo más frecuente (35%) es el linfoma difuso de células grandes B, cuya incidencia aumenta con la edad.
“Gran parte de estos casos se curan con el tratamiento inicial, pero hay un grupo de pacientes que pueden no responder, a los que llamamos refractarios primarios, o también los que han recibido varias líneas de tratamiento y recaen rápidamente”, apunta la hematóloga.
A este grupo puntual de pacientes apuntan los anticuerpos biespecíficos, un tipo de terapia que fue aprobada por la estadounidense FDA hace apenas una década. ¿Qué es un anticuerpo biespecífico? “Es un anticuerpo que tiene la capacidad de unirse a la célula neoplásica y unirse también al linfocito T del paciente. Tiende un puente que aproxima el linfocito del paciente a la célula tumoral y hace que sea el mismo sistema inmune del paciente el que la destruya”, explica Zerga.
Como son drogas muy nuevas, el seguimiento que se ha hecho a los pacientes es relativamente corto y no posibilita hablar aún de sobrevida global, pero la médica detalla que hay “una tasa de respuesta muy alta que no se veía antes. Si le ofrecías a ese paciente una nueva quimioterapia, se lograba una remisión completa de solo un 6% o 7% o una respuesta parcial de un 20%. Aquí estamos teniendo tasas de respuesta más alta, de un 50%. Los pacientes mantienen la respuesta y están teniendo sobrevidas de más de un año, año y medio, en una patología agresiva como esta”.
Más allá de los tratamientos, Zerga pone en énfasis en la importancia del diagnóstico temprano. Y, en este sentido, describe que la primera manifestación habitual de un linfoma es el agrandamiento de un ganglio o grupo ganglionar, y que hay sintomatología inespecífica como la pérdida de peso, fiebre o sudoración profusa. Aclara que la mayor parte de las veces cuando un ganglio está aumentado no es un tumor sino generalmente un proceso inflamatorio o reactivo, pero que es importante prestar atención y consultar al médico frente a la duda diagnóstica porque para los linfomas no hay estudios de screening (como por ejemplo la mamografía para el cáncer de mama).
Haydée González, paciente y presidente de la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA), coincide: “Es una gran noticia que hoy podamos acceder a nuevas opciones terapéuticas y que la investigación continúe. Sin embargo, todavía muchos pacientes llegan al diagnóstico en estadios avanzados de su enfermedad, por eso tenemos que promover iniciativas de educación y concientización. Cuanto antes se detecte el linfoma, mejor será el pronóstico”.
Estos nuevos tratamientos plantean una gran oportunidad y al mismo tiempo un enorme desafío: sus resultados, impensados hasta no hace mucho, están cambiando el paradigma del cáncer. Pero, al mismo tiempo, son medicaciones de muy alto costo y deben ser sostenidas de por vida por el paciente.
“Va a ser muy importante buscar estrategias de negociación innovadoras, como los acuerdos de riesgo compartido, porque para el sistema de salud es muy difícil solventar estos tratamientos”, marca Zenga, y señala que el establecimiento de una agencia de evaluación de tecnologías sanitarias como voz oficial también sería importante, porque funcionaría además como una protección para el médico que prescribe.
“En la oncología estamos frente a una paradoja porque hay muchas cosas muy superadoras”, resalta la médica, quien anticipa que llegará próximamente otro anticuerpo biespecífico y cuenta que en otros países ya se está también utilizando la terapia CAR-T, con células T del paciente que se modifican en un laboratorio para atacar las células cancerosas.