Las consecuencias psicológicas del pesocentrismo
La presión por la perfección sobre nuestros cuerpos lleva a miles de personas a sufrir trastornos de conducta alimentaria (TCA) y es evidente que el enfoque pesocentrista tampoco ayuda.
Muchos relacionan este tipo de trastornos con obesidad o anorexia. Sin embargo, dicho trastorno incluye todas las maneras desadaptativas de relacionarse con la comida. Así nos lo cuenta Rebeca C. Solana, psicóloga, quien recalca la idea de que lo que no es saludable es tener un trastorno de conducta alimentaria: «El problema es que hay trastornos más aceptados socialmente que otros y encajan mejor con los estereotipos. El culto a la delgadez en la actualidad está mediatizado como valor positivo y asociado a la salud y bienestar. Estar delgado va asociado a la belleza y éxito. Un concepto basado en el peso que se inserta e internaliza en edades tempranas como características imprescindibles para tener éxito».
Cuando no se tiene en cuenta el estado de salud
¿Pero qué se entiende por pesocentrismo? Sara Tejerina, nutricionista, explica que el pesocentrismo es la obsesión por el peso sin tener en cuenta el estado de salud.
La experta, especializada en nutrición y dietética, sostiene que la población ha interiorizado que lo importante es tener un peso bajo ya que el elevado está relacionado con mala salud (problemas cardiovasculares, hipertensión, colesterol elevado, diabetes mellitus…) sin tener en cuenta que el hecho de que el peso sea bajo no implica que exista una buena salud.
Considera que, además, el peso en sí mismo es un parámetro vacío que no nos aporta información clara ni objetiva: «El peso como indicador de salud es el resultado de la suma de todos los parámetros que conforman la composición corporal. Entre ellos está el porcentaje de grasa, de masa muscular, de agua corporal, mineral óseo, residuos… pero tan solo el número no nos aporta información acerca de la salud de una persona».
Además, añade que, aunque nos pesemos cada día en unas condiciones similares, existen muchos factores que pueden alterar el peso, como es el estado de hidratación, la ingesta del día anterior, alcohol, fármacos, ejercicio físico, el ciclo menstrual o una ingesta elevada de sal.
La importancia de una buena alimentación
Por esta razón, y más allá del número que indica la báscula, lo importante es estar bien nutrido y que los parámetros de salud estén dentro de los valores considerados como saludables.
«Nutrirse es una necesidad fisiológica vital que conseguimos a través de una buena alimentación. Como profesionales de la salud, tenemos el objetivo de ayudar a mejorar la salud de las personas, alejándonos de la cultura de dieta y de las conductas extremistas que nos pueden llevar a la frustración, el fracaso y a conductas poco saludables. La diversidad corporal existe y puede haber salud en todos los tamaños corporales«, recoge Tejerina.
Actualmente, la palabra dieta es sinónimo de restricción, cálculo de kilocalorías, culpabilidad, obsesión… aunque realmente dieta es la alimentación que cualquier persona ingiere diariamente.
La experta también recuerda que los estereotipos de belleza actuales no son saludables. «Estar delgado no es sinónimo de estar sano, ni te va ayudar a alcanzar un estatus superior. No debemos fijar nuestros objetivos en base a un número. Por este motivo, no es necesario pesarnos cada vez que queramos conocer si hemos bajado de peso. Existen otros indicadores para valorar el progreso, como son las medidas antropométricas: medida del contorno de la cintura, de la cadera, del pecho…» E insiste en que son mediciones mucho más sanas puesto que no están enfocadas en el número reflejado en la báscula.
Por eso, asegura que pesarse mucho puede llegar a ser obsesivo y llevarnos a sacar conclusiones equivocadas… mientras que pesarse poco denota que no se quiere ser consciente de que se están haciendo malos hábitos.
Entonces, ¿nos pesamos?
Zoa Luengo, nutricionista, coincide con los expertos consultados y considera que el peso no es un dato relevante ya que ni equivale a salud ni sirve para usarlo como filtro de nada: «El peso no determina para nada el progreso y la salud de una persona«. «Existen muchos otros factores que influyen en el hecho de estar saludable como son tener energía, descansar bien, estar nutrido, tener buen humor, buenas digestiones…», añade la experta.
Tejerina, por su lado, concluye que lo ideal puede ser pesarse un día a la semana siempre en las mismas condiciones, por ejemplo en ropa interior, antes de comer o beber, después de orinar y siempre el mismo día de la semana (mejor a mitad de semana) y en el caso de la mujer, no considero necesario pesarse durante la menstruación.
Además, para llevar un buen registro de resultados aconseja tomar medidas de los contornos corporales: cintura, pecho y cadera, así tendréis una mejor imagen de vuestro cuerpo.
La clave, escuchar las sensaciones del cuerpo
Luengo explica que su manera de trabajar es dejando a un lado la báscula y focalizando a sus pacientes en un cambio de hábitos en los que no se tienen en cuenta el número de la báscula. «Trabajamos en observar cómo sienta la comida, la ropa, cómo tenemos la piel… Es clave aprender a escuchar las sensaciones del cuerpo y ver cómo nos manda señales. Es importante reconocer si estamos conectados con ello, si todo va bien, si tenemos un peso saludable», confiesa.
La coach determina que el pesocentrismo suele estar asociado a frustración, a no conformarse, a dietas restrictivas, a ansiedades, obsesiones… «Llevamos años detrás de un canon de delgadez que puede haberse acentuado con el auge de las redes, aunque siempre ha estado ahí desde mi punto de vista».
Reconoce que quizá ahora nos hayamos acostumbrado a ver cuerpos más variados y ya no esté tan marcada esa obsesión por la delgadez extrema. «Por suerte, empieza a desarrollarse una dinámica enfocada a la salud y el hecho de sentirse bien», concluye.
Fuente: https://www.vitonica.com/wellness/cultura-dieta-salud-mental-todas-consecuencias-a-nivel-psicologico-pesocentrismo