Las enfermedades que detecta un fondo de ojos
Esta técnica permite observar el interior del globo ocular para diagnosticar enfermedades o comprobar la evolución de patologías sistémicas como la diabetes o la hipertensión.
La oftalmoscopía, más conocida como fondo de ojo, es un examen médico que permite visualizar detenidamente las zonas que se encuentran en la parte posterior del globo ocular, como la retina, la mácula, los vasos sanguíneos, el disco óptico y la coroides.
Para ello es necesario dilatar la pupila con fármacos administrados en forma de gotas en la superficie ocular para que el oftalmólogo puede ver con facilidad el interior del ojo con un aparato llamado oftalmoscopio.
¿Para qué sirve este estudio?
El fondo de ojo es muy importante para detectar ciertas patologías graves en sus fases iniciales, como la retinopatía diabética, la DMAE, la degeneración macular o el melanoma de ojo, entre otras enfermedades. También debe realizarse para evaluar el glaucoma y confirmar síntomas de desprendimiento de retina.
Si bien este tipo de examen suele estar incluido en una revisión oftalmológica de rutina, también se indica su realización en caso de padecer enfermedades como diabetes, hipertensión arterial o cualquier alteración de los vasos sanguíneos. En estas patologías resulta fundamental estudiar el fondo del globo ocular para comprobar si existen daños en esta zona y poder establecer los tratamientos adecuados.
¿Cada cuánto realizarlo?
El fondo de ojo forma parte del protocolo normal de exploración oftalmológica del paciente. Además, el examen se debe realizar siempre que la persona manifieste ver líneas torcidas (este síntoma puede indicar un problema en la mácula), observa moscas volantes y/o destellos, o experimente pérdida de visión.
Entre los menores de 50 años las revisiones oftalmológicas que incluyen un fondo de ojo deberían realizarse al menos cada dos años. En los mayores de 50, se recomienda que sean anuales.
¿Qué personas no deben dejar de hacérselo?
El examen de fondo de ojo sirve para diagnosticar una enfermedad u observar su evolución. Las patologías en las que está indicado su realización son:
Diabetes mellitus: Es la principal causa de ceguera en la población activa, y gracias este examen se pueden observar de forma directa los pequeños vasos sanguíneos que irrigan la retina.
Hipertensión arterial: Esta técnica permite evaluar las alteraciones de los vasos sanguíneos que esta enfermedad produce e identificar su grado de evolución.
Embolia retiniana: El fondo de ojo ayuda a confirmar la presencia de un émbolo en una arteria retiniana que bloquea el paso de sangre hacia una zona concreta. Cuando esto ocurre, aparece en la retina una mancha rojo cereza.
Trombosis venosa: Con un fondo de ojo, el oftalmólogo puede corroborar si el flujo sanguíneo es correcto o si está interrumpido por trombos.
Desprendimiento de retina: Permite observar si hay alguna zona de la retina que se haya descolgado del interior del ojo; si es así, se vería que cae igual que una cortina.
Retinitis pigmentosa: Es una de las pruebas a realizar en esta enfermedad genética. Se observarán espículas en la periferia de la retina.
Uveítis posterior: Se pueden ver acumulaciones algodonosas por delante de la retina, que son consecuencia de la infección local.
Degeneración macular: Es la causa de ceguera más frecuente en los ancianos y, con esta prueba, se pueden percibir las alteraciones de la zona central de la retina (mácula).
Glaucoma crónico: En esta enfermedad el nervio óptico se erosiona poco a poco en su parte final, la papila óptica. El examen de fondo de ojo puede servir para ver ese daño.
Neuritis ópticas: El nervio óptico puede inflamarse como consecuencia de una infección viral, y así aparecerá en un fondo de ojo.
Esclerosis múltiple: En esta enfermedad neurológica es frecuente que se altere la visión por afectación del nervio óptico. Siempre se debe realizar un examen de fondo de ojo para descartar otras causas.
Consideraciones previas
Si se va a realizar un fondo de ojo, estas son algunas cuestiones que debe tener en cuenta:
Duración: El examen dura sólo unos pocos minutos y es ambulatorio. Sin embargo, la dilatación de la pupila que se requiere para hacer el fondo de ojo puede demorarse hasta una hora.
Acompañamiento: Se recomienda ir acompañado, ya que después del examen la dilatación de la pupila dura varias horas. Durante este lapso, la visión estará alterada y hay muchas actividades que no podrá realizar (por ejemplo, leer de cerca). Tampoco podrá conducir.
Anteojos de sol: Luego de la realización del fondo de ojo, se recomienda su uso para evitar molestias al salir a la luz del día. Cuando la pupila está dilatada, el ojo no puede limitar la cantidad de luz que llega a la retina.
Medicación: No es necesario tomar ningún medicamento previo.
Contraindicaciones: Antes de realizar la prueba es importante que usted le informe al oftalmólogo si es alérgico a algún fármaco, si está usando gotas oculares, o si padece o tiene antecedentes familiares de glaucoma (en este caso no se administran gotas). También hay que tener recaudos si posee cataratas, porque el cristalino puede estar engrosado.
Fuente: Docsalud.com.ar