La sopa de todos los días
La sopa es un plato muy nutritivo y muy socorrido en invierno. Su consumo es especialmente recomendable en las cenas, pues es de fácil digestión y ayuda a conciliar el sueño.
La sopa hasta en la sopa. Los amantes de este plato (que son muchos) están de enhorabuena. No solo porque con la llegada del frío vuelve su comida favorita, sino porque pueden recurrir a ella todos los días y sin remordimiento de conciencia.
“La sopa puede tomarse a diario siempre que sea equilibrada y no tenga excesos de sal, grasas o calorías”, afirma Uxía Rodríguez, vicepresidenta 2ª del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn), quien añade que variar los ingredientes garantiza un aporte diverso de nutrientes “y evita la monotonía”. Además, la también presidenta del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia señala que para una dieta equilibrada conviene combinar sopas ligeras con otras preparaciones que incluyan alimentos crudos, como ensaladas, para complementar texturas y nutrientes.
Por su parte, Clara Joaquín, miembro del área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), hace referencia a la Fundación Dieta Mediterránea, donde se recomienda a la población general el consumo de sopa cuatro o más veces por semana, en especial al a las personas mayores, ya que contribuye a alcanzar el aporte de líquido imprescindible para cubrir las necesidades diarias. Asimismo, recuerda que, aunque pueden ser consumidas en cualquier momento del día, la ingesta de este plato es especialmente conveniente en las cenas, pues es de fácil digestión y ayuda a conciliar el sueño.
¿Qué nutrientes aporta la sopa?
La sopa suele contener una gran variedad de ingredientes como verduras, carnes, legumbres y cereales, que proporcionan vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos esenciales para el funcionamiento del organismo. “Uno de los principales beneficios es que contribuye a un aumento de la ingesta de fibra, por el alto contenido de verduras y legumbres que se suelen incluir en las sopas”, subraya Joaquín.
La endocrinóloga agrega que el consumo de sopa contribuye a la ingesta de líquido, cubriendo las necesidades de hidratación, a la vez que se recuperan los minerales perdidos para el correcto funcionamiento del organismo.
Por otro lado, la sopa es un alimento seguro: “Al elaborarla, los alimentos y el agua se someten a temperaturas de 100 ºC (punto de ebullición). Así, se logra destruir los microorganismos comunes en carnes, aves y vegetales crudos”.
¿La sopa ayuda a la pérdida de peso?
Por su alto contenido en agua, la sopa incrementa la saciedad. Según la experta de la SEEN, “se ha demostrado que las ingestas posteriores al consumo de sopa se reducen. Además, suele ser un plato con bajo aporte calórico, lo cual la vuelve una preparación ideal para quienes sufren de sobrepeso u obesidad”.
Joaquín alude a un estudio que concluyó que las personas que toman sopa regularmente tienden a tener un índice de masa corporal más bajo y cuentan con menos probabilidades de tener obesidad. “No obstante, no se pudo demostrar que su consumo redujera el riesgo de síndrome metabólico”, aclara.
¿Por qué la sopa favorece la digestión?
Las ventajas de la sopa sobre el sistema digestivo son varias. Rodríguez las enumera:
- Facilita el tránsito intestinal gracias a su contenido en fibra (si lleva verduras, legumbres o cereales) y en agua.
- Calma el sistema digestivo. Su textura suave y líquida es especialmente útil para personas con problemas digestivos como gastritis o indigestión.
- Estimula la secreción de jugos gástricos, lo que favorece la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes.
Eso sí, la nutricionista recuerda que es importante optar por versiones bajas en grasa y sal para no sobrecargar el sistema digestivo.