Melón o sandía, ¿hay una más saludable que otra?

 El melón y la sandía son las frutas oficiales del verano. Los expertos acaban con el mito de que son alimentos que contribuyen al aumento de peso. 

Una mujer con dos tajadas de sandía en cada mano
  1. Alicia Cruz Acal

Es verano y el “¿melón o sandía?” es común. De la respuesta no dependerá encontrarse sobre el plato una fruta u otra, sino que también puede prestarse a un animado debate entre aquellos que defienden la tajada verde en forma de barquita y los otros que optan por el triángulo rojo con pipas negras. Es verano y CuídatePlus repite la pregunta: ¿melón o sandía?

“Se trata de dos frutas de temporada básicas en la dieta mediterránea por su contribución a la hidratación. Son alimentos de baja densidad energética, con gran contenido en agua, fuente de fibra y de vitamina C”, detalla Manuel Moñino, presidente del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn). 

Sobre la vitamina C, el experto indica que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y a la formación normal de colágeno de vasos sanguíneos, huesos, cartílagos, encías, dientes y piel. Además, “ayuda a la absorción del hierro de la dieta, disminuye la fatiga y protege a las células del daño oxidativo debido a su capacidad antioxidante”. Por su parte, el potasio favorece la salud de los músculos y el sistema nervioso y que la presión arterial se mantenga en niveles normales. 

Acerca de si presentan diferencias, más allá de las evidentes que afectan a sus características sensoriales (la textura, el color, el dulzor o la jugosidad), “no solo entre el melón y la sandía, sino entre las distintas variedades de cada uno; más que distinciones, hay que hablar de similitudes”, subraya el experto. 

“El mensaje tiene que ser claro: ambas frutas son recomendables, sanas y no aportan grasas”, coincide Carmen Vidal, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Barcelona y miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ). Eso sí, por apuntar alguna diferencia, la especialista indica que la sandía contiene unos componentes que le dan ese color rojizo llamados licopenos. 

La fruta dulce engorda, ¿mito o realidad?

El sabor dulce del melón y la sandía se suele asociar a un aumento de peso, pero en realidad, como apunta Vidal, el contenido de azúcares de estos alimentos es relativamente bajo (6%). “Los notamos dulces porque no hay otros elementos que enmascaren este sabor. Al tener agua y azúcar, la gente podría pensar que es como si se tratara de una bebida refrescante”, señala. Sin embargo, la diferencia entre estas frutas y los refrescos radica en la presencia de fibra en las primeras: “La fibra hace que el azúcar se absorba lentamente, por lo que contribuye menos a la glucemia, siendo estos alimentos más compatibles con personas con riesgo de diabetes”. 

Asimismo, la nutricionista recuerda que el melón y la sandía tienen fructosa, un azúcar con las mismas calorías que la sacarosa (el azúcar común), “pero desde el punto de vista de sabor dulce, es más potente. De ahí que percibamos las frutas con más dulzor”. 

“Ninguna de estas frutas, ni otra de temporada, va a influir en el aumento de peso en las personas que las consumen habitualmente cuando llevan una alimentación saludable”, subraya Moñino, quien insiste en que, de hecho, “cualquier bebida refrescante, lácteo azucarado, bollería o cualquier derivado cárnico tiene muchísimas más calorías y energía que cualquier fruta y hortaliza”. Por tanto, no hay dieta de adelgazamiento que pueda ser saludable si excluye las frutas y las hortalizas.

Fuente: cuidateplus.com.ar

Por último, Vidal indica que el error de que la fruta engorda puede venir del consejo de quitarla de postre para comerla antes que el resto de alimentos. Esta recomendación se debe porque, primero, se garantiza el consumo de fruta; y, segundo, “porque al tener fibra y agua, el efecto saciante es mayor”.