Mentir al psicólogo
Los psicólogos asumen que los pacientes van a ocultar información o mentir, especialmente los adolescentes. Es su día a día, pese a que esto perjudica la terapia. Dos especialistas dan algunas pautas para que los padres puedan manejar este comportamiento.
La mentira forma parte de la interacción social y la relación terapéutica no escapa a ella: mentir al psicólogo es algo con lo que ya cuentan los especialistas en las terapias. Como forma parte de la relación humana, lo asumen como algo que puede pasar. No obstante, ocultar información tiene sus consecuencias y mejor evitarlo.
“No vamos con la idea preconcebida de que nos van a mentir, pero sí que lo tenemos como una posible hipótesis de fondo. Y en el momento en el que la información es contradictoria o el discurso es poco coherente, pues sospechamos”, resalta Itziar Jiménez Sevilla, psicóloga sanitaria del Instituto Psicológico Cláritas. “Es algo que damos por hecho que puede ocurrir y que va a ocurrir. Normalmente no podemos detectarlo. Nos damos cuenta cuando el discurso deja de tener sentido o se contradice”, coincide Natalia Ortega, directora de Activa Psicología.
“Tiene sentido que no se diga la verdad porque muchas veces las personas mienten por el mismo motivo por el que acuden a terapia, no siendo este el síntoma por el que vienen”, señala Jiménez. La especialista se refiere, por ejemplo, a gente con problemas de autoestima que mienten porque están intentando proteger la imagen de inseguridad.
Un comportamiento más habitual en adolescentes
Si bien mienten personas de cualquier edad, sí que resulta más frecuente entre los adolescentes, como indican ambas psicólogas. “Tienden a tapar más cosas. Y una variable que influye mucho es si acuden a la terapia por voluntad propia o vienen un poco obligados. Es más, en general, eso ocurre con cualquier tipo de paciente”, afirma Ortega. Según esta especialista, si alguien acude voluntariamente, la terapia va a ser mucho más sincera, ya que no van “forzados” por la situación.
Ortega especifica que, además de los adolescentes que acuden al psicólogo obligados por temas académicos, consumo de algún tóxico o dificultades a nivel conductual, también se miente bastante en los trastornos de alimentación. “Se camufla información sobre todo al principio de la terapia, porque temen ser juzgados. Entonces, se les deja claro que nadie les va a juzgar, que simplemente el psicólogo está ahí para ayudar y darle las herramientas para que su calidad de vida mejore”, señala.
Según ambas psicólogas, los pacientes más que mentir muchas veces ocultan información. Y se dan cuenta de ello porque en las primeras sesiones no lo han contado y posteriormente sí lo verbalizan. O también porque detectan contradicciones.
¿Por qué se oculta información al psicólogo?
“Las personas no son sinceras porque piensan que el psicólogo puede sacar un juicio de valor sobre ellos. Porque, al final, se trata de reconocer tus vulnerabilidades y, en general, eso no gusta”, afirma Ortega. Las especialistas echan mano de la empatía y subrayan que los pacientes actúan así porque al final el psicólogo es una persona desconocida y les cuesta abrirse.
Jiménez precisa que la mentira puede ser un signo de que el psicólogo no está creando un espacio de apertura: “Nosotros jugamos un papel fundamental. Si el paciente no se siente con la confianza suficiente como para poder abrirse o sacar ciertos temas que puedan ser vergonzosos, y si nosotros no creamos ese espacio de apertura y de no juicios, entonces el paciente puede verse como dificultado a la hora de hacerlo”. Ambas expertas recalcan que esto ocurre porque el vínculo terapéutico todavía no se ha consolidado o porque se está en el inicio, al igual que sucede cuando conocemos a una persona que no se tiene confianza desde el principio.
También puede pasar que el paciente experimente rechazo hacia la terapia. Jiménez pone el ejemplo de la terapia de pareja en la que “uno de ellos viene un poco como obligado porque el otro le ha dado un ultimátum. Otras veces se trata de vergüenza, tanto porque “les cuesta abrirse como por mantener o crear una imagen positiva, lo que llamamos deseabilidad social”, indica Jiménez.
Un freno para avanzar en la terapia
Mentir al psicólogo no ayuda con la terapia, sino todo lo contrario. Y como los especialistas saben que puede pasar informan a los pacientes, especialmente a los adolescentes, de que si ocultan información tal vez no puedan ayudar y que por eso es muy importante abrirse y ser sinceros. “Tanto en temas de consumo de tóxicos como trastornos de alimentación se tiende a mentir mucho, y si no se consigue que el paciente se abra y sea sincero con el terapeuta, muchas veces hay un abandono de la terapia porque no hay consecución de objetivos”, subraya Jiménez.
Las dos especialistas señalan que a los pacientes les suele costar mucho hablar de temas de sexualidad. Y lo mismo sobre abuso sexual, “y es lógico, esto no se aborda hasta la máxima confianza y seguridad. Porque es un tema muy delicado”, enfatiza Jiménez.
Si la terapia se queda estancada por mentir al psicólogo u ocultarle información, en el caso de un adolescente primero se habla con él para hacerle entender lo importante que es decir la verdad y que comprenda que, si sigue así, la terapia no funciona y supone una pérdida de tiempo. «Si no hay motivación de cambio o de mejora es absurdo que continúe la terapia. Entonces esa información luego también se traslada a los padres”, precisa Jiménez.
Cuando alguien no dice la verdad y oculta información “es que no hay una aceptación del problema. Entonces, se trabaja el problema desde la aceptación de lo que está pasando, tanto a nivel individual como familiar”, comenta Ortega. La especialista añade que cuando se consigue esa aceptación, ya es mucho más fácil trabajar porque va a haber mucha más motivación y sinceridad.
“Que mienta un paciente nunca es bueno. Puede estar desvelando cosas que están ocurriendo en el propio proceso o que la relación terapéutica no esté del todo consolidada. Eso nos puede mostrar que hay cosas que tenemos que trabajar”, puntualiza Jiménez.
Razones por las que no se debe mentir al psicólogo
La psicóloga Ortega apunta estos:
- Mentir al psicólogo es engañarte a ti, y si te engañas, no estás queriendo sanarte.
- Para que haya una aceptación del problema y se pueda pedir ayuda.
- Es importante que se establezca una relación de sinceridad y de confianza entre terapeuta y paciente.
- Para crear un equipo en el trabajo terapéutico.
- Porque tapar los problemas al final es alargarlos en el tiempo.
Consejos para padres con hijos que mienten al psicólogo
Para la psicóloga Ortega, lo principal para evitar que los hijos oculten información es que exista muy buena comunicación con ellos. “Cuando un hijo tiene un problema deben darle la posibilidad de contarlo, de pedirles ayuda. Y no deben juzgarle cuando lo esté contando”. Los padres deben dejarle claro a los hijos que “todos podemos tener problemas en la vida y caer en un hoyo, y esto no significa que tú valgas menos”.
En la misma línea incide la especialista Jiménez, quien resalta la importancia de que los progenitores preparen mucho el momento en el que plantean a sus hijos acudir a terapia psicológica: si lo hacen desde la imposición o la autoridad, el adolescente lo puede rechazar. “Se trata de no de imponer, sino de explicar al niño o al adolescente por qué se va a beneficiar, de qué le sirve. Y hacerle ver que es algo natural y que puede llegar a ser algo bueno para ellos. No patologizarles”, recomienda Jiménez. Esta especialista añade dos consejos más: no regañar a los hijos por la mentira y que los padres se involucren en la terapia y participen en ella.
En el caso de que los padres se planteen cambiar de psicólogo porque la terapia no avanza, Jiménez ve conveniente que los padres hablen con el terapeuta antes de tomar la decisión. Porque las terapias no son exponenciales, sino que se desarrolla con altibajos. Y si, finalmente, se opta por ello, «que sean ellos quienes lo comuniquen y no el hijo».
Fuente: Cuidate Plus