En noches de calor tropical no es raro meterse en la ducha. Si además aprovechas para mojarte el pelo y seguidamente te metes en la cama puede que estés maltratando tu cabello.

Mujer lavándose el pelo
  1. Isabel Gallardo Ponce

Hace calor. Nos duchamos y nos mojamos el pelo, claro. Ni hablar de encender el secador en otra ola de calor. Aprovechando que nos hemos refrescado nos vamos a la cama a ver si dormimos en otra noche de calor tropical. 

No sólo se trata de bajar la temperatura con la ayuda del agua, sino de conseguir el efecto que nos proporciona el mecanismo natural del sudor: cuando el agua de la superficie de la piel se evapora, el calor se disipa. Mojarse el pelo y no secarlo para ir a la cama puede parecer útil para combatir el calor pero no está exento de riesgos. Así lo alerta a CuídatePlus Trinidad Montero, especialista del área de Dermatología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y miembro del Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología (Cilad). 

¿Por qué no hay que acostarse con el pelo mojado? 

“Dormir con el pelo mojado favorece la entrada de gotículas de agua en la cutícula, la capa externa que recubre la fibra capilar y que protege el pelo de las agresiones”, explica Montero. Esta alteración hace que las fibras capilares se vuelvan más vulnerables frente a agentes externos como las radiaciones y también frente a los microorganismos. 

Dormir con el pelo mojado también tiene un impacto sobre su aspecto, ya que se reduce el brillo y hace que el pelo se vuelva más fino y quebradizo.

Humedad en la almohada 

Acostarse con el pelo mojado hace que, además de estar frescos, la humedad se acumule en la almohada. “Esto puede crear un ambiente propicio para el crecimiento de hongos y bacterias, que pueden afectar el cuero cabelludo, causando irritación, descamación y potencialmente infecciones”, dice la dermatóloga .

En concreto puede favorecer la proliferación de hongos como la Malassezia, que puede incrementar la descamación, el picor y la dermatitis seborreica o de bacterias como el Staphylococcus aureus, aumentando el riesgo de infecciones del cuero cabelludo.

Esta humedad también puede dañar el pelo ya que cuando está mojado o húmedo es más sensible al roce y a la fricción que cuando está seco. 

¿Lavar el pelo al ducharnos? 

Aunque haya quien no sabe meterse en la ducha sin mojarse la cabeza, lo cierto es que no hace falta mojar el pelo cada vez que nos duchamos. “No es necesario. La humedad constante del pelo puede debilitarlo. Tampoco es necesario lavar el pelo cada vez que se toma una ducha refrescante. La frecuencia del lavado del pelo, dependerá del tipo de cabello de las personas”, explica Montero. 

Así, las personas con pelo graso pueden necesitar lavarse el pelo a diario, mientras que aquellas que tengan un pelo seco pueden lavarse el pelo cada 2 ó 3 días. Y cuando lavemos el pelo no hay que olvidar el cuero cabelludo.

¿Hay que secar el pelo?

Si no conviene dejar el pelo húmedo e irnos a la cama, ¿cómo debemos proceder? Dice la dermatóloga que lo más adecuado es secar el pelo al aire y si es necesario quitar parte de la humedad con una toalla de microfibras y siempre sin frotar. Esto podemos hacerlo “en condiciones de alta humedad en las que el pelo puede tardar mucho en secarse y permanecer húmedo por más tiempo, aumentando el riesgo de dañarlo. Después podemos usar un secador con aire frío para terminar de secarlo”.

Según Montero, el pelo húmedo es más frágil y quebradizo, tiene más tendencia a enredarse y se daña más con el roce, el frotamiento o al ser manipulado. Y si tenemos que desenredarlo es mejor utilizar un peine de púas anchas. Al hacerlo hay que empezar por las puntas y subir hacia las raíces, lo que nos evitará los tirones. “Sería recomendable también emplear un acondicionador que disminuya los enredos y los tirones que pueden dañar el cabello”.

Fuente: cuidate plus