• El dato surge del primer estudio poblacional sobre ojo seco en Argentina.
  • Cómo se diagnostica y se trata.

Los ojos son como peces, necesitan vivir debajo del agua. Las lágrimas actúan como una ola, que en cada parpadeo los baña aportándoles nutrientes y sustancias protectoras, grafica el oftalmólogo Rodrigo Torres. En 4 de cada 10 argentinos ese mecanismo falla, de acuerdo a los resultados del primer estudio epidemiológico sobre enfermedad del ojo seco (EOS) realizado en el país.

«La superficie ocular nunca está realmente al aire, está siempre sumergida debajo de una capa de fluido lagrimal. Las lágrimas se hacen entre parpadeos. Y viven lo que dura un parpadeo. Cada vez que hacemos un chasquido con los bordes palpebrales, se lubrica la superficie ocular y eso permite que el tejido ocular se mantenga sano», explicó a Clarín Torres, miembro de la Comisión de Investigación, Desarrollo e Innovación del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO).

Lo que lo que ocurre en las personas con ojo seco es que, por diferentes causas, pueden tener reducida la capacidad de secretar lágrimas en cantidad y/o alterada la calidad de esas lágrimas. «Duran menos que un parpadeo y no logran mantener la superficie del ojo hidratada.»

La edad, algunas enfermedades (reumatológicas, endocrinológicas, inmunológicas), las condiciones ambientales, dormir poco, la exposición excesiva a pantallas, algunos medicamentos (ansiolíticos, antidepresivos) y el uso de lentes de contacto, entre otros, se encuentran entre los principales factores de riesgo para desarrollar ojo seco, de acuerdo a lo reportado en la literatura médica. «Pero nos faltaban datos, evidencias científicas claras y concretas de qué está sucediendo en nuestra población«, comentó el especialista.

Para empezar a definir qué características adquiere a nivel local la EOS, es decir, a cuántas personas afecta, con qué síntomas, a qué patologías se asocia, quiénes tienen más riesgo, desde el CAO encuestaron en forma electrónica a casi 11 mil habitantes de 12 a 94 años de todas las provincias.

Un lagrimeo que confunde

La enfermedad del ojo seco es uno de los trastornos más comunes de la película lagrimal y la superficie ocular, destacan los investigadores argentinos y dicen que se trata de un problema de salud global multifactorial creciente, subestimado y mal comprendido.Es más frecuente en las mujeres. Foto Shutterstock.Es más frecuente en las mujeres. Foto Shutterstock.

Para el director de la Revista Oftalmología Clínica y Experimental, la variedad de síntomas inespecíficos con los que se manifiesta contribuye a esa falta de comprensión: «La sintomatología del ojo seco es generalmente el ardor (¿y quién no sufrió hoy ardor en los ojos?), sensación de tener un cuerpo extraño que molesta, visión borrosa, que son comunes a otras patologías oculares».

También puede provocar un exceso de parpadeo brusco, forzado, rápido, aumentado en frecuencia que lo que busca es recuperar el nivel de hidratación, precisó. Por eso, el nombre puede resultar confuso, dado que en algunas personas ese esfuerzo termina traduciéndose en un lagrimeo espontáneo.

La calidad de vida no solo se ve afectada por las molestias que produce la EOS, sino que puede limitar algunas actividades diarias como leer, conducir, usar la computadora o mirar televisión.

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Más frecuente en las mujeres

La prevalencia de ojo seco hallada en la población estudiada en Argentina fue del 42,1%, según los datos publicados en la revista Discover Public Health. El 27,7% ya contaba con diagnóstico de la enfermedad y el 14,4% de la muestra reportó la presencia de síntomas severos. La prevalencia local triplica a la hallada en un estudio similar en Brasil antes de la pandemia (dato no menor, ya que una hipótesis es que el uso de pantallas se incrementó desde 2020).

En línea con lo que ya habían observado otros trabajos a nivel mundial, el ojo seco es más común en las mujeres: de cada 10 afecta a 4,5 y a 3 de cada 10 varones.

Así, el sexo femenino se constituye como uno de los factores de riesgo no modificables para desarrollar la afección, junto con la edad: es más frecuente en mayores de 60 años. Aunque en las mujeres el riesgo comienza a incrementarse a partir de los 25, hallaron los investigadores argentinos.

Vivir con alguna enfermedad reumática o problemas de la tiroides también lo aumenta: entre los participantes con ojo seco, 7 de cada tenían además enfermedad reumática, y la mitad un trastorno de la tiroides.

Sueño, pantallas y lentes de contacto

Entre los factores potencialmente modificables, la exposición a pantallas y las horas de sueño juegan un rol clave. «Encontramos datos muy concretos de que dormir menos de siete horas y utilizar pantallas más de seis horas al día son factores de riesgo para desarrollar ojo seco. Más allá de la hipótesis y la suposición, ahora tenemos evidencia de que esto está ocurriendo en nuestra población», destacó Torres.La exposición prolongada a pantallas es un factor de riesgo. Foto Shutterstock.La exposición prolongada a pantallas es un factor de riesgo. Foto Shutterstock.

En el artículo publicado, los investigadores de el CAO destacan que dado que los avances tecnológicos están cambiando los estilos de vida a nivel global, se sabe que el entorno digital puede desencadenar, empeorar o impactar en enfermedades de la superficie ocular y que ya hay estudios que muestran un aumento de la prevalencia de ojo seco en grupos de jóvenes.

Los jóvenes de 20 a 29 años fueron también el grupo más afectado por la enfermedad de ojo seco asociada al uso de lentes de contacto.

Cómo se diagnostica el ojo seco

Para detectar la enfermedad del ojo seco, al día de hoy no existe «una prueba que sea totalmente objetiva».

«El primer paso es hacer una anamnesis, un interrogatorio en el que le preguntamos al paciente sobre los potenciales factores de riesgo, estilo de vida y enfermedades de base. Y después lo observamos en un aparato que se llama lámpara de hendidura, la herramienta básica que tenemos todos los médicos oftalmólogos en el consultorio», indicó Torres.

Y añadió que es un examen no invasivo, que no duele, no molesta y «nos permite evaluar la superficie ocular y el desplazamiento de la estructura de la capa lagrimal», es decir, cuánto dura entre parpadeos.

Más que ardor y molestias

Pero el ojo seco puede ser mucho más que síntomas molestos. Para explicarlo, el especialista vuelve al ejemplo del pez que queda al aire, sin poder respirar.

En el caso de la superficie ocular, sobre todo en la córnea (una estructura transparente, que es como el «parabrisas» del ojo) cuando quedan terminales nerviosas al aire, no cubiertas por las lágrimas, aparecen los síntomas descriptos, como el ardor.

«Si eso es rápidamente compensado por un parpadeo y una nueva capa lagrimal, como si fuera un oleaje en la costa, este ardor es pasajero. Pero cuando esa capa lagrimal es imprecisa, fluctuante, de mala calidad, o peor, es una lágrima inflamatoria (como pasa en muchas enfermedades sistémicas), estas terminales nerviosas empiezan a estar en cortocircuito y la molestia puede derivar en problema que afecta terriblemente la calidad de vida e inclusive generar alteraciones estructurales: a la córnea se le van haciendo micropocitos (queratitis), o en su extremo se pueden formar úlceras sumamente dolorosas, además de que se altera la calidad visual», advirtió Torres.

Cómo se trata el ojo seco

Un hallazgo interesante del estudio argentino es que el 40% de los encuestados dijo utilizar lubricantes oculares, aunque solo el 29,5% tenía diagnóstico médico de ojo seco. La automedicación, alertaron los autores, puede enmascarar los síntomas.

«En primer lugar tenemos que evaluar qué tipo de ojo seco tiene el paciente, cuáles son sus características. Lo más importante es determinar si no hay una enfermedad sistémica de base (hipotiroidismo, artritis reumatoidea, o hasta un linfoma)», señaló el oftalmólogo.

Y continuó: «Para el tratamiento, en general, siempre se va a indicar alguna lágrima artificial, pero hay muchos tipos y debemos evaluar cuál es la más adecuada para cada caso».

Dependiendo del tipo de afectación, en ocasiones también se prescriben en combinación con antiinflamatorios tópicos y antialérgicos. «Y en algunos casos extremos, tenemos que utilizar también medicación sistémica e interactuar con otros especialistas.»

Entre las limitaciones del trabajo, los autores mencionaron que los resultados pueden estar algo sesgados debido a que no pudieron hacer un diseño poblacional adecuado y a que se trató a una encuesta electrónica por autorreporte. «Creemos que el presente estudio es un punto de partida para seguir evaluando a nuestra población y confirmar las asociaciones observadas», concluyeron.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/ojo-seco-4-10-sufren-enfermedad-lagrimas-duran-parpadeo_0_KSLXJY2KCm.html