Dormir sin descansar

Tener un sueño de calidad es uno de los pilares fundamentales de una buena salud. Las condiciones del entorno y el estrés son algunas causas por las que, aunque una persona sienta que ha dormido las horas suficientes, sigue cansada

Puede llegar a ser frustrante: dormir las siete u ocho horas que se recomienda y aun así, levantarse como si apenas se hubiese pasado tiempo entre los brazos de Morfeo. Se estima que el 48% de la población adulta española no tiene un sueño de calidad, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), que aporta dos datos interesantes más para el tema que aquí nos ocupa: al menos un 50% de las personas tiene problemas para conciliar el sueño y un 32% se despierta con la sensación de que su descanso no ha sido reparador.
Y es que, aunque se esté dormido, a veces esto no es suficiente, pues existen otros factores que rodean a un sueño de calidad. Uno de ellos son las condiciones del entorno. “El calor, por ejemplo, hace que no se pongan en marcha los mecanismos de regulación del cuerpo y esto impide que lleguemos a las fases del sueño reparador y profundo”, explica a CuídatePlus Anjana López, neurofisióloga clínica y miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES). Todo ello, continúa la especialista, explica que los días de altas temperaturas “tengamos más despertares de lo habitual o nos cueste más conciliar el sueño, haciendo que al día siguiente, a pesar de haber estado en la cama teóricamente durmiendo ocho horas, nos encontremos cansados”.
Más allá del frío o calor, un elemento al que López también hace referencia es la falta de aislamiento en la habitación: “El mismo ruido es el que produce que tengamos más despertares y nos impide llegar al sueño profundo”. Además, hay que tener en cuenta que la persona puede sufrir un trastorno del sueño, como el síndrome de piernas inquietas o apneas. En este último caso, “disminuye el oxígeno que va al cerebro, que, como consecuencia, no descansa y tiene microdespertares de los que no somos conscientes”.
¿Qué hay del estrés? Se trata de otra causa del mal descanso. Como explica la neurofisióloga clínica, si una persona se va a dormir con los niveles de cortisol (la hormona del estrés) muy elevados, costará mucho iniciar el sueño a pesar de llegar a la cama muy cansada. En esta misma situación, puede ocurrir también que el individuo sí que consiga dormirse inmediatamente, pero que despierta un par de horas más tarde y ya no pueda volver a conciliar el sueño. “La consecuencia es la misma: vamos a dormir menos y al día siguiente estaremos más cansados”, subraya la experta.

La cantidad o la calidad del sueño, ¿qué es más importante?
Se trata de una cuestión difícil de responder pues “si dormimos ocho horas, pero no son de calidad, no llegamos al sueño profundo”, recuerda López.
No obstante, la experta de la SEN aclara que en caso de dormir cinco o seis horas de forma más profunda, “tampoco estamos el tiempo necesario en las diferentes fases del sueño por las que hay que pasar, por lo que el efecto es igual: el cuerpo no se restaura”.
Hábitos para mejorar la calidad del sueño
Para lograr un descanso de calidad, Anjana aconseja hacer algo relajante para bajar los niveles de cortisol y “preparar al sueño”. De esta forma, “la mejor actividad que recomendamos los expertos es la lectura”, subraya. Otras rutinas previas a la hora de irse a la cama y a las que hace referencia son:
- Darse una ducha de agua templada o caliente.
- Escuchar música relajante o la radio, que “es una manera de tener la mente distraída sin que esté pensando en otros asuntos del día”.
- Realizar ejercicios de meditación o practicar mindfulness.