¿Por qué no te gusta hablar por teléfono?

¿Por qué no te gusta hablar por teléfono?

Hablar por teléfono es para muchos un mal trago. Los mensajes de texto le dan a la persona una sensación de control que puede ser muy gratificante cuando siente miedo al fracaso. 

Un hombre se tapa los ojos frente al teléfono
  1. Alicia Cruz Acal

El teléfono suena, ves quién es, pero no lo coges. ¿Te suena esta situación? Pasar de las llamadas y preferir los mensajes es un hábito que ocurre con frecuencia. “Cada vez estamos más acostumbrados a interactuar con el mundo tras una pantalla, lo que nos permite controlar la situación”, afirma Blanca Santos Giménez, profesora de Psicología de la Universidad CEU San Pablo. La experta detalla que hablar por teléfono puede hacer que la persona se sienta más expuesta, no tenga tiempo para pensar qué decir o cómo hacerlo: “Hablar de viva voz deja al descubierto parte de nosotros, nuestro tono puede ‘dejar ver’ nerviosismo, dudas o inseguridades”. 

Por otra parte, Santos agrega que con las llamadas “nos exponemos a equivocarnos, no saber responder o simplemente a que el otro genere una opinión sobre nosotros”. Con los mensajes de texto, en cambio, un individuo tiene más margen para responder, pudiendo borrar tantas veces como quiera antes de enviar nada. Además, no recibe información no verbal sobre la opinión del otro acerca de lo que dice. “Esto da una sensación de control que puede ser muy gratificante cuando la persona presenta temor al fracaso o vive muy preocupada sobre la imagen que los demás tienen de ella”, subraya. 

Asimismo, continúa la especialista, evitar las situaciones que provocan malestar, como puede ser el caso de las conversaciones telefónicas, “refuerza el propio temor, ya que no nos exponemos a él”.

Por qué ocurre más entre los jóvenes

Lo cierto es que este temor a responder una llamada ocurre más entre las nuevas generaciones. Santos ahonda en las razones: “En primer lugar, las personas de más edad tienen más normalizado el hablar por teléfono porque siempre lo han hecho, es algo habitual para ellos, incluso hasta lo prefieren antes que los mensajes de texto”. 

Según la experta, “los jóvenes, especialmente los nativos digitales, están acostumbrados a interactuar a través de una pantalla. Han desarrollado la capacidad de la comunicación a través de este medio. Hablar por teléfono no deja de ser una habilidad y si no vivimos la experiencia de enfrentarnos a ellos, no la desarrollamos”. Sentirse inexperto en esta situación puede encender el miedo a que el otro descubra que no se está seguro, y piense algo negativo sobre él, “algo bastante incontrolable, por otro lado, en las relaciones humanas”. En este sentido, “evitando hablar, garantizamos que al menos podemos controlar lo que el otro lee de nosotros”.

Rasgos de la ansiedad telefónica

Evitar hablar por teléfono es algo bastante frecuente que no supone mayor problema. No obstante, hay personas que pueden llegar a sufrir ansiedad telefónica. Sobre sus características, Santos comenta que son las mismas que cualquier otro tipo de cuadro ansioso:

  • Evitación activa de la situación temida, en este caso, hablar por teléfono, postergando al máximo el momento de realizar una llamada telefónica, “pidiéndole a alguien que la realice por nosotros o incluso renunciando al objeto a conseguir a través de la conversación”. Se suele tener el teléfono en silencio o no se responden llamadas cuando estas llegan.
     
  • Cuando no queda más remedio que mantener la conversación, pueden aparecer síntomas de ansiedad, como aumento de la frecuencia cardiaca, temblores, sudoración, sequedad de boca… “Es frecuente que la persona se quede en blanco y no sepa qué decir”, apunta la especialista. 

Acerca de cómo poder superar este miedo, Santos señala que dependerá de su raíz: “¿Es debido a que la persona es inexperta en esta habilidad y necesita estrategias de comunicación? ¿Es porque su verdadero temor es que el otro pueda pensar mal de él? En ese caso, probablemente haya que ahondar en este temor, y ayudar a gestionar estos pensamientos y emociones asociadas”. 

Por último, la experta resalta que una buena idea puede ser tener un guion de lo que se quiere decir, realizar respiraciones antes de la llamada para comenzarla en el mayor estado de relajación posible o centrar la atención en lo que se está diciendo y no anticipar lo que el otro pueda pensar.

Fuente: cuidateplus