Posibles causas y cómo mejorar la circulación

Tener los pies fríos en otoño e invierno es habitual, pero algunas personas sufren este problema en cualquier época del año, independientemente de la temperatura ambiental. Exponemos las posibles causas y te ofrecemos consejos prácticos.

Pies azulados por el frío
  1. María Sánchez-Monge

Tener los pies fríos, sobre todo durante las épocas de más frío -otoño e invierno- no es necesariamente algo patológico. Hay personas más frioleras y otras que son más calurosas; cada individuo experimenta las sensaciones térmicas de diferente manera. No obstante, si se produce de forma continua, intensa y en momentos en los que no corresponde según la climatología, puede deberse a alguna enfermedad, por lo que es conveniente consultar al médico.

El motivo más habitual por el que las extremidades se enfrían de forma sistemática es una mala circulación, que a su vez puede deberse a diferentes enfermedades y presentar una menor o mayor gravedad. Afortunadamente, existen tratamientos eficaces que se pueden administrar tras un adecuado diagnóstico y medidas de estilo de vida que contribuyen a mejorar la circulación y reducir la sensación de frío.

Causas de los pies fríos

La lista de posibles causas es bastante extensa. Estos son algunos de los motivos que llevan a tener los pies siempre (o con frecuencia) fríos:

Pies con calcetines

Mala circulación

Una mala circulación de la sangre hace que las extremidades se enfríen con facilidad, especialmente los pies y las piernas. Este problema suele acompañarse de otros síntomas: sensación de pesadez en las piernas, hormigueo, calambres, pies de un tono azulado, piel seca, lenta cicatrización de las heridas…

Las causas de una deficiente circulación pueden ser muy diversas: sedentarismoobesidadaterosclerosiscolesterol elevado, hipertensióndiabetes, embarazo, ciertos medicamentos…

Fenómeno de Raynaud

El fenómeno de Raynaud es una enfermedad generalmente benigna caracterizada por un estrechamiento de los vasos sanguíneos (vasoconstricción), que lleva a una disminución del flujo sanguíneo. Se manifiesta en forma de ataques transitorios, que suelen afectar a los dedos de las manos y los pies, que se enfrían, entumecen y cambian de color. Estas crisis se producen habitualmente en respuesta a las bajas temperaturas o al estrés. Este síndrome se suele asociar a enfermedades reumáticas y aparece en más del 90% en pacientes con esclerosis sistémica. Sin embargo, en muchos casos se desconoce su origen.

Problemas neurológicos

Algunos trastornos de origen neurológico, como las neuropatías periféricas, pueden causar una mala termorregulación de los pies y provocar sensación de frío y falta de sensibilidad, entre otros síntomas.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo se produce cuando la glándula tiroides tiene una actividad reducida, lo que lleva a una insuficiente producción de las hormonas tiroideas, que son esenciales para las funciones metabólicas de nuestro cuerpo. Uno de los síntomas más habituales de este trastorno es la sensación de frío en los pies.

Anemia

En la anemia ferropénica, la deficiencia de hierro induce alteraciones que afectan a los mecanismos de termorregulación del organismo, lo que puede conducir a una mayor intolerancia a las bajas temperaturas y, en concreto, una sensación de frío intenso en los pies.

Consejos para calentar los pies y mejorar la circulación

En función de la causa, el médico prescribirá el tratamiento -farmacológico o no- más adecuado para cada caso. Además, existen algunas medidas que pueden contribuir a reducir la sensación de frío en los pies:

  • Ejercicios para mejorar la circulación de las piernas: andar de puntillas, hacer la bicicleta con las piernas, mover los dedos de los pies (como si se quisiera agarrar una toalla), flexionar y extender los tobillos y moverlos en círculos…
     
  • Practicar ejercicio físico de forma regular.
     
  • Usar medias de compresión (si así lo considera el médico).
     
  • Seguir una dieta sana y equilibrada. En especial, debe ser baja en sal para reducir la retención de líquidos.
     
  • Mantener las piernas elevadas cuando se está tumbado (por ejemplo, con una almohada).
     
  • Mantener una adecuada hidratación.

Fuente: Cuidate Plus