Son varias las pruebas de fertilidad a las que puede recurrir tanto la mujer como el hombre. Son exámenes que ayudan a determinar cuál es la causa concreta que impide el embarazo y que se pueden realizar al cabo de un año de mantener relaciones sexuales sin protección.

Una mujer abraza a su pareja con un test de embarazo en la mano
  1. Alicia Cruz Acal

Antes de continuar leyendo, es conveniente recordar que la fertilidad de la especie humana es baja. En concreto, de entre el 12 y el 15%. Por ello, antes de recurrir a pruebas que estudien si una persona es fértil o no, “debemos dar la oportunidad a la naturaleza de conseguir una gestación espontánea y no sospechar dificultades antes de los 12 meses de búsqueda activa”, señala Elisa Gil Arribas, ginecóloga y miembro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).

Ahora bien, “se debe sospechar que existe infertilidad cuando al cabo de un año de mantener relaciones sexuales sin protección, no se ha conseguido el embarazo”, determina Ernesto Bosch, director de la clínica de fertilidad y reproducción asistida IVI Valencia, quien añade que si la mujer tiene más de 35 años, se deben iniciar las pruebas al cabo de los seis meses

A pesar de que este es el periodo establecido, el experto aclara que hay situaciones que pueden alertar de un problema antes. “Por ejemplo, aquellas mujeres que tengan ciclos muy irregulares, antecedentes de quistes en los ovarios o alguna otra patología ginecológica anteriormente diagnosticada”, indica.  

En los hombres, dado que la edad no afecta tanto como en las mujeres, la sospecha de infertilidad es más difícil de establecer. Sin embargo, “si son varones que han sufrido complicaciones para conseguir gestación con parejas anteriores, que toman medicación crónica o productos para evitar la caída del cabello o para el incremento de la masa muscular, la consulta debe adelantarse”, subraya Gil.

Pruebas de fertilidad femeninas

Ecografía transvaginal 

“Es la herramienta principal del ginecólogo. Se trata de la valoración mediante ultrasonidos de la anatomía del aparato genital femenino”, define Gil. En concreto, se introduce una sonda en la vagina que produce unas ondas de sonido que rebotan en los órganos del interior de la pelvis para crear una imagen de la zona (ecografía) que se proyecta en un monitor que la paciente puede ver en tiempo real. 

Tal y como detalla la especialista, “en solo unos minutos y sin dolor ni molestias, se puede evaluar la morfología, tamaño y aspecto del útero, además de la presencia o no de malformaciones y de otras lesiones en el mismo”. En este sentido, la prueba es fundamental para el análisis de la reserva ovárica de la mujer. Si hubiera sospecha de patología a nivel de las trompas de Falopio, la ecografía también puede dar información. 

Análisis hormonal

El análisis hormonal es un examen donde se analizan distintas hormonas femeninas implicadas en la función reproductiva. Estudiar unas u otras dependerá del caso de cada paciente. No obstante, a nivel general, podemos hablar de las siguientes:

  • Hormona foliculoestimulante (FSH). Se encarga de promover el crecimiento de los folículos ováricos, que son pequeños sacos de líquido que forman parte del ovario y en cuyo interior se localiza un óvulo inmaduro.
     
  • Hormona luteinizante (LH). Estimula al ovario para que este libere al óvulo.
     
  • Estradiol. Es el tipo de estrógeno que se encuentra en mayor cantidad en el organismo femenino durante los años de fertilidad.
     
  • Progesterona (P4). Se trata de una hormona sexual que liberan los ovarios y, posteriormente, la placenta. Durante el ciclo menstrual, su función es acondicionar el endometrio para facilitar la implantación del embrión en este, y en el embarazo ayuda a que transcurra de manera segura.
     
  • Prolactina (PRL). Es la responsable de la secreción de la leche materna y de estimular la síntesis de progesterona en el cuerpo lúteo (tejido que se forma cuando el óvulo es liberado por el folículo ovárico y cuya principal función es la producción de progesterona).
     
  • Hormona antimulleriana (AMH). Este marcador nos señala en función de la edad, si la reserva ovárica es normal, alta o baja

Histerosalpingografía (HSG)

Se trata de una prueba de imagen en la que el objetivo es valorar la permeabilidad de las trompas de Falopio. “Es un examen que requiere de la colaboración del equipo de radiodiagnóstico, puesto que se hace con un contraste radiopaco y unas radiografías seriadas”, detalla Gil, quien advierte que es una prueba molesta que se está sustituyendo por la histerosonosalpingografía, “que tiene el mismo objetivo para valorar la integridad tubárica, pero se hace bajo ultrasonidos y apoyado por un contraste ultrasonográfico, siendo mucho más sencilla, menos molesta y realizable por el ginecólogo en la propia consulta, por lo que es más ágil y resolutiva”. 

Según Bosch, se recurre a este prueba “en caso de haber comprobado previamente un espermiograma normal o levemente alterado”.

Estudio del cariotipo   

El estudio de cariotipo es un análisis cada vez más solicitado, “si bien no forma parte de la batería inicial universal de pruebas en esterilidad”, aclara Gil. En concreto, se basa en la valoración analítica del estado cromosómico de un paciente, “para asegurarnos de que presenta 46 cromosomas y no tiene alteraciones numéricas o estructurales”. La especialista asegura que cualquier anomalía en esta prueba será causa clara de esterilidad o infertilidad.

Histeroscopia (HSC) 

La HSC es una prueba invasiva que sirve para evaluar la cavidad uterina mediante un instrumento óptico que se introduce a través del cuello del útero. Los expertos consultados por CuídatePlus coinciden en que este examen es útil para confirmar alguna patología intracavitaria y su corrección (pólipos, miomas, tabiques, adherencias o malformaciones). Eso sí, Gil informa de que “al tratarse de una técnica quirúrgica, es costosa y dolorosa, por lo que suele realizarse bajo anestesia”. 

Biopsia endometrial

La biopsia endometrial consiste en evaluar el endometrio, bien para descartar endometritis o para estudiar la receptividad uterina. “Para ello, se debe tomar una muestra del endometrio, que se realiza en las consultas, a través del cuello del útero y con una fina cánula de biopsia”. Nuevamente, es una prueba invasiva que puede molestar, aunque “la inmensa mayoría de las pacientes la toleran sin problema”, indica. 

Pruebas de fertilidad masculinas 

El estudio de la fertilidad del hombre suele ser más sencillo que el de la mujer y también incluye varias pruebas. La principal es el seminograma o espermiograma. “A partir de una muestra de semen recogida por masturbación en un recipiente estéril, el laboratorio de andrología valora la concentración, movilidad y aspecto de los espermatozoides”, destaca Gil, y agrega: “En muchas ocasiones, se completa con la realización de un REM (recuento de espermatozoides móviles), que consiste en la capacitación y limpieza de la muestra de semen en fresco para elegir solo aquellos espermatozoides con mayor capacidad fecundante”. 

Por otra parte, son numerosos los casos en los que se solicita la medición de la fragmentación del ADN espermático, “que nos permitirá valorar la calidad funcional de los espermatozoides, ahondando en la oxidación de la cadena de ADN”. Según la especialista, esta se puede ver alterada por la edad del hombre, la toma de tóxicos, el estrés, la obesidad, el sedentarismo o el exceso de deporte.  

“Otras pruebas interesantes, al igual que en la mujer, es la confirmación de normalidad en el cariotipo”, apunta Gil. Asimismo, expresa que en determinados casos se practican otros exámenes hormonales o genéticos ante el hallazgo de alteraciones severas en el seminograma.

Fuente: Cuidateplus.com