La cataplexia, el trastorno asociado a la risa
Jordi Évole vuelve a estar de actualidad por la enfermedad que padece: la cataplexia. Es un trastorno que no pone en peligro su vida directamente, pero está asociado a un mayor riesgo de caídas y accidentes.
El presentador Jordi Évole se ha convertido en un embajador de la cataplexia o cataplejía. Se trata de un trastorno que en su caso no es grave y suele sufrir en la intimidad, pero en ocasiones padece crisis mientras se encuentra en plena grabación de su programa de televisión o, incluso, en entrevistas en directo. Así sucedió en el último Lo de Évole, cuando la charla con la cómica y guionista Henar Álvarez fue interrumpida por un niño que pasaba por la calle al grito de “¡Viva Franco!”. El resultado: un ataque de risa seguido de un episodio de cataplexia.
¿Qué es la cataplexia?
La cataplejía es el segundo síntoma más frecuente y específico de la narcolepsia (trastorno crónico que provoca fases de extrema somnolencia diurna), aunque también puede tener otros orígenes, como ciertas enfermedades raras. Es un episodio repentino de pérdida de la fuerza muscular causada por las emociones fuertes. Puede ser por un ataque de risa, pero también por un episodio de ira, por una sorpresa o por experimentar una vergüenza repentina.
Esta pérdida súbita del tono muscular desemboca en una pérdida de control del cuerpo e, incluso, en mareos y desmayos, aunque generalmente no se pierde el conocimiento. Quienes padecen este trastorno deben extremar la precaución ante el riesgo de caídas o accidentes. De hecho, el propio Évole ha reconocido que cuando está conduciendo evita escuchar programas de radio demasiado graciosos o hablar por teléfono con determinadas personas con las que no puede evitar reírse a carcajadas, con el fin de prevenir percances en la carretera.
Los ataques de cataplejía pueden ser parciales o completos. Los primeros se limitan a la pérdida de tono en grupos musculares específicos y se manifiestan de distintas maneras: habla con titubeos, caída de la cabeza, caída de la mandíbula, en ocasiones un simple parpadeo… La cataplexia completa causa una pérdida de tono en todos los músculos posturales, lo que generalmente implica un colapso.
¿Es frecuente?
No se trata de un trastorno frecuente. La mayoría de los casos están asociados a la narcolepsia y esta es una enfermedad poco habitual (unos 3 millones de personas en todo el mundo y 25.000 en España). Es más, no todos los pacientes con narcolepsia sufren cataplexia. Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cifra en un 80% el porcentaje de pacientes con narcolepsia “que padece también cataplejía”. Según explica, “cuando la narcolepsia va acompañada de cataplejía, se denomina de tipo 1, frente a la narcolepsia de tipo 2, en la que se clasifican el resto de los casos”.
¿Por qué se produce?
No se sabe con exactitud cuáles son los mecanismos que están detrás de la cataplexia. No obstante, se ha constatado que está vinculada con la regulación de una sustancia en el cerebro denominada hipocretina, que está implicada en el control de los procesos del sueño normal.
Otros elementos que pueden provocar de manera secundaria la cataplexia pueden ser lesiones o malformaciones cerebrales, tumores, infecciones, ictus o ciertas enfermedades, como la esclerosis múltiple.
Tratamiento de la cataplexia
La cataplexia no tiene cura, pero hay fármacos y medidas no farmacológicas que permiten mantenerla bajo control y reducir el número de episodios. Los principales medicamentos que se utilizan son antidepresivos (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina y antidepresivos tricíclicos), oxibato sódico y pitolisant. Diversas sociedades científicas aconsejan el oxibato sódico como tratamiento de primera línea y los antidepresivos como terapia de segunda línea.
Entre las medidas no farmacológicas que se suelen recomendar a los pacientes que sufren cataplejía cabe citar el control de las emociones, pero también es conveniente realizar ejercicio de forma habitual, tener una buena higiene del sueño (dormir bien y durante las horas necesarias), una buena alimentación y evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
Fuente: Télam