Resistencia antimicrobiana
Advierten que la resistencia antimicrobiana “es una de las principales amenazas a la salud global»(María Alicia Alvado) }
La resistencia antimicrobiana, es decir, la capacidad de bacterias, virus, hongos y parásitos de volverse invulnerables a los medicamentos, “es una de las principales amenazas a la salud global” afirmaron las máximas referentes de la OMS/OPS en el marco de la 4ta Reunión de la Red de Centros Colaboradores de Vigilancia y Evaluación de la Resistencia Antimicrobiana (RAM) de este organismo que se desarrolla en Buenos Aires.
“La estimación más reciente es que (a nivel mundial) muere un niño cada tres minutos por resistencia de antimicrobiana”, aseguró la directora de Vigilancia, Prevención y Control de la RAM en la OMS, Kitty van Weezenbeek, quien está participando en Buenos Aires del encuentro que se comenzó ayer y concluirá mañana, con la participación de casi un centenar de centros colaboradores de todo el mundo.
La especialista apuntó, además, que en el 2019 murieron 1.300.000 personas a nivel mundial por infecciones que no cedieron a los antibióticos habituales, lo que representa “más que las muertes por VIH, tuberculosis y malaria en conjunto”.
“La RAM es una de las principales amenazas para la salud pública global que tienen impacto en la salud humana, pero también en la producción animal y en el medio ambiente”, dijo la representante de OPS/OMS en Argentina, Eva Jané Llopis, durante un encuentro mantenido con periodistas en un parate de la reunión.
Dada la magnitud de la problemática y su carácter transversal, las estrategias para enfrentarla deben basarse “en el enfoque de ‘una sola salud’” que involucren “a todos los actores, los sectores sociales, a todos nosotros como ciudadanos”, dijo.
“Es muy necesario fortalecer la prevención de infecciones, que los sistemas de salud tengan los laboratorios necesarios para diagnosticar infecciones y garantizar el acceso a un tratamiento seguro y adecuado, pero que también haya una utilización responsable de los antibióticos en el ámbito veterinario y de producción animal”, agregó.
La RAM pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de enfermedades causadas por virus, bacterias, hongos y parásitos en la medida en que las infecciones persisten, lo que incrementa el riesgo de propagación a otras personas.
Como la RAM obedece a cambios en los microorganismos continuamente expuestos a antimicrobianos como antibióticos, antifúngicos o antivíricos, el mal uso o el uso excesivo de estos medicamentos está acelerando la aparición de la resistencia antimicrobiana que, como tal, es un fenómeno que ocurre naturalmente con el tiempo, generalmente a través de cambios genéticos.
“Y cuando hablamos de RAM no hablamos de infecciones solamente sino también de la terapia antibiótica sin la cual sería imposible realizar cirugías o muchos tratamientos de cáncer”, aseguró Van Weezenbeek.
La médica holandesa explicó que “a nivel mundial, la RAM va en aumento, especialmente en países de bajos a medianos ingresos” cuyos centros asistenciales “no cuentan con servicios de laboratorio de calidad” que permitan llegar con prontitud a un diagnóstico adecuado.
“La gente piensa que si se le da antibióticos de amplio espectro, le están recetando los mejores antibióticos. Y los médicos por su parte, como muchas veces faltan los servicios de laboratorios, terminan recetando antibióticos de amplio espectro por querer ayudarlos”, dijo.
“Pero lo que la gente no entiende es que con estos antibióticos de amplio espectro, se generan más resistencia a los fármacos y, en sí, no son buenos para ellos como pacientes”, agregó.
La preocupación en torno a esta situación es aún mayor si se la pone en relación con otra: que “no hay suficientes antimicrobianos en desarrollo y de hecho, la mayoría de las industrias farmacéuticas que se han dedicado al desarrollo de antibióticos quebraron”.
“El problema es que la industria farmacéutica se concentra en tener ganancias a través de tratamientos a largo plazo”, agregó.
La funcionaria aclaró que “no es que haya un faltante o carencia” de antibióticos para combatir las enfermedades, “pero si continuamos haciendo un uso indebido o exagerado” de estos fármacos disponibles en el mercado “se va a generar resistencia a ellos y ya no van a servir” sin que se hayan generado fármacos de reemplazo, cuyo desarrollo demanda “de 10 a 15 años”.
“Por eso no es cuestión solamente de investigación y desarrollo, porque si no resolvemos el problema de las recetas indebidas o cuando los diagnósticos de laboratorio no son buenos, en el momento en que hagamos disponibles estas nuevas drogas, las vamos a perder por las mismas razones anteriores”, explicó.
A su turno, la jefa de Unidad de Vigilancia, Evidencia y Fortalecimiento de Laboratorios, Prevención y Control de la RAM en la OMS, Carmem Lucia Pessoa-Silva aseguró que si bien a nivel global el monitoreo “aún no produjo datos representativos” porque muchos países aún no pusieron en marcha sistemas de vigilancia, «de todas maneras muestran altos niveles de resistencia casos de infecciones de sangre y urinaria”, explicó.
“Por ejemplo, en el tratamiento de infección de la sangre con escherichia coli a partir de antibióticos de primera línea vemos que la resistencia en muchos países es superior a 10 o 20%, lo que significa que el riesgo de fracaso es muy alto”, dijo Pessoa-Silva.
Por su parte, la jefa de la Unidad de Resistencia Antimicrobiana de la OMS, Silvia Bertagnolio, explicó que durante la pandemia se registró un sobreuso de antibióticos en pacientes internados por Covid-19 que podría impactar en la RAM.
“En marzo de 2020, la OMS empezó a recolectar datos de pacientes internados por Covid-19 para ver la proporción que a su vez tenían alguna infección bacteriana o patología vinculado con bacterias”, dijo.
Y del análisis de ese registro que incluye más de 1.500.000 casos, surge que “el 85% de los pacientes internados por Covid-19 recibieron a su vez terapia antibiótica” a pesar de que “solo 5% de ellos tenían una infección bacteriana concomitante” que ameritara esa medicación.
Por su parte la líder del Programa Especial de RAM de la OPS Pilar Ramón-Pardo explicó que “un problema tremendo que tenemos en toda la región es que las coberturas de vacunación no han conseguido alcanzar otra vez los niveles de la prepandemia”, a pesar de que son claves para combatir la resistencia antimicrobiana en la medida en que un menor número de infecciones redundará en un menor uso de antibióticos -ya sea bien o mal administrados-.
“Hasta hace muy pocos años, la mayor proporción de antimicrobianos se utilizaban en veterinaria y en producción pecuaria, pero eso ha ido mejorando con algunas regulaciones como parte de un movimiento para preservar su eficacia, dado que son críticos para la salud humana”, dijo Ramón-Pardo.
En 2018, por ejemplo, el Senasa prohibió el uso veterinario en Argentina de la colistina “debido a su importancia en la salud humana como herramienta terapéutica en el tratamiento de infecciones causadas por bacterias multirresistentes en humanos”.
Fuente: Télam