Superluna azul: ¿Nos afecta?
Superluna azul de agosto: ¿cómo puede afectarnos?
La Superluna azul de agosto tendrá lugar este 19 de agosto, para deleite de quienes vivan en lugares cuyas condiciones meteorológicas permitan verla en todo su esplendor. ¿Cómo puede afectarnos? De forma mucho menos espectacular, pero puede ejercer algún efecto.
Esta noche tendrá lugar un evento astronómico muy esperado por su espectacularidad: la Superluna azul de agosto, que no volverá a observarse hasta 2027. ¿La Luna puede afectar a la salud? Más allá de las supersticiones, mitos y leyendas, la respuesta es sí. De forma muy sutil, pero sí. La Luna tiene cuatro fases principales: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. La de este 19 de agosto será una Luna llena especialmente luminosa.
¿Qué es la Superluna azul?
La Superluna Azul o Luna de Esturión tiene un prefijo superlativo porque está en su punto más cercano a la Tierra (perigeo) y se muestra completa en el cielo nocturno. Pero no es azul, sino que recibe este apelativo por una licencia poética que indica que es la segunda luna llena que ocurre dentro de un mismo mes.
Para observar este fenómeno en toda su plenitud y poder apreciar una Luna hasta un 30% más brillante de lo habitual, es conveniente consultar en organismos fiables cuál es la hora más propicia en cada localización geográfica. En España será en torno a las 20:30.
Así afecta la Luna al sueño
Los posibles efectos -sutiles, como ya se ha dicho- en el organismo de la Superluna azul se deberán a su gran luminosidad. De la misma forma que nuestro satélite natural ejerce un efecto muy poderoso sobre las mareas, la rotación y la inclinación de la tierra, también influye en los ciclos de luz y oscuridad que rigen la actividad de numerosos animales, entre ellos los humanos.
Estudios recientes han demostrado que las diferentes fases lunares nos influyen a la hora de dormir. “Parece que el ciclo lunar puede modular considerablemente el sueño humano”, afirma Rybel Wix, miembro del grupo de trabajo de insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES). La especialista en neurofisiología clínica alude a una investigación reciente impulsada por diferentes universidades de Suecia.
En concreto, este trabajo analizó a más de 800 participantes usando la polisomnografía, una técnica que permite evaluar distintos patrones corporales mientras el sujeto se va durmiendo y se utiliza para diagnosticar trastornos del sueño. Los científicos analizaron factores que influyen en la calidad, continuidad y duración del sueño, así como la capacidad de conciliarlo, la dificultad para iniciarlo y mantenerlo, además de considerar la apnea obstructiva del sueño.
La investigación concluyó que, durante el periodo de luna creciente, los participantes del estudio registraron un descanso promedio más breve y menos eficiente. “Según el estudio, la duración del sueño es significativamente más corta en el periodo de luna creciente comparado con el menguante, con un aumento de la vigilia y de la latencia del sueño”, detalla Wix, quien añade que con respecto a la calidad, el tiempo de sueño profundo es mayor durante la fase menguante.
Estos cambios son impulsados por la iluminación de la Luna, que en realidad no emite luz por sí misma, sino que refleja la del Sol. “Con cada día adicional de la etapa creciente, la luna refleja más luz solar a la Tierra, alcanzando una iluminación máxima el día de luna llena. En contraste, durante la fase menguante, la luz que nos llega disminuye”, expone Wix. Y todo el exceso de luz nocturna al que nos exponemos perturba el sueño, “posiblemente debido a su efecto inhibitorio sobre la secreción de melatonina.
Otros efectos de la Luna sobre la salud
Otros efectos de la Luna son mucho más controvertidos, como su supuesta influencia en los partos o en la agresividad (promoviendo un mayor índice de delitos cuando está llena), por no decir totalmente inciertos. En cuanto a su influencia sobre el estado de ánimo, hay algún estudio que apunta cierto impacto en la evolución de las fases que conforman el trastorno bipolar, aunque de momento se trata de investigaciones con un reducido número de pacientes y, por lo tanto, muy preliminares.
Fuente: Cuidate plus