Tortícolis
Qué es
“Del latín tortus (torcido) y collis (cuello), se denomina tortícolis a una contractura de la musculatura cervical unilateral que genera una actitud mantenida del cuello en rotación y lateralización. Es decir, el cuello queda girado y lateralizado de manera sostenida en el tiempo”, define David Hernández Herrero, jefe de sección de Medicina Física y Rehabilitación en el Hospital La Paz.
Puede tener múltiples causas, que van desde las contracturas por malas posturas sostenidas, por ejemplo al dormir, hasta ser la manifestación de patologías como la distonía cervical, enfermedad neurológica en que se produce una contracción mantenida constante de un grupo muscular. También puede darse al nacer por malas posturas dentro del útero (la llamada tortícolis congénita).
Causas
Las causas de la tortícolis son múltiples, pero todas ellas pueden resumirse en la existencia de una contractura mantenida de la musculatura de un lado de la columna que genera la desviación cervical. Según Hernández Herrero, la causa en sí dependerá del tipo de tortícolis:
- Las congénitas suelen asociar acortamientos del esternocleidomastoideo.
- Las distónicas se deben a una disfunción del sistema nervioso.
- Las simples son debidas a contracturas por malas posturas.
Síntomas
Los síntomas de la tortícolis son de fácil detección. Normalmente, los pacientes sufren dolor cervical, movimiento limitado en la zona del cuello y rigidez del músculo esternocleidomastoideo. Además, se observa una postura anormal de la cabeza.
Otros síntomas característicos de la tortícolis suelen ser el dolor de cabeza y un ligero temblor de esta e hinchazón de los músculos del cuello, lo que provoca la limitación en los movimientos.
En cuanto a las tortícolis congénitas, un documento de la Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria indica que los síntomas aparecen entre las dos y cuatro semanas después del nacimiento, con una inclinación de la cabeza hacia el lado del esternocleidomastoideo (ECM) y con una rotación de la barbilla hacia el lado contrario. En las primeras semanas de vida, esto puede ser difícil de apreciar. En menos de un tercio de los casos se puede palpar un bulto sobre el ECM, mientras que en el resto puede apreciarse tensión en este músculo o no sentir ningún bulto al tacto.
Prevención
Dado que normalmente esta patología se adquiere por malas posturas, se recomienda tener especial cuidado en situaciones que puedan originarla, como al utilizar almohadas demasiado altas o bajas a la hora de dormir.
Además, se aconseja prestar especial atención al realizar actividades cotidianas como pasar mucho tiempo hablando por teléfono con una postura forzada y poco ergonómica o si llevamos a cabo movimientos bruscos del cuello.
Las técnicas de relajación y los estiramientos regulares de la zona cervical reducen el peligro en pacientes propensos a padecerla.
Tipos
“Hay una tortícolis simple por contractura muscular, y luego hay otras muchas en función del origen del cuadro que pueden ir desde la tortícolis congénita a la tortícolis neurológica por distonía, o por problemas de patología ósea de la columna cervical y la secundaria a lesiones que crecen a nivel del cuello (ganglios, abscesos por infecciones…)”, indica el experto.
Diagnóstico
“La tortícolis se diagnostica por la posición de la columna cervical lateralizada y rotada, acompañado de contractura y dolor. Lo que puede ser más complicado es diferenciar la causa de la tortícolis, es decir, por qué se ha producido la contractura muscular”, cuenta Hernández Herrero.
Sin embargo, con un examen físico es fácil determinar la aparición de la tortícolis. Esta exploración revelará una posición incorrecta de la cabeza y un acortamiento y rigidez de los músculos del cuello.
Esta prueba mostrará tres posibles causas por las que se ha producido la tortícolis:
- Una posición anormal de la cabeza que hace que esta se ladee o se incline hacia adelante o hacia atrás.
- Músculos en el cuello que son más largos o más cortos de lo normal.
- Toda la cabeza gira hacia un lado. Este representa el caso más grave.
Tratamientos
“Dependiendo de la etiología, los tratamientos para la tortícolis pueden ir desde los ejercicios de estiramiento de la musculatura cervical, la utilización de calor seco suave para ayudar a relajar el músculo, hasta el empleo de toxina botulínica para frenar la contracción mantenida del músculo distónico, o la fisioterapia para intentar estirar el músculo del neonato con tortícolis congénita”, detalla Hernández Herrero.
También se puede recurrir a analgésicos y relajantes musculares. Según este médico rehabilitador, “la utilización de collarín no suele ser efectiva en el tratamiento de la tortícolis. De hecho, muchas veces si el músculo contracturado es el trapecio, puede incluso ser contraproducente porque los collarines suelen hacer presión en este músculo. En ocasiones, después de algunos tratamientos se puede recurrir a los collarines para mantener la posición normal recuperada con el tratamiento”.
Otros datos
Prevalencia
“La prevalencia varía en función de la causa de la tortícolis. La congénita, por ejemplo, se da hasta en un 2% de los recién nacidos. La distonía cervical aparece en 3 de cada 10.000 personas. Pero la tortícolis simple puede producirse en cualquier individuo a lo largo de la vida por malas posturas”, explica el médico rehabilitador.
Fuente: Cuidateplus