El regalo de reyes
El momento de abrir los regalos que los Reyes han dejado es posiblemente el favorito del año en un niño. Sin embargo, puede que estos no cumplan las expectativas. La clave está en enseñar a lidiar con la frustración. A
Cuenta atrás para que las pantallas se inunden de niños arrancando papel de regalo. Correteos hacia el árbol de Navidad y mucha cara de sorpresa. Una tierna estampa que se repite. Sin embargo, hay otra que, aunque frecuente, no es tan querida por las cámaras: los lloros de los pequeños cuando comprueban que los Magos de Oriente no se han portado como esperaban. Y con la decepción, el llanto y el enfado.
“Notar al niño frustrado o triste es algo normal con su edad porque no entiende qué ha pasado. El foco habría que ponerlo en la frustración, una emoción que hay que empezar a trabajar pronto para que el menor no se convierta en un adolescente exigente”, cuenta a CuídatePlus Diana Sánchez, fundadora y directora de Psicólogas en Torrelodones. Por ello, la experta aconseja acompañar al pequeño con lo que siente, “incluso decirle que nosotros, los padres, también estamos tristes y que es algo que nos ha ocurrido también en otras ocasiones”.
En este sentido, Sánchez recuerda que los progenitores deben actuar como modeladores de la conducta ante la frustración. “No debemos ignorarla, pero tampoco exagerarla ni magnificarla”, afirma la psicóloga, y añade: “Debemos intentar estar calmados porque a veces la sensación de tristeza de haber fallado es la que va a ser más difícil de gestionar para ellos”. En definitiva, hay que acompañarlos, pero “es muy positivo también que a través de nosotros les enseñemos a lidiar con lo que sienten y aprendan”.
La frustración, una emoción inevitable y necesaria
La frustración no se puede ni se debe esquivar. No se puede porque “evitar confusiones con los regalos es imposible. El problema es que los niños pequeños cambian de opinión muchas veces. Puede que escriban una cosa en la carta y luego quieran otra, que lo que deseen se agote o que, en cualquier caso, sea difícil de conseguir”, detalla Sánchez.
No obstante, la decepción tampoco se debe eludir porque, como ya se ha mencionado antes, es necesaria para el aprendizaje del niño. De acuerdo con la experta, “forma parte de la vida. Nos encontramos con muchos padres que quieren evitar la frustración a sus hijos a toda costa, que no lo pasen mal por nada y esto es un error porque los niños deben aprender a lidiar con las emociones negativas para saber cómo gestionar situaciones futuras”. Así, deben saber que “la vida no es un cuento y que no siempre se cumplen nuestras expectativas ni nuestros deseos”. La tristeza no es una emoción mala, sino desagradable, subraya Sánchez, y hay que saber que es momentánea y pasajera. “Estas oportunidades son de oro para enseñar a nuestros hijos”, insiste.
Eso sí, la directora de Psicólogas en Torrelodones aclara que tampoco es bueno frustrar a los niños a propósito, ni, en caso de que estén decepcionados, “despreciemos sus emociones, ignorando o ridiculizándolos cuando se sienten mal”.
¿Qué puede ocurrir si se dejan pasar estas situaciones?
Un aspecto a tener en cuenta y al que alude Diana Sánchez es que no es positivo que el pequeño reciba todos los regalos que ha pedido, si estos exceden en cantidad. “Hay que empezar a darles una educación basada en no un consumo excesivo y en que no se puede obtener todo lo que queremos en la vida y tampoco pasa nada”.
¿Qué ocurre si los padres no explican esto? “Los niños se convierten en egoístas, que ya por sí mismos los son, pero se trata de un egoísmo debido a su desarrollo mental. Si dejamos pasar estas situaciones, no aprovechamos la oportunidad de educar”, responde.